"La operación se facilitaría si contara con el apoyo de la Conferencia Episcopal Española" Tamayo: "Espero que se inicien pronto las des-inmatriculaciones y una de las primeras, si no la primera, debe ser la Mezquita"
"La Iglesia católica se apropió de un espacio considerado sagrado, que en este caso tiene carácter interreligioso cristiano-musulmán, e impide el acceso a personas creyentes de otras religiones estrechamente vinculadas a la Mezquita como es la comunidad musulmana, que la construyó"
"Además de la apropiación y mercantilización de un espacio religioso, se produce la apropiación y mercantilización de una obra arquitectónica declarada en 1984 Patrimonio de la Humanidad"
"Solo siendo espacio cívico abierto a todos los ciudadanos y ciudadanas, puede convertirse en lugar de diálogo y encuentro de las diferentes ideologías, creencias, increencias y cosmovisiones"
"Solo siendo espacio cívico abierto a todos los ciudadanos y ciudadanas, puede convertirse en lugar de diálogo y encuentro de las diferentes ideologías, creencias, increencias y cosmovisiones"
“Treinta euros”. Ese fue el precio que pagó la Iglesia católica cordobesa por registrar a su nombre la Mezquita Córdoba en 2006, sin duda uno de los mayores y más escandalosos pelotazos urbanísticos, si no el mayor, de nuestra historia, y una de las operaciones urbanísticas más fraudulentas, incluso legalmente legitimadas.
Cuatro son, a mi juicio, las contradicciones que implica dicha operación. La primera consiste en que una institución privada como es la Iglesia católica, amparándose en una ley franquista reformada por el presidente José María Aznar para beneficiar a la Iglesia católica, se apropiara de un monumento del que nunca fue propietaria, como confirmó el grupo de expertos en el informe entregado al Ayuntamiento de Córdoba.
Se apropió de un espacio considerado sagrado, que en este caso tiene carácter interreligioso cristiano-musulmán, e impide el acceso a personas creyentes de otras religiones estrechamente vinculadas a la Mezquita como es la comunidad musulmana, que la construyó y que actualmente cuenta con 1500 millones de seguidores en el mundo y con cerca de dos millones en España.
La segunda contradicción tiene que ver con la relación entre el mercado y lo sagrado. La Mezquita está siendo objeto de mercantilización en beneficio del Cabildo Catedralicio de Córdoba a través de los ingresos que consigue con las entradas de turistas, en torno a dos millones de personas en 2019, entre visitas diurnas y nocturnas entre dieciocho y veinte millones de euros, por los que no tributan ni tienen control por parte del Ministerio de Hacienda.
La tercera contradicción es que, además de la apropiación y mercantilización de un espacio religioso, se produce la apropiación y mercantilización de una obra arquitectónica declarada en 1984 Patrimonio de la Humanidad. Estamos ante una mercantilización de dos bienes inmateriales, la cultura y la religión, que en el terreno religioso se llama simonía y en el cultural explotación económica.
A estas contradicciones cabe añadir una cuarta, que quizá sea la más grave. Negando la vinculación de la Mezquita con el islam, el catolicismo oficial cambia de horizonte hermenéutico y hace una interpretación de la herencia islámica desde el cristianismo, lo que supone un falseamiento interpretativo. El canónigo archivero de la Mezquita-catedral de Córdoba, Manuel Nieto Cumplido, afirmó en su libro La Mezquita de Córdoba que esta es “el último edificio helenístico” construido bajo las influencias de la Roma clásica y del arte bizantino, no del arte musulmán.
El mismo argumento osó utilizar el actual obispo de Córdoba, Demetrio Fernández, en la revista 17. Un análisis del estado de la cultura en Córdoba: “Los Omeyas –afirma- no tenían arquitectos propios, ni crearon un arte musulmán. Fueron a por sus paisanos cristianos de Damasco y los trajeron a Córdoba. A la pregunta de si la Mezquita es un arte musulmán, el obispo responde. “Es cristiano bizantino. Los moros solo pusieron el dinero”.
Amén de analizar las contradicciones de la inmatriculación de la Mezquita de Córdoba por la jerarquía de la Iglesia católica, esta reflexión quiere ser un compromiso ético, cívico y religioso en apoyo de la iniciativa que reclama la Mezquita de Córdoba como lugar abierto a la ciudadanía para disfrute público gratuito –no venal- de una obra culturalmente tan emblemática.
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Solo siendo espacio cívico abierto a todos los ciudadanos y ciudadanas, puede convertirse en lugar de diálogo y encuentro de las diferentes ideologías, creencias, increencias y cosmovisiones. La situación actual de apropiación ilegítima y de confesionalización uni-religiosa de la Mezquita por parte de la jerarquía de la Iglesia Católica se sitúa en las antípodas del pluriverso religioso, cultural, étnico y político, y es contraria al espíritu de convivencia concorde que debe reinar en una sociedad intercultural e interreligiosa.
Espero que se inicien pronto las des-inmatriculaciones y una de las primeras, si no la primera, debe ser la Mezquita, Patrimonio de la Humanidad. La operación se facilitaría si contara con el apoyo de la Conferencia Episcopal Española y no con su obstrucción. Sería una demostración de que, tras el largo mandato del cardenal Rouco Varela, ha cambiado realmente, ya que el cambio se demuestra con hechos.
Profesor emérito de la Universidad Carlos III de Madrid. Autor de Hermano Islam (Trotta, Madrid, 2109)