Cuenta con 350 plazas a las que llegan personas derivadas del sistema de salud, de sus psiquiatras o de su centro de salud mental. Y cuenta también con un servicio de capellanía para hacer el acompañamiento espiritual. Al frente, Gerardo Dueñas, diácono permanente de la diócesis de Madrid y subdelegado episcopal de Pastoral de la Salud. «Aquí llega lo más complicado, cuadros muy deteriorados», cuenta. Sobre todo, los crónicos, que «se van deteriorando mucho con los ingresos». El trabajo pastoral en este ámbito tiene sus particularidades, porque «en España son los pobres de los pobres; nadie les hace caso, a nadie interesan».
En 2011, el cardenal Antonio María Rocuo Varela, entonces arzobispo de Madrid, pidió a Dueñas, a través de su vicario, que asumiera el acompañamiento espiritual en el hospital. «Llegué a la Pastoral de la Salud por la salud mental, que es la cenicienta de la pastoral». «Por el estigma», justifica, que afecta, en primer lugar, a los propios pacientes. «Si cojo el autobús en la parada del hospital, la gente se cambia de asiento», le han comentado en alguna ocasión. Después, el estigma familiar. «Es muy fuerte que tu hijo, o tu madre, esté ingresado en un psiquiátrico». «Los pacientes de salud mental son los leprosos de hoy en día», abunda. Además, en muchas ocasiones, detrás de ellos suele haber historias familiares «muy complicadas», porque la enfermedad tiene también un componente genético. Y luego pasa que muchos de estos pacientes no suelen tener familia propia, con lo que «se van quedado solos».
"Si cojo el autobús en la parada del hospital, la gente se cambia de asiento"
Y también hay estigma en el personal del hospital (no tanto médico y enfermeros), pero sí pasa que trabajar allí puede suponer un «shock» inicial, aunque luego la gente «está encantada». Reconoce Dueñas que a él también le sucedió al principio, pero rápido vio que «es el sitio donde tenía que estar; es mi primera responsabilidad pastoral». «Es estar donde nadie quiere estar».
"La vida está parada en un arcén, per ahí está Dios"
La capellanía no solo administra los sacramentos, que por supuesto, sino que sobre todo es «acompañamiento espiritual» a las personas, «buscando un sentido al sufrimiento, diciéndoles con la presencia que “no estáis solos, nos importáis”, y ahí encontramos a Dios«. Acompañando en el arcén, y esto es literal porque el hospital se encuentra en la vía de servicio de la carretera de Colmenar Viejo, «por donde nadie pasa; la vida está parada en un arcén, per ahí está Dios». Parece que estos pacientes, continúa el capellán, «están al margen de la sociedad, aunque por otro lado cada vez hay más problemas de salud mental: depresión, trastornos de la alimentación, ideas suicidas…».
A veces puede pasar que surja la duda: «¿Para qué voy a ir allí, qué voy a hacer con ellos?». La respuesta sale rápido: «Sufren igual, tienen las mismas dudas y también se preguntan por qué a ellos». El acompañamiento espiritual es animarles: «Dios responde diciendo “yo estoy aquí”; Jesús responde desde la cruz». «Duele cuando alguna vez un paciente mayor, anciano, ha muerto y no se puede avisar a nadie», se lamenta Dueñas. Incluso ha estado él solo en algún entierro, pero a pesar de todo o quizá precisamente por eso, «merece la pena estar aquí, porque en realidad somos su familia». Y así es, porque en este centro «incluso los ingresos breves son largos». Seis meses, mínimo, que dan «para conocer a la gente». «Yo no lo cambiaría por otro hospital», resume.
Jornada del Enfermo
La diócesis de Madrid inauguró el viernes 16 de febrero la Campaña del Enfermo 2024, que este año lleva por lemaDar esperanza en la tristeza. Lo hizo con la Jornada Diocesana de Pastoral de la Salud, un encuentro dirigido de manera especial a los capellanes de residencias y hospitales y a todos los voluntarios de Pastoral de la Salud, que tuvo lugar en la casa de las Hijas de la Caridad (General Martínez Campos, 18).