Renzo Fratini: un hombre de Rouco que no quiso entender a España El Nuncio se marcha lanzando una 'bomba' que dinamitará las relaciones Iglesia-Estado
La herencia de Fratini: una veintena de obispos lideran la oposición al Papa en España
Durante varios años, el tándem Fratini-Rouco impuso sus nombres en el Episcopado español. La llegada de Francisco descolocó a ambos.
Sanz, Reig, Pérez, Munilla, Herráez, Martínez, Demetrio, Braulio... el Papa lo tiene difícil para la refoma en la Iglesia española. El próximo mes de marzo, elecciones en la CEE
Sanz, Reig, Pérez, Munilla, Herráez, Martínez, Demetrio, Braulio... el Papa lo tiene difícil para la refoma en la Iglesia española. El próximo mes de marzo, elecciones en la CEE
En agosto de 2009, el Papa Benedicto XVI nombraba a Renzo Fratini nuncio en España. Una designación directamente sugerida por el entonces todopoderoso cardenal Rouco Varela, quien no había podido soportar su derrota en 2005 a manos de Ricardo Blázquez, propiciada entre otros por el anterior representante papal, Manuel Monteiro de Castro.
Un hombre de Rouco, para apuntalar la restauración que el cardenal de Madrid había comenzado en tiempos de Juan Pablo II, y que se había topado con resistencias entre los obispos moderados, que encontraron en Monteiro de Castro un apoyo al omnímodo poder del purpurado gallego. Desde su llegada, Fratini se entregó a fondo perdido a esta misión, logrando óptimos resultados para el cardenal y para un futuro de la Iglesia española que en pleno Gobierno Zapatero, volvía a ser faro de Occidente frente al matrimonio gay y la entrada de Educación para la Ciudadanía.
La primera derrota de Rouco
Con lo que no contaba el cardenal Rouco era con la llegada al pontificado de Jorge Mario Bergoglio, en marzo de 2013. Un Papa al que Rouco no votó y que rompió con la dinámica de una Iglesia enfrentada con el poder. La primera gran pugna demostró que los tiempos habían cambiado: pese al empeño del dúo Rouco-Fratini (que querían imponer a Fidel Herráez), el Papa nombró directamente a su hombre en Madrid: Carlos Osoro. Después, hizo lo propio en Barcelona, designando a Juan José Omella. A ambos los hizo cardenales y les otorgó cargos en Roma. Omella, especialmente, sucediendo a Rouco en la todopoderosa Congregación de Obispos, encargada de nombrar a los nuevos prelados.
Pese a todo, las palabras del Nuncio en su despedida han sorprendido, y mucho, a los obispos españoles. No es normal que el decano del Cuerpo Diplomático desbarre de esa manera en su despedida. "Como dicen en Madrid, para lo que le quedaba en el convento, se ha cag... dentro", afirma un eclesiástico con muchas horas de vuelo respecto a las declaraciones de Fratini sobre Franco, el Valle o el futuro Gobierno.
El caso de Fratini no es, por desgracia, el único entre el Episcopado español, que durante años se sumó a las tesis más ultraconservadoras de la Iglesia, especialmente en lo moral, y que todavía no ha sabido comprender el cambio que ha supuesto la llegada -hace ya seis años- del Papa Francisco.
Elecciones en marzo
Al menos una veintena de prelados, todos ellos vinculados a Rouco Varela, desafía al Gobierno e intenta obstruir sus medidas. Muchos de ellos, además, fueron promovidos durante esta década de tándem Rouco-Fratini. La exhumación de Franco, la inmatriculación de bienes a nombre de la Iglesia, la inmigración, la 'ideología de género' o la moral sexual son algunos de los ejemplos en los que estos prelados se han posicionado claramente con las actitudes de los sectores más conservadores -vinculados a HazteOir o las ramas más cercanas a Vox de entre los kikos o el Opus Dei-.
Una lucha -más o menos soterrada- en el seno del Episcopado español, que tendrá su batalla final el próximo mes de marzo cuando se elija a la cúpula de la Conferencia Episcopal. A sus 78 años, se da por seguro que el cardenal Blázquez -un moderado- no será reelegido, y de quién sea el presidente del Episcopado, y el nuevo nuncio, dependerá el futuro de la Iglesia española. De lo segundo se encarga Roma (que negociará con el Gobierno un nombre de consenso). De lo primero, los propios obispos.
Obispos anti-Francisco
¿Quiénes son estos obispos que defienden una vuelta a la Iglesia de Juan Pablo II y Benedicto XVI, frente a la reforma que plantea el Papa Francisco? Junto al cardenal Rouco -que a sus casi 83 años, y ya emérito, sigue ejerciendo el liderazgo moral en el sector ultra-, dos decenas de obispos. Algunos, muy conocidos en los medios, como el obispo de Alcalá, Juan Antonio Reig, conocido por sus 'pseudoterapias' para 'curar' la homosexualidad y los famosas homilías denunciando que los gays encontraban en Infierno; otros, con mayor predicamento en el interior de la Iglesia, como Fidel Herráez, arzobispo de Burgos (y delfín de Rouco para Madrid. La elección de Osoro supuso, de hecho, la primera ruptura entre el Vaticano de Francisco y la Nunciatura de Fratini-Rouco), o el auténtico 'tapado' para presidir la CEE entre el sector conservador: el arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz.
El obispo de Cádiz y Ceuta, Rafael Zornoza, recientemente condenado a indemnizar a una limpiadora que trabajaba en un convento sin cobrar, o por desahuciar a familias que llevaban décadas viviendo en casas de la diócesis, es uno de los más cercanos a las tesis de Vox. Algo especialmente grave por ser el prelado responsable de ambos lados del Estrecho. No es el único que ha mostrado su cercanías al partido de Abascal. El obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, o el todavía arzobispo de Toledo -se espera que el Papa acepte su renuncia en breve-, Braulio Rodríguez, también se encuentran en esta lista.
Inmatriculaciones e ideología de género
José Ignacio Munilla, en San Sebastián, o Francisco Pérez, en Pamplona, son otros de los dos prelados ultraconservadores que más han atacado la ideología de género y, por contra, quienes áms han defendido la legalidad de las inmatriculaciones de la Iglesia. Navarra, de hecho, es una de las zonas de España donde el Arzobispado ha llenado el registro con edificios, parques y campos (más de un millar entre 1998 y 2015). Ambos han sido especialmente beligerantes contra la memoria histórica, que ha vuelto a colocar a la Iglesia española -las polémicas palabras del Nuncio sólo son la punta del iceberg- en la línea de lo que fue durante los años de la dictadura: un apoyo a los vencedores de la Guerra Civil, y una herramienta útil al servicio del Régimen.
La falta de colaboración de la CEE en lo relativo a la exhumación de Franco -la momia puede, incluso, acabar en La Almudena, aunque es cierto que el cardenal Osoro, y el secretario de Estado vaticano, Pietro Parolin, aseguraron que la Iglesia (salvo el prior Cantera) no sería un obstáculo- es buena muestra de ello.
El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, es otro de los líderes silenciosos de la Iglesia antiFrancisco, como el anterior portavoz de la CEE -y actual obispo auxiliar de Madrid-, Juan Antonio Martínez Camino, quien lideró junto a Rouco las manifestaciones anti-Zapatero que llenaron las plazas de Colón y Lima durante muchas Navidades, con el inexcusable apoyo de los Kikos y HazteOir.
La herencia del Nuncio
El arzobispo de Granada, Javier Martínez; el obispo de Bilbao, Mario Iceta; o prelados menos conocidos como los de Segorbe-Castellón, Casimiro López Llorente (uno de los máximos defensores de la clase de Religión obligatoria en la escuela pública) o el de Cartagena-Murcia, cuyo auxiliar presidió misas en honor a Franco en el seminario, son otros ejemplos de un Episcopado que, aunque en su mayoría se muestra moderado, mantiene un nutrido -y unido- grupo ultraconservador.
Son la herencia del dúo Fratini-Rouco, que amenaza con volver a tomar el poder en la CEE en las elecciones de marzo. Frente a ellos, los hombres del Papa en España -fundamentalmente, Omella y Osoro-, y el futuro Nuncio, habrán de contrarrestar el auge de los 'cachorros' del nuncio saliente y del cardenal emérito de Madrid.
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