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Vatican News).- Leer la extraordinaria experiencia de las mujeres, Doctoras y Patronas de Europa, que han iluminado la Iglesia, la historia y siguen hablando al mundo de hoy.
Teresa de Ávila, Catalina de Siena, Teresa de Lisieux e Hildegarda de Bingen, proclamadas Doctoras de la Iglesia, junto con Teresa Benedicta de la Cruz y Brígida de Suecia que, con Catalina de Siena, fueron declaradas Patronas de Europa en 1999.Sus vidas las que guían el congreso "Doctoras de la Iglesia y Patronas de Europa en diálogo con el mundo de hoy" promovido por la Universidad Católica de Ávila (UCAV), en colaboración con la Pontificia Universidad Urbaniana y el Instituto de Estudios Superiores sobre la Mujer del Ateneo Pontificio Regina Apostolorum.
Apoyo a las escuelas del Líbano
Dos días de ponencias y análisis, con motivo del Día Internacional de la Mujer, que también tienen un fin benéfico con el apoyo a proyectos de alfabetización y formación de jóvenes en el Líbano. En particular, se trata de donar ayuda al orfanato Centre Saint Charbel Fondation Marie Abel de la Congregación de las Hermanas de los Sagrados Corazones, de rito latino, al Father Roberts Institute Special School de las Hermanas Basilianas Soaritas, de rito greco-melquita, a la Oeuvre Sociale de la Jeune Fille Libanaise de las Hermanas Misioneras del Santísimo Sacramento, de rito maronita.
Teresa de Lisieaux, fragilidad sin tristeza
En su discurso, la hermana Simona Brambilla, Superiora General del Instituto Misioneras de la Consolata, se detuvo en la figura de Santa Teresa de Lisieaux, en su fragilidad, que ella misma amaba. Una pequeñez que evoca tanto la belleza como la humildad, pero sin tristeza; una fragilidad que ayuda a volver al Evangelio.
La hermana Brambilla recordó también la fragilidad de las misioneras javerianas asesinadas en Burundi en 2014, mujeres ancianas que optaron por volver a su pueblo, ofreciendo sólo una gran fuerza de espíritu y una hermandad que sigue siendo hoy un camino de evangelización. Teresa también sabía, como repite hoy el Papa Francisco, que nadie se salva solo, con su amor a la naturaleza anticipó la conciencia de que todo está conectado, otra frase clave en el magisterio del Papa.
Hildegarda de Bingen, la mirada al mundo interconectado
Ruberval Monteiro da Silva, monje benedictino y profesor del Pontificio Ateneo Sant'Anselmo, profundizó sobre la figura de Hildegarda de Bingen, que "veía el mundo unificado y unificador, un enfoque que se ha perdido a lo largo de los siglos". Una voz singular, era capaz de explicar de forma sencilla lo que los sabios contemporáneos no podían ni siquiera entender. Con sus visiones, nos mostró cómo sentir el aroma de Dios que se irradia sobre toda la creación.
Entre los ponentes estaba Emanuela Chiang, del VIS (Voluntariado Internacional para el Desarrollo), que trabaja en proyectos de cooperación al desarrollo en Oriente Medio y colabora con el Movimiento Laudato Si'. También ella se inspiró en el misticismo y la sensibilidad poco común de Hildegard, "una mujer del siglo XV que supo imponerse como mujer, monja y erudita y en la que todo está conectado".
Se subrayó el paralelismo entre la santa y Francisco de Asís, "en armonía respecto a la relación con la creación, como nos invita el Papa en la Laudato si'. Ella nunca dejó de mirar la naturaleza en su totalidad". Escribió sobre medicina, botánica y cosmología. Nos enseña -se dijo- la conexión con nosotros mismos, con la creación y con Dios. "Profunda conocedora del ser humano, sus reflexiones sobre el conocimiento del mundo, de uno mismo y de Dios como unicum representan su actualidad".
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