Colocado por Rouco Varela, la llegada de Francisco descolocó a Renzo Fratini El adiós tranquilo del Nuncio que no supo reinar
El arzobispo italiano deja España después de una década en la que la Nunciatura perdió protagonismo en la vida eclesial y política
Su sucesor, que ya está nombrado, conoce la Nunciatura mejor que su actual inquilino. Y tiene hilo directo con el Pontífice
Aunque era un secreto a voces desde hace meses, ayer fue la primera ocasión en la que, en público, se oficializó la salida del Nuncio de Su Santidad en España, Renzo Fratini. El rector de Comillas, Julio L. Martínez, sj., cerró el congreso de Transhumanismo agradeciendo su presencia a Fratini, y deseándole los mejores deseos ahora que abandona nuestro país y regresa a Roma.
"Lo único que puedes decidir cuando te designan en algún cargo es cómo despedirte. En este caso, como jubilarte". Después de una década en España, Fratini mantiene una charla distendida con este periodista y otras dos personas. No ha sido muy amigo de los medios el italiano, que deja nuestro país habiendo concedido a penas un par de entrevistas a distintos medios.
Nombrado directamente por el cardenal Rouco Varela para sustituir a Monteiro de Castro, el único que supo plantar algo de oposición en los años más duros, en los que nada se movía sobre la Iglesia española sin que lo supiera el 'vicepapa' de Villalba, Fratini no supo reinar más allá de los muros del palacio de la Avenida de Pío XII.
La elección de Francisco y el ocaso de Rouco
El 20 de agosto de 2019 cumpliría diez años en el cargo. Unos años complicados, en los que la Iglesia española se ha visto sacudida por diversos escándalos, que Fratini no supo, o no quiso, gestionar. La elección de Francisco y el ocaso de Rouco Varela acentuó uno de los grandes problemas de la delegación papal en España: hace tiempo que los nuncios no eligen a los obispos, ni son el canal de comunicación preferido por Roma. En los años de Juan Pablo II y Benedicto XVI, lo fue Rouco. Con Bergoglio, otros.
Poco a poco, Fratini fue desapareciendo, hasta convertirse en un personaje casi inexistente. No quiso protagonismo, y no lo tuvo. Ahora, se marcha tranquilo. Dicen que su sucesor, que ya está nombrado, conoce mejor la Nunciatura que su todavía inquilino. Y que tiene hilo directo con Francisco. Tal vez así el Nuncio vulva a tener 'mano' para elegir los obispos que necesita la Iglesia española para no perder el tren.