El escandaloso pasado del nuevo Enviado Especial de la UE para la libertad religiosa

No solo defiende Figel’ actitudes xenófobas y homófobas sino también le persiguen sombras de plagio y corrupción

El pasado 6 de mayo —el mismo día en que al Papa Francisco se le otorgó el Premio Carlomagno— el Presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, anunció el nombramiento del político eslovaco Ján Figel’ como el primer Enviado Especial de la Unión Europea para la promoción de la libertad religiosa o de creencias fuera del espacio común. Tal y como recogió la nota de prensa de la Comisión, el mandato de Figel’ implica, principalmente, el fomento y la protección de la libertad religiosa o de conciencia en países terceros más allá de la Unión Europea. Pero dado que al nuevo Enviado Especial se le encargará un informe “en el contexto del diálogo continuado entre la Comisión y las iglesias y las asociaciones o comunidades religiosas” —y que él dará parte de su trabajo directamente al Comisario de Cooperación Internacional y Desarrollo, y no al Servicio Europeo de Acción Exterior, como hacen normalmente los enviados especiales— está claro que el puesto supondrá una participación significativa en las políticas internas de la UE también.



Es doblemente preocupante, por tanto, que Figel’ —conocido por sus actitudes xenófobas y homófobas, y perseguido por la sombra de escándalos de plagio y corrupción en su país nativo, la República Eslovaca— ocupe el puesto de Enviado Especial para la libertad religiosa. Lo que podría haber sido interpretado —o más bien, ha sido interpretado— como la respuesta de la Unión a la llamada del Papa Francisco al continente a redescubrir “una Europa que promueva y proteja los derechos de cada uno” ha sido apropiado para servir los propósitos de la parcialidad y la discriminación. Con la designación de Figel’, una trasnochada apologética católica —y los deseos de aquellos que implementarían una teocracia católica intolerante— han sido introducidos en Europa al amparo de la “libertad religiosa”.

“Es algo natural que Eslovaquia esté más abierta a los cristianos”

En diciembre del 2015 Eslovaquia presentó una denuncia ante el Tribunal Europeo de Justicia en contra de la decisión de la Unión Europea de asignarla una cuota de 2.300 refugiados de los 890.000 que habían llegado a las costas europeas durante aquel año. La controversia acerca de la crisis de los inmigrantes luego empañó la subsiguiente campaña electoral de 2015–16 para la cual Figel’ encabezó la lista del KDH, un partido eslovaco cristianodemócrata, pero en ningún momento durante la campaña cuestionó Figel’ el rechazo de su país a la cuota de refugiados. Pese a que en septiembre del 2015 Figel’ ya había puesto en duda la utilidad de una demanda como la mejor estrategia de Eslovaquia en las negociaciones —abogando, a su vez, por un diálogo razonado con las autoridades europeas con el fin de lograr condiciones más aceptables basadas en las posibilidades técnicas y económicas del país— al mismo tiempo dijo que, si los cristianos son el grupo más perseguido en Siria e Irak, “es algo natural que Eslovaquia esté más abierta a aceptar a refugiados cristianos”.

Es más, durante la campaña electoral del 2015–16, Figel’ calificó de forma consistente el reparto obligatorio de refugiados de “absurdo”, “equivocado” e “inútil”. Figel’ insistió también, en los meses de campaña, en una distinción entre “refugiados reales” y “migrantes económicos”. Respondiendo en febrero de este año a una acusación del Primer Ministro nacionalista Robert Fico que el KDH “importaría” migrantes musulmanes en el país, Figel’ dijo que estaba de acuerdo en que la “oleada” de refugiados no afectados por las guerras debería pararse, “ya que a Europa no se la puede abandonar al viento”. Una solución mucho más efectiva, según el candidato del KDH, sería remediar las causas de los problemas en los países de origen de los refugiados: una inquietud loable si uno se olvida del compromiso de Figel’ tanto de proteger la inversión que hizo Eslovaquia en la seguridad fronteriza durante su campaña de accesión a la UE como de incluir una referencia a Dios en la constitución europea.

Los “derechos humanos” les hacen el juego a intereses homosexuales, “ideología de género”

La propuesta de Figel’ de 2003 de incluir “o a Dios o a una referencia a las raíces religiosas” en la Carta Magna europea como “un valor importante para la mayoría de la población” y “un elemento unificador para las diferentes culturas” no es el único momento en que el político eslovaco ha tirado de su fe católica en su vida pública. A instancias de Figel’, en junio de 2014 el parlamento eslovaco aprobó una enmienda constitucional que rezaba que “el matrimonio es una unión única entre un hombre y una mujer” cuyo bien “la República Eslovaca protege y promueve decididamente”. La nueva provisión constitucional —que fue condenada inmediatamente por Amnistía Internacional como contraria a las leyes de la UE y de los derechos humanos— fue provocada por, en palabras de Figel’, las “tendencias actuales” en la “ideología de género”. De hecho, los problemas de Figel’ con la “ideología de género” han continuado en su rechazo al Plan de Acción 2016–2019 para las personas LGBTI propuesto por el gobierno eslovaco en octubre 2015 como un intento “de simplificar la vida de las personas que cohabitan en un enlace distinto al matrimonio”. En una carta que Figel’ escribió al Ministerio de Justicia eslovaco justo cuando el Plan fue publicado para la consideración del público, el político dijo que, además de interferir con los derechos de aquellos comprometidos con la vida familiar “tradicional”, “el material LGBTI sigue con la tendencia de crear normas exclusivas por encima de la ley que crean privilegios para una comunidad pequeña de gente basadas en su orientación sexual y en la así llamada identidad de género”.



Un doctorado a cambio de crear “un buen nombre para Eslovaquia”

A la aparente xenofobia y homofobia de Figel’ se le añaden al menos otros dos escándalos por los cuales ha cosechado una cierta notoriedad en su República Eslovaca: las acusaciones de plagio que rodean a su tesis doctoral de 2007, por un lado, y la sombra de corrupción que pende sobre su adquisición en 2003 de un apartamento en el casco antiguo de Bratislava, por otro.

En lo que se refiere al plagio, en agosto de 2012 el periódico eslovaco SMEreveló pruebas de que la disertación que Figel’ había presentado para obtener su título de Doctor en trabajo social en la Escuela de Medicina y Trabajo Social Santa Isabel en 2007 había sido copiada de un libro co-escrito en 2003 con el diplomático eslovaco Miroslav Adamiš. La tesis de Figel’ —la cual analizaba algunos aspectos claves de las negociaciones para admitir a Eslovaquia en la UE— hizo saltar las sospechas porque fue presentada en el ámbito de trabajo social, a pesar de que Figel’ se había formado como ingeniero. Y aunque finalmente Figel’ logró limpiar su nombre, todavía han quedado dudas acerca de la propiedad de otorgarle el título, ya que durante el proceso de la revisión académica correspondiente personas relevantes de la Escuela Santa Isabel admitieron abiertamente que la historia de Figel’ en defensa de intereses eslovacos en la UE fue “tomada en consideración” en la concesión del doctorado y que “hubiera sido diferente” si se hubiera tratado de cualquier otro estudiante.

Un piso en el centro por €1.813

Sobre el tema de posible corrupción en el pasado de Figel’ en la República Eslovaca, en 2003 se le obligó a que renunciara a un apartamento en el distrito Staré Mesto de Bratislava que él había alquilado desde 2001 hasta 2003 y que había adquirido en ese último año por el precio irrisorio de 54.390 coronas (€1.813). El piso —que lucía cuatro habitaciones y 156 metros cuadrados habitables— le había sido arrendado por el alcalde de Bratislava y compañero del partido en el KDH, Andrej Ďurkovský. Después de las acusaciones, no obstante, lanzadas por activistas cívicos de que había una trama de adquisiciones urbanísticas irregulares entre los concejales de Bratislava, Figel’ terminó donando el apartamento a una ONG local para niños.

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