"¿Por qué el presbítero de parte la Hostia en el momento de la consagración?"

Un hermano me preguntó esto:




"¿Por qué el presbítero de parte el pan en el momento de la consagración?"




Partamos de lo que ya nos avisa el nº 55 de la Instrucción Remdemptionis Sacramentum sobre algunas cosas que se deben observar o evitar acerca de la Santísima Eucaristía:




"En algunos lugares se ha difundido el abuso de que el sacerdote parte la hostia en el momento de la consagración, durante la celebración de la santa Misa. Este abuso se realiza contra la tradición de la Iglesia. Sea reprobado y corregido con urgencia."




Por lo tanto una afirmación ya podemos hacer:




NUNCA SE DEBE PARTIR LA HOSTIA DURANTE LA CONSAGRACIÓN.




Ante la pregunta que se realizaba está el por qué no se debe hacer esto.




¿Qué nos dice el Ordenamiento General del Misal Romano en la rúbrica 83?




"El sacerdote parte el pan eucarístico, con la ayuda, si es del caso, del diácono o de un concelebrante. El gesto de la fracción del Pan realizado por Cristo en la Última Cena, que en el tiempo apostólico designó a toda la acción eucarística, significa que los fieles siendo muchos, en la Comunión de un solo Pan de vida, que es Cristo muerto y resucitado para la salvación del mundo, forman un solo cuerpo (1Co 10, 17). La fracción comienza después de haberse dado la paz y se lleva a cabo con la debida reverencia, pero no se debe prolongar innecesariamente, ni se le considere de excesiva importancia. Este rito está reservado al sacerdote y al diácono.




El sacerdote parte el pan e introduce una parte de la Hostia en el cáliz para significar la unidad del Cuerpo y de la Sangre del Señor en la obra de la redención, a saber, del Cuerpo de Cristo Jesús viviente y glorioso. La súplica Cordero de Dios se canta según la costumbre, bien sea por los cantores, o por el cantor seguido de la respuesta del pueblo el pueblo, o por lo menos se dice en voz alta. La invocación acompaña la fracción del pan, por lo que puede repetirse cuantas veces sea necesario hasta cuando haya terminado el rito. La última vez se concluye con las palabras danos la paz."




Nos dice claramente el momento en el que hay que hacer tal partición.




¿Por qué?




El doctor Ralph Keifer nos dice al respecto: «Partir la hostia durante el relato de la Institución es un abuso porque el relato es principalmente una proclamación de por qué celebramos la Eucaristía (…); no es una demostración de lo que hacemos nosotros en la Eucaristía. Si el relato fuera una demostración de lo que nosotros hacemos, lo propio sería no sólo partir el pan sino también compartirlo en ese momento y, una vez dichas las palabras sobre el cáliz, darlo también en ese momento. El relato de la Institución no está concebido como un relato litúrgico dramatizado. Está concebido para proclamar que celebramos la Eucaristía porque es el memorial del Señor»




Podríamos además añadir que teológicamente hay una comunión entre el significado del gesto y el memorial de la Última Cena de nuestro Señor. En el relato de la Institución aparecen cuatro verbos (expresan acción recordemos...) «tomó», «bendijo», «partió», y «dio», y estos cuatro verbos expresan también el tempo celebrativo... cada verbo vendría a identificarse con cada una de estas partes de la santa Misa: con el ofertorio, la consagración, la fracción y la comunión.
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