Informe de Competitividad del País Vasco 2019 Orkestra plantea la necesidad de acelerar la transformación económica y empresarial de Euskadi
La mayoría de los indicadores económicos y sociales han mejorado. Empleo, innovación e internacionalización son los principales retos
Las previsiones apuntan a un cambio profundo en la estructura sectorial y ocupacional. Es conveniente una mayor complementariedad entre política educativa y política industrial
| Universidad Deusto
El diagnóstico elaborado por Orkestra revela que el País Vasco está avanzando hacia un modelo de competitividad socioeconómica equilibrado en el que tanto los indicadores de comportamiento económico como los de tipo social están evolucionando de forma positiva. Sin embargo, existen algunos retos que el Informe de Competitividad 2019 sitúa entre las prioridades a abordar con mayor intensidad en el futuro más inmediato. Entre ellos destacan los aspectos relacionados con el empleo y el desarrollo de competencias profesionales adaptadas a las necesidades del mercado.
Euskadi mantiene, en general, una posición favorable en los indicadores económicos y sociales situándose entre las regiones europeas con mayores niveles de renta y menores tasas de pobreza. El informe 2019 de Orkestra muestra que la competitividad del País Vasco se ha reforzado en distintos ámbitos y obtiene buenos resultados para la ciudadanía en términos de bienestar. El indicador de ‘PIB per cápita’ ha mejorado posiciones con respecto al año anterior y ha descendido el porcentaje de personas que no pueden hacer frente a gastos imprevistos. Sin embargo, el informe también identifica retos de mejora claves para tener unas bases de bienestar sostenibles.
Uno de esos retos incide en distintos aspectos relacionados con el empleo. La población más joven y las personas mayores de 55 años son las más afectadas por el desempleo, siendo los desempleados de larga duración quienes encuentran mayores dificultades para incorporarse a un puesto de trabajo, si bien este dato ha mejorado ligeramente con respecto al año anterior (4,7% frente al 5,5%).
Esta delicada situación exige continuar desarrollando acciones formativas, nuevos incentivos fiscales para su contratación y políticas sociales para evitar que situaciones de falta de trabajo puedan desembocar en exclusión social. Asimismo, es necesario seguir mejorando la calidad de las nuevas contrataciones en aspectos como los salarios, la temporalidad, el trabajo a tiempo parcial o el impulso de trayectorias profesionales atractivas para el aprendizaje y desarrollo de las personas.
Desde el punto de vista del comportamiento empresarial, la empresa vasca está manteniendo una buena capacidad de competir en términos de productividad y costes. En el aspecto financiero, las empresas han mostrado aversión al riesgo y han reducido su endeudamiento y fortalecido sus fondos propios. En innovación, se sigue apreciando una cierta fortaleza en innovación tecnológica frente a la debilidad en la innovación no tecnológica, especialmente entre las pequeñas empresas. Dentro de la diversidad del tejido empresarial, destaca un núcleo de empresas industriales de mayor tamaño que están desarrollando una importante actividad innovadora. El 17% de estas empresas comercializan productos nuevos para el mercado, frente al 6,5% de la media europea.
En el último año se ha consolidado también la internacionalización de la empresa vasca, si bien muy concentrada en algunas empresas y actividades. Aunque ha disminuido el número de empresas que exportan sus productos y servicios, ha crecido el porcentaje de empresas que exportan de manera regular y el valor medio de las exportaciones por empresa. El valor de las exportaciones de las empresas vascas en 2018 alcanzó la cifra de 25.000 millones de euros, lo que supone un incremento del 6,8% con respecto a 2017. En este apartado, el Informe recomienda tratar de aumentar el volumen exportador de cada empresa con políticas que impulsen este crecimiento, en paralelo a un efecto tractor hacia las empresas que dan sus primeros pasos en la apertura a mercados exteriores.
El informe elaborado por Orkestra alerta sobre el impacto que algunas tendencias mundiales e incertidumbres de naturaleza sociopolítica y económica van a tener sobre la evolución de la competitividad y el bienestar en Euskadi. Entre las primeras, el estudio destaca el envejecimiento, la digitalización, la automatización de los procesos productivos o el cambio climático; y entre las segundas, el Brexit, las guerras comerciales iniciadas por Estados Unidos o la inestabilidad en algunos países de Latinoamérica como Argentina, Brasil, Venezuela o Colombia, que son un área clave para las empresas vascas.
En ese sentido, Orkestra recomienda desarrollar políticas proactivas que aceleren la transformación empresarial del tejido industrial vasco. Asimismo, aprovechar la situación financiera saneada de las empresas, para invertir en áreas como la formación de los trabajadores, mejorar la calidad del empleo, impulsar la actividad de I+D e innovación y consolidar la internacionalización.
Competencias profesionales del futuro
Los aspectos relacionados con el futuro del empleo han llevado a Orkestra a realizar un análisis en profundidad sobre las competencias profesionales en Euskadi, su situación actual, las iniciativas puestas en marcha desde el sistema educativo y empresarial, y las necesidades existentes en una economía en transformación. Se trata de un diagnóstico de especial relevancia, ya que la propia Unión Europea, en la nueva fase de su política RIS3, propugna un mayor enfoque en el desarrollo de competencias.
El principal desajuste identificado por Orkestra es el que sitúa al País Vasco como una de las regiones europeas con mayor nivel de sobrecualificación, aunque detrás de los resultados generales pueden existir realidades diferentes según perfiles profesionales. El análisis revela que, en general, no hay evidencia de falta de competencias profesionales y que, en muchos casos, una mejor definición de las carreras profesionales y de otros aspectos laborales podría ayudar a reducir esa carencia de perfiles profesionales concretos manifestada, en ocasiones, desde el entorno empresarial.
En esa misma línea, con una situación de sobrecualificación, las estrategias de atracción de talento deberían ceñirse a perfiles no existentes, que favorezcan la diversidad y la conexión internacional y que impulsen la multiculturalidad de los equipos directivos de las empresas.
Por todo ello, Euskadi debe seguir trabajando en reforzar un enfoque complementario entre política educativa y política industrial. Más aún, abordar los retos formativos requiere la colaboración de todos los agentes y una mirada multidisciplinar y de largo plazo, y propiciar el diálogo entre empresas, sistema educativo, gobierno y sociedad.
Las predicciones del empleo apuntan a un cambio profundo en la estructura sectorial y ocupacional. La manufactura experimentará una pérdida de peso en el mercado laboral, frente al ascenso de los servicios empresariales vinculados a la industria. En la CAPV las ocupaciones de nivel intermedio experimentarán un notable crecimiento entre 2018 y 2030, pasando del 46,7 % al 51,7 %, mientras que las de cualificación superior se reducirán del 33,9% al 32,2%. En ese mismo periodo, más del 85 % de las oportunidades totales de empleo de la CAPV corresponderán a procesos de remplazo de profesionales.
En cuanto al impacto de las tecnologías en la destrucción de empleo, observando las experiencias internacionales, no existe un patrón uniforme, por lo que existe un gran margen de actuación. Una vía para ello puede ser la adaptación de sus capacidades, la sofisticación de las ocupaciones con mayor riesgo de automatización y favorecer transiciones hacia ocupaciones con menor riesgo.
En esa visión de futuro, por un lado, se generarán nuevas oportunidades de empleo más sofisticado, pero por otro hay un foco de preocupación en la calidad del trabajo, ya que aumentarán el trabajo autónomo, temporal y a tiempo parcial no deseados, y las desigualdades entre trabajadores. Por ello, se percibe la necesidad de seguir desarrollando medidas dirigidas a los sectores más debilitados desde el punto de vista del empleo, con el objetivo de evitar que estas situaciones puedan derivar en exclusión social.
En lo que respecta al sistema de formación, las universidades y el modelo de FP vascos están respondiendo de manera positiva a los retos que, de manera global, se presentan para los sistemas de formación de competencias. En los últimos años el sistema universitario vasco ha empezado a desarrollar novedosas iniciativas (dual, alianzas con los centros de FP…) que pueden llegar a ser un referente. En cuanto al modelo vasco de FP, que es un referente internacional, debe superar la percepción todavía existente de ser un aprendizaje de segundo nivel y avanzar hacia las demandas de una economía terciarizada y urbana, sin olvidar la atracción de mujeres y de alumnado foráneo.
En esta nueva visión del sistema de formación de competencias, la empresa es un agente clave y debe convertirse en un espacio para el aprendizaje. Las empresas deben hacer frente a la escasez de competencias específicas y asumir un papel activo en su desarrollo.
La dificultad para desarrollar espacios de aprendizaje en las pymes, requiere apoyos específicos, incentivos económicos, marcos regulatorios favorables, organizaciones intermedias y apoyo a sus instructores. Y se hace necesario también revisar la bonificación fiscal por formación existente en la actualidad, ya que impulsa el desarrollo de acciones formativas no estratégicas entre las empresas vascas.
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