El niño de Belén viene a cambiarlo todo Los Orígenes del Crucificado
"Los relatos de la navidad son una precuela de la historia de Cristo en la cruz"
"La navidad es la fiesta de los que se resisten a la credulidad y se niegan a seguir espejismos"
"Cualquier religión que enseñe la resignación y la pasividad, o que a fuerza de la obediencia de muchos favorezca a unos pocos, no es la religión de la navidad. Jesús no nace para volverse decoración de templos, sino un cambio en los planes de todos"
"Cualquier religión que enseñe la resignación y la pasividad, o que a fuerza de la obediencia de muchos favorezca a unos pocos, no es la religión de la navidad. Jesús no nace para volverse decoración de templos, sino un cambio en los planes de todos"
Al mejor estilo de Star Wars, unos diecinueve siglos antes de George, otro 'Lucas' llevó a sus lectores al pasado de aquel protagonista que conocían tan bien. Otro tanto hizo 'Mateo', y de ahí las dos versiones del nacimiento de Jesús de Nazaret. Lejos de intentar contar detalladamente los pormenores del embarazo, parto y primera infancia de aquel niño galileo, lo que estos autores intentan es dejar claro que el hombre de la cruz es la respuesta de dios a todo lo que esperamos de él. Para eso toman los dos escenarios de fondo de la vida de Jesús: Tradición Judía e Imperio Romano, y cada uno elige las mejores señales para que a esos oyentes de finales del siglo I les tiemblen las piernas de asombro ante lo que significa Jesús.
En la tradición judía la expectativa sobre dios era variada, pero se centraba particularmente en la figura del 'Ungido', un ser humano al que dios enviaría en misión de liberar y consolidar, dotado de una fuerza especial y capaz de interpretar esa tradición de un modo definitivo. Se le llamaba 'Ungido' porque una de las formas de hacer un nombramiento oficial en el pueblo de la biblia era untar de aceite a la persona. Del hebreo se deriva la expresión 'Mesías' y del griego la palabra: 'Cristo'. A muchas personas en aquellos años nombraron 'Mesías' los distintos grupos religiosos e incluso autoridades como el Sumo Sacerdote judío. A Jesús lo nombran Mesías, tras su ejecución, sus amigos, sus cercanos, aquellos hombres y mujeres de los que había sido maestro y a quienes había enviado a hacer con la gente sencilla y sufriente lo mismo que él hacía: consolar, sanar, acompañar, y contarles su buena noticia.
Jesús es, entonces, el mesías de ese reciente y creciente movimiento que contaba su vida y sus palabras como cumplimiento de esa expectativa sobre dios. Lo sabían porque dios había vencido la muerte, la crueldad y el dolor al resucitar a Jesús, algo de lo que ellos eran testigos. Entonces, al hacer la precuela, al contar el origen de Jesús crucificado como la historia del Mesías, tanto 'Mateo' como 'Lucas' se esfuerzan de un modo sorprendente en que quienes les oímos tengamos esa certeza de que se acabó la espera, y en Jesús nos nace lo que tanto pedimos.
Los sueños de José, Belén, la horrenda matanza de los menores inocentes, el viaje a Egipto de José con la madre y el niño, son algunas de esas señales de 'Mateo' para contarnos que su historia es la historia del Ungido de dios tan esperado en la tradición Judía. Por su parte 'Lucas' con su historia de los dos ancianos sin hijos, las canciones de Zacarías, los ángeles, María y Simeón, el viaje a Belén y la insistencia en el Templo, también les deja claro a quienes están familiarizados con aquella tradición judía, que Jesús es su respuesta.
La historia de la navidad es la historia de todos los que esperan que dios escuche su voz, su grito, su anhelo o su llanto. Es la noticia fresca de la llegada de su ungido, de aquel en quien podemos encontrar todo lo que nuestro corazón está buscando y espera.
Es la historia del hombre de la cruz, cuya palabra y obra, cuya perspectiva y cuya causa son la más grande inspiración desde la que construir un proyecto de sentido y una relación distinta con dios, más cercana, más familiar, más inmediata y alegre. Ninguna religión de la navidad puede parecer un funeral intolerante. La navidad es la religión de la fiesta y el color que inunda la casa de los que se saben importantes en la mirada de un dios tan distinto. Adviento es recordarlo.
Cuando los autores 'Mateo' y 'Lucas' escriben sus textos sobre Jesús, la mayoría de sus oyentes - no eran 'lectores' pues se escribía para ser recitado en voz alta - ya conocían la historia del mesías crucificado por los romanos, al que dios había rescatado de la muerte. Y sus evangelios surgen para preservar una memoria que hasta ahora ha sido pura tradición oral de los testigos oculares y de quienes les conocieron y escucharon, pues esos testigos han empezado a desaparecer. Muchos de ellos asesinados también. De las muchas preguntas que surgen sobre Jesús: ¿Qué decía? ¿Qué hacía? ¿Por qué les pareció tan peligroso lo que hacía y decía? ¿Quiénes lo siguieron?, los relatos de la navidad intentan responder a las preguntas ¿De dónde salió Jesús? y ¿Quién era realmente?. Y el segundo escenario desde el que intentan responder esas preguntas es el contraste con el imperio romano. Para 'Mateo' y para 'Lucas' Jesús de Nazaret es el auténtico líder y señor del que podemos esperar lo que Roma promete pero no da. El Salvador.
Para el pueblo de Jesús, Roma es una amenaza a sus creencias y a su identidad, pero para las zonas no judías del imperio, por las que se extendió el cristianismo en el siglo I, Roma es la promesa, la expectativa de una vida mejor. Hay una especie de Roman Dream en el ambiente. Este es un imperio devorador y cruel, pero también capaz de ilusionar y prometer. La figura del César como el gran benefactor, con su propia religión en la que se le adora como 'hijo de dios' y 'pacificador', es una verdadera campaña, una propaganda que se grita por todo el mundo. De hecho, las decisiones imperiales, los sucesos de la familia del César, las conquistas de territorios, se anuncian como 'Buena Noticia' y la famosa PAX romana es la gran 'Marca País' que se publicita en todas sus provincias y que se promete como fruto de la victoria militar.
Los cristianos están convencidos de que la paz romana es un espejismo, lo saben, lo han vivido. Pero además en sus comunidades viven otro tipo de sociedad, han hecho vínculos distintos - desde las palabras de Jesús - y saben que en él sí hay respuesta y sí hay verdad. Ya no es el César el que trae la paz, es Jesús, él es el príncipe de la paz, no mediante la victoria, sino mediante la justicia. No por el cumplimiento de una ley o una sentencia, sino por la manera como se rehacen los vínculos y los status desde el amor de los hermanos. Los relatos de la navidad cuentan eso desde sus historias cargadas de señales y de símbolos. Quieren darle firmeza y solidez a la esperanza de las comunidades, que han visto el espejismo de Roma, y que han vivido el cumplimiento de la promesa del reino de dios en Jesús.
'Mateo' con su genealogía, con su concepción sin pareja, con su estrella que señala el nacimiento de Jesús, con sus sabios que viajan hacia occidente siguiéndola, con sus regalos, y con su énfasis en la Salvación, deja señales claras de aquel contraste entre Jesús y el Imperio. 'Lucas' con su énfasis en que Jesús es 'Hijo de dios' y su nacimiento es 'buena noticia'. Con su insistencia en la realeza y el señorío del bebé. Con el contenido revolucionario del 'Magníficat' y el 'Benedictus', con el mensaje de paz y salvación de los ángeles. Hace lo propio.
La navidad es la fiesta de los que se resisten a la credulidad y se niegan a seguir espejismos. De los que saben que no hay programa político, económico, ni religioso, capaz de cumplir lo que promete. La fiesta de los que saben que el mundo cambia desde el vínculo y la hermandad. Es el anuncio de una manera distinta de ver el mundo nuevo, su cultura, su sociedad, no como la promesa de los caudillos, ni desde los clichés de los ilusionistas, sino como una tarea posible en el amor de los sencillos y desde el poder de los aparentemente descartables.
La navidad es esa profunda alegría de los pobres, que levanta sospechas sobre las certezas de la ambición y pone en duda la capacidad de aquellos a los que consideramos importantes por su fama, su cargo o sus posesiones.
Una religión que adula y comparte el privilegio del estatus no es, y nunca podrá ser, la religión de la navidad. Una religión que no invita a dudar de las promesas y las propagandas del éxito, del poder y del mercado no tiene nada que ver con la buena noticia de Cristo.
Los relatos de la navidad de 'Mateo' y 'Lucas' funcionan como un trailer, un pequeño fragmento de avances de lo que se contará en el evangelio. Tienen la función de las oberturas de las obras clásicas, que te dejan saber en los primeros minutos, musicalmente, cómo será la obra completa. Todos los elementos que fueron cruciales en la vida de Jesús tal como se ha contado en las primeras generaciones de cristianos y que ahora, entre 50 y 70 años después, se fijan en una tradición escrita van a aparecer insinuados en los relatos de la navidad.
Empezando por el trágico e injusto final en la cruz, que como decisión de un poder político amenazado, ya se puede intuir en el relato de Herodes el Grande, paranóico por el nacimiento de un niño y decidido a exterminarlo a toda costa. Escena que encontramos en 'Mateo'. También el paso de una vieja religión de ritos y culpas a una nueva relación con dios de confianza y alegría, que 'Lucas' ejemplifica muy bien en las dos historias paralelas con las que inicia su relato: el viejo Zacarías en el templo y la jóven María en la aldea de Nazaret.
Para 'Mateo' es importante el vínculo único y genuino de Jesús con la ley y los profetas, él es su cumplimiento y su plenitud. Entonces, en la navidad se narran al menos 5 momentos en los que la vida de Jesús es el cumplimiento de una profecía. Para 'Lucas' la vida de Jesús es la reivindicación del lugar de los pobres en la historia de dios. Son su centro, sus protagonistas. El Jesús que gritará 'Felices los pobres', recibió su primera visita de unos pastores simples y nació de la mujer que cantó que dios los saciaría.
La promesa hecha a Abraham, de ser bendición para todas las naciones, se cumple - en 'Mateo' - en la misión de Jesús. En la última escena se despide enviando a los suyos a todas las gentes, algo que ya se podía intuir en aquellos sabios que siguieron la estrella para ir a verle. En el relato de 'Lucas' la vida de Jesús es el inicio de una gran misión, una expansión del reino de dios por la voz de narradores que contaban por el imperio su historia. Ya en la navidad, los pastores y Ana la mujer del templo, son los primeros misioneros que llevan la noticia.
Leídas con detenimiento, las historias de la navidad de 'Mateo' y 'Lucas' dan pistas para leer la historia completa de Jesús, abren la narración insinuando lo que vendrá, y preparan al oyente y lector para que la vida contada tenga tanto poder como la vida vivida. Quienes celebramos la navidad podemos perder de vista la profundidad de estos relatos al convertirlos en meros pretextos anecdóticos para la decoración o el rezo. Pero la historia de la navidad nos alienta, nos inspira, nos confronta y nos envía, cuando le permitimos anunciarnos a Jesús en toda su magnitud y su impacto. El niño de belén viene a cambiarlo todo.
La navidad es la fiesta de los que no quieren permanecer intactos, ni están dispuestos a que el mundo no sea un lugar mejor. Pero también los que saben que el modo de hacer algo al respecto no es el de las tácticas y los cálculos, sino el de la plena confianza en dios y su causa.
Cualquier religión que enseñe la resignación y la pasividad, o que a fuerza de la obediencia de muchos favorezca a unos pocos, no es la religión de la navidad. Jesús no nace para volverse decoración de templos, sino un cambio en los planes de todos.
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