Teresa de Avila He tenido un sueño...

¿Y Dios en esots días?

Esta noche, he tenido un sueño -y no el de Martin Luther King- que me ha dejado un poco tocada. Era un sueño tan real que me ha costado darme cuenta de eso, de que tan sólo era un sueño.

Estábamos en un auditorio escuchando creo que una conferencia o una clase. Y el orador o el profesor ha dicho unas palabras con las que me he quedado. El resto de la audición ha desaparecido de mi mente o no sé si estaba en la pseudorealidad de mi sueño. Las palabras, que al mismo tiempo ha escrito en el encerado, a modo de título eran éstas:"Dios viene bien".

Con mi mania lingüística propia de periodistas o escritores, enseguida he analizado el significado de la frase, partiendo del verbo. Aquí tiene dos sentidos: el real, de venir, y entonces se refiere a su venida. Y el de la frase hecha "viene bien" o el resultado de una situación que favorece: "Esto viene bien a los que lo necesitan".

Cuando me he despertado me he encontrado dando vueltas a la idea como una continuación ininterrumpida del sueño y de la frase ahora convertida en realidad.  Una de las dos accepciones de la frase me ha hecho pensar en las fiestas actuales, en las manifestaciones festivas de los medios de comunicación, en algunas celebraciones familiares, en los hoteles y lugares turísticos llenos, en las carreteras transitadas, en... la cantidad de dinero que se mueve estos días y en las ventajas materiales que estas fiestas acarrean a una parte de la humanidad.  Y aquí la acepción de la frase: a mucha gente ese Dios que viene a formar parte de la Humanidad y cuyo nacimiento humano se celebra en estos días "le viene bien", aunque no goce interiormente de ese misterio insondable de Dios encarnado, ese Amor hecho humanidad, ese gozo del Emmanuel, Dios con nosotros.

Para otros "Dios viene bien". En su momento y a su tiempo, para cambiar a la Humanidad que le quiere acoger y que pueda enmendar la plana a San Juan cuando dice que "vino a los suyos y los suyos no le recibieron". Ese "pequeño resto" que le queremos acoger, que gozamos y agradecemos el gran bien que es que venga a nuestra "casa".

Y ese sueño me ha dado pie a la oración personal de la mañana: Dios viene como el gran BIEN en cada uno de nosotros, en el pobre sin techo que acogemos con amor, en la alegría de una familia unida, en la Eucaristia de Navidad con villancicos y gozo interior, en el Concierto de San Esteban al Palau de la Música... en cada corazón que le recibe a su manera y con sus capacidades. Qué bien  que viene!

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