El filósofo, Elena Postigo y Antonio Garrigues conversan sobre Ciencia, Tecnología y Sociedad en Comillas Fernando Savater: "La única lucha contra la demagogia y el populismo es la educación. ¿Qué hubiera hecho Goebbels con Twitter?"
Garrigues Walker: “Todos somos culpables del populismo, no hemos hecho una oferta alternativa”
Postigo, sobre la eutanasia: “Es contradictorio que queramos alargar la existencia, y no nos planteamos mejorar la situación de las personas en su fragilidad”
“A mí no me preocupa la desigualdad, me preocupa la miseria”. El filósofo Fernando Savater dio la clave del ascenso de los populismos, durante una vibrante charla, organizada por la Cátedra Francisco José Ayala de Ciencia, Tecnología y Religión de Comillas, en la que intervino junto al abogado Antonio Garrigues Walker y la antropóloga Elena Postigo. Estuvieron moderados por el profesor Caamaño, director de la Cátedra, y Sara Lumbreras, asesora de la misma e ingeniera del ICAI.
Los populismos, el impacto de la tecnología, el transhumanismo, la manipulación genética, la desigualdad o la inmortalidad (incluyendo el debate sobre la eutanasia) fueron algunos de los temas abordados durante la conversación, en la que Savater y Garrigues se enzarzaron en una discusión sobre las causas del populismo y el impacto de las nuevas tecnologías, mientras que Elena Postigo trazó los límites éticos y biológicos de la manipulación de embriones, las posibilidades de que una persona pueda ser 'inmortal' o la curación de algunas enfermedades. “Hoy en día, algunas técnicas de geneterapia son inmorales”, destacó la experta.
Cuestionados por la desigualdad y las redes sociales, Garrigues apuntó que “es bueno que haya desigualdad para genera motivaciones, ejemplos y referentes, para intentar mejorar”. Otra cuestión es la lucha contra la desigualdad, donde las acciones políticas serían mucho más importantes que la tecnología”. Sin embargo, Savater fue algo más optimista: “Estamos preocupados por las 'fake news' porque hay 'news'. Durante siglos, la gente no tenía noticias de lo que pasaba en el mundo. Hoy sabemos mucho más del mundo que jamás”.
“¿Y eso te parece bueno?”, espetó Garrigues. “Tiene sus partes buenas, porque la cantidad de información que tenemos sobre el mundo es extraordinaria, pero también incrementa nuestra frustración, porque no podemos influir sobre ellas. Lo que hace falta no es informar, sino ayudar a 'navegar' en un mar de informaciones”.
Nacionalismos, populismos y demagogia
En lo tocante al populismo, el abogado pidió “aceptar que la culpa del populismo la tenemos los no populistas”. Para Garrigues, “todos los nacionalismos y populismos provocan un rechazo a la inmigración, sin darse cuenta de que la historia de la Humanidad es una historia de migraciones. Esto lo olvida Trump”.
El ponente insistió en que “el populismo nace porque se encuentra un espacio político vacío. Insultando a los populismos se les enriquece: Trump ganó metiéndose con todo el mundo. Hemos abandonado un espacio, por eso somos culpables del populismo: no hemos hecho una oferta alternativa válida a una ciudadanía necesitada de porvenir y de futuro”.
Trump ganó metiéndose con todo el mundo. Hemos abandonado un espacio, por eso somos culpables del populismo: no hemos hecho una oferta alternativa válida a una ciudadanía necesitada de porvenir y de futuro
Savater, por su lado, declaró que “populismos siempre han existido, es lo que antes se llamaba demagogia. ¿O no fueron demagogia y populismo el nazismo o el bolchevismo? Las guerras mundiales surgieron del nacionalismo”. El filósofo aseguró que, “hoy, las redes sociales dan una ventaja a la demagogia que antes no tenía. Los grandes demagogos, como Goebbels... ¿qué hubiera hecho con Twitter?”.
En su opinión, “la única lucha contra la demagogia y el populismo es la educación. Es lo que hace que los hijos de los pobres no sean pobres. Es la apuesta de la educación: cambiar la fatalidad histórica, que lleva al demagogo, que llega apoyado por la ignorancia”.
Eutanasia y paliativos
Respecto a la eutanasia, Elena Postigo consideró “contradictorio” que “queramos alargar la existencia, y no nos planteamos mejorar la situación de las personas en su fragilidad”. “En España necesitamos un debate y una reflexión amplia sobre esta cuestión, y no sólo hablar desde emociones televisadas”, subrayó la antropóloga, quien admitió las derivadas éticas, culturales, religiosas, ideológicas y legales de esta cuestión.
“Nos merecemos un debate amplio, para hacer lo que tengamos que hacer, pero en profundidad. La implementación de los cuidados paliativos en España es una tarea pendiente”.