El Señor es mi pastor



En el Salmo 22 se recoge una imagen muy sentida por un pueblo que sabía mucho del campo y sus costumbres.

Yahvé, el Dios de sus padres, a veces tan lejano, era también un Dios cercano, que cuida y acompaña a su pueblo.

Esta cercanía se hizo aún más fuerte en Jesús.

Él no sólo quiso llamarse a sí mismo "el Buen Pastor",
sino que se hizo uno de nosotros,
compañero de camino,
hermano mayor,

en este caminar difícil hasta el final de los tiempos.

El Señor es mi pastor,
nada me falta,
nada me falta.
El Señor es mi pastor.


El Señor es mi pastor,
nada me puede faltar.
En praderas de hierba fresca
él me hace reposar.

El Señor es mi pastor,
nada me falta,
nada me falta.
El Señor e mi pastor.


Me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su Nombre.

El Señor es mi pastor,
nada me falta,
nada me falta.
El Señor es mi pastor.


Aunque pase por valles de tiniebla,
ningún mal temeré;
porque Tú, Señor, vas conmigo.
Tu vara y tu cayado me sosiegan.

El Señor es mi pastor,
nada me falta,
nada me falta.
El Señor es mi pastor.


Preparas ante mí una mesa,
enfrente de mis enemigos.
Me unges la cabeza con perfume
y mi copa rebosa.

El Señor es mi pastor,
nada me falta,
nada me falta.
El Señor es mi pastor.


Tu bondad y tu amor me acompañan
todos los días de mi vida.
Y habitaré en la Casa del Señor
por años sin término.

El Señor es mi pastor,
nada me falta,
nada me falta.
El Señor es mi pastor.



Letra: Salmo 22 //Versión-Adaptación: Juan Antonio Espinosa
Música: Juan Antonio Espinosa

--- La grabación, junto con 12 canciones más, se encuentra en el CD "A los que ama el Señor", y la partitura en el libro del mismo título (EDIBESA, telef. 91 345 19 92 // www.edibesa.com)

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