Adiós 2018. Sobre el calendario judío y cristiano (occidental)

-Decimos adiós a un ciclo solar y empieza otro. Es quizá un buen tiempo para pensar en los calendarios, como haré brevemente, presentando primero el judío y después el romano/cristiano (en su versión juliana y gregoriana).
-La fijación del calendario ha tenido básicamente tres fines, que pueden vincularse y se han vinculado entre sí:
- Fin astronómico: para conocer y fijar el ritmo de movimiento de los astros, básicamente del sol, de la tierra y de la luna (en esa línea destacan los calendarios mesopotamios antiguos y el calendario azteca, imagen final). Nos seguimos rigiendo por el ciclo de movimientos astrales.
- Fin laboral, agrícola, para fijar los trabajos de cada vez, con las fases de la luna, la siembra la cosecha (cf. Imagen 2, Basílica de S. Isidoro, León). En esta línea se siguen editando famosos calendario en los que se fijan los trabajos de la agricultura (entre ellos, en España, ha sido importante el Zaragozano)

- Fin religioso, para calcular las fiestas y las grandes celebraciones, vinculadas básicamente al ritmo del sol y de la luna. La vida del hombre ante Dios (o ante su destino) está marcada por el ciclo de los meses y los años.
Calendario judío, romano y cristiano
El calendario judío era en principio de tipo lunar, de manera que el comienzo de año solía fijarse en en la primera luna llena de primavera (o en la primera de otoño).
El calendario romano-cristiano (el actual) es de tipo solar, de forma que el comienzo de año se sitúa en el solsticio de invierno y los meses no corresponden ya a los ciclos de la luna.
Más abajo señalo las equivalencias entre los meses del calendario judío y cristiano... sin olvidar que entre los judíos han existido, al menos, dos calendarios distintos. Prescindo aquí de otros calendarios muy importante, como el maya, el mexicano o el chino.
El texto que sigue está tomado del Diccionario de las Tres Religiones (Verbo Divino, Estella 2009), donde se presenta y estudia también el calendario musulmán.

Imagen 1. Calendario judío del mosaico de una sinagoga del siglo 6° en Beit Alfa, Israel. Los signos del Zodíaco rodean a la carroza del Sol en el centro, mientras que las esquinas aparecen los "4 puntos de retorno" ("tekufot") del año, los solsticios y equinoccios, cada uno nombrado por el mes en el que ocurren: tekufah de Tishrey, de Tevet, de Nisan y de Tamuz.
Imagen 2. Calendario de los trabajos de los meses del año, de la Basílica de San Isidoro de León, del siglo XII d. C.
Imagen 3 Calendario azteca, prehispano. Es con los calendario mayas quizá el más preciso que se ha elaborado hasta el momento en perspectiva simbólica-laboral y festiva.
Buen día de preparación de fin de año para todos.
1. Judaísmo
1. Ritmo semanal del año.
Todos los pueblos han distinguido los tiempos, fijando unos ritmos sacrales y unos días especiales de fiesta (vinculados sobre todo a los ritmos solares y lunares y a los ciclos de la vegetación y de la vida). Entre esos ritmos, uno de los más importantes ha sido el semanal, que tiene, probablemente un origen mesopotamio, pero que se ha extendido, por medio del judaísmo a la cultura de occidente (y, en un sentido más amplio, a todo el mundo moderno).

La división del tiempo en semanas está vinculada al ritmo lunar (cada fase lunar de 28 días consta de cuatro semanas), pero se relaciona también (sin duda alguna) al “valor sagrado” del número siete, con sus aspectos uránicos o planetarios (los siete astros/planetas, los siete ángeles celestes etc.). Esta división pasó a través del judaísmo (y de otros conductos) a la vida social romana, como lo recuerda todavía el nombre de los días de la semana, relacionados con los astros/dioses del panteón romano, que se siguen empleando todavía (con la exepción del sábado y domingo, que han recibido un nombre judío y cristiano). Así, en varios de los idiomas europeos:
Días de la semana
-Lunes, es día día de la luna (dies Lunae, dilluns, lundi, lunedi, mondey, Montag, Astelehena).
- Martes, día de Marte (dies Martis, dimars, mardi, martedi, tuesday, Dienstag, Asteartea)
- Miércoles, día de Mercurio (dies Mercurii, dimecres, mercredi, mercoledi. Asteazkena).
- Jueves, día de Júpiter (Dies Iovis, dijous, jeudi, giovedi. Osteguna).
- Viernes, día de Venus (Dies Veneris, divendres, vendredi, venerdi. Ostirala).
- Sabado, día del Shabat judío (Dies Sabbath, dissabte, samedi, sabato. Larunbata.
- Domingo, día del Dominus o Señor cristiano (Dies Domini, diumenge, dimanche, domenica. Domeka-igandea).
Gran parte de la tradición occidental, influida por el cristianismo, ha dejado de guardar en especial el → Sábado judío y celebra el Domingo, que es el Día del Señor (de Jesús), aunque a veces se haya perdido la referencia a Cristo. En otro contexto se puede recordar que originariamente, el domingo ha sido Día del Sol, no sólo en Roma, sino en otras culturas. Así lo muestra el mismo nombre en los idiomas germanos (Sonntag, sunday). Para el Islam, el día especial de recuerdo religioso es el viernes.
2. Calendario anual.
El judaísmo ha tenido varios calendarios. El que se conserva y aplica en la actualidad es de tiempos posteriores al exilio (de origen básicamente babilonio). No ha sido aceptado por igual por todos los judíos antiguos, de manera que la diferencia en el cómputo de meses (con el cambio de las celebraciones) desencadenó cismas y divisiones en el judaísmo del Segundo Templo.
Algunos apocalípticos siguieron calendarios especiales, lo mismo que los esenios de Qumrán, que acusaron a los sacerdotes de Jerusalén de haber cambiado las fiestas y los días. En su forma actual, el calendario fue fijado por Hilel II, en torno al 359 d. C., que calculó la fecha del “comienzo del mundo” (según la cronología interna de la Biblia), que habría caído (mirando hacia atrás, desde la actualidad) un 7 de nuestro octubre del 3761 a. C. El día primero habría sido un domingo (el día después del sábado), que correspondería al 1 de Tishrí del año 1. A partir de ahí se pueden calcular los años hebreos, añadiendo esos años al año gregoriano en curso. Así el año 2008 de nuestra era corresponde al 5769 del cómputo hebreo (2018 + 3771 = 5779).
El calendario hebreo tiene la particularidad de que vincula el año lunar con el solar (cosa que no hace el gregoriano). Para ello, los meses son algo más cortos que en el calendario gregoriano y cada 19 años se añade en primavera un mes nuevo (el we’adar), de 13 días, para que correspondan los ciclos lunares y solares (de manera que la pascua no fuera fiesta cambiante como en el calendario cristiano, que ha terminado siendo simplemente solar).
Las fiestas principales son las de Pascua (Nisan), Pentecostés (Siwan) y Yom Kippur y Tabernáculos (Tishrí), que marcan el Año Nuevo. Son también importantes las fiestas de la Dedicación y Purim (en Kisleu y ‘Adar).El comienzo del año solía fijarse en el equinoccio de primavera (comienzo del año agrícola) o en el de otoño (final del año agrícola)
Meses judíos y equivalencias "cristianas", fiestas y frutos:
1. Nîsan (Neh 2,1; Est 3,7):Marzo 13 – Abril 11 (día 14 era Pascua (15-21 ácimos, Mes de la cebada)
2. 'Iyyar: Abril 12 – May 11 (14 Pascua tardía, mes del Trigo)
3. Sîwan (Est 8,9; Baruc 1,8): Mayo 11 – Junio 9 (6 Pentecostés, mes de las Brevas)
4. Támmûz (Cf. Ez 8,14): Junio 10 – Julio 9 (Primeras uvas)
5. 'Abh: Julio 10 – Agosto 7 (Frutos de verano)
6. 'Elûl (Neh 6,15; IMac 4,27): Agosto 8 – Septiembre 6 (mes de Dátiles, uvas, higos)
7. Tíshrî: Septiembre 6 – Octubre 5 (1-2 Año nuevo. Mes del vino)
8. Márhéshwan o Héshwan: Octubre 6 –Noviembre 4 (mes de las aceitunas)
9. Kíslew (Zac 7,1; Neh 1,1): Nov. 5 – Diciembre 3 (25 Dedicación del Templo)
10 Tebeth (Est 2,16) Diciembre 4 – Enero 1 (asedio de Jerusalén
11. Shebhat (Zac 1,7, IMac 6,14): Enero 2 – Enero 31 (mes de los almendros)
12. 'Adar (Es 6,15; Est 8,12): Febrero 1 – Marzo 2 (15 Purim)
(13) We’Adar (intercalado): Marzo 3 – Marzo 13 (día 15 Purim)
2. Cristianismo
1. Semana.
Ha aceptado el ritmo semanal del judaísmo (y del entorno romano-helenista), pero sin conceder al sábado el sentido que tenía en el judaísmo. Por eso, la tradición cristiana ha recordado las polémicas de Jesús sobre el cumplimiento del sábado; ciertamente, Jesús no ha venido a romper la “ley del sábado”, pero la ha interpretado en línea de servicio al hombre, más que de sacralidad cerrdada en sí mismo, porque “el sábado ha sido hecho para el hombre, y no el hombre para el sábado” (cf. Mc 2, 27).
Por otra parte, el paso del sábado al domingo, como día de celebración cristiana, se ha realizado de un modo gradual, aunque bastante rápido. Ello se debe a que la experiencia pascual de los primeros cristianos está vinculada al primer día de la semana, es decir, al día después del sábado (cf. Mc 16, 2; Mt 28, 1; Lc 24, 1, Jn 20, 1; Hech 20, 7; 1 Cor 16, 2). En ese contexto, Ap 1, 10 habla ya del Día del Señor, como día especial de alabanza.
«El domingo se distingue expresamente del sábado, al que sucede cronológicamente cada semana, y cuya prescripción litúrgica reemplaza para los cristianos. Realiza plenamente, en la Pascua de Cristo, la verdad espiritual del sábado judío y anuncia el descanso eterno del hombre en Dios. Porque el culto de la ley preparaba el misterio de Cristo, y lo que se practicaba en ella prefiguraba algún rasgo relativo a Cristo (cf 1 o 10, 11): «Los que vivían según el orden de cosas antiguo han pasado a la nueva esperanza, no observando ya el sábado, sino el día del Señor, en el que nuestra vida es bendecida por El y por su muerte». (S. Ignacio de Antioquía, Magn. 9, 1). La celebración del domingo cumple la prescripción moral, inscrita en el corazón del hombre, de ‘dar a Dios un culto exterior, visible, público y regular bajo el signo de su bondad universal hacia los hombres’ (S. Tomás de A., s. th. 2-2, 122, 4). El culto dominical realiza el precepto moral de la Antigua Alianza, cuyo ritmo y espíritu recoge celebrando cada semana al Creador y Redentor de su pueblo» (CEC num. 2175-6)
2. Año
El cristianismo no ha elaborado un calendario totalmente nuevo, sino que ha seguido el calendario judío, pero adaptándolo luego al ciclo solas, con lo que las fiestas “lunares” (dependientes de los ciclos de la luna: Pascua y Pentecostés) se convirtieron en fiestas móviles. En este contexto, tuvo lugar la primera gran disputa cristiana, en torno al día de la celebración de la pascua de Jesús que quedó vinculada al calendario lunar (la primera luna llena de primavera). Por lo demás, los cristianos aceptaron y perfeccionaron el calendario romano de Julio César (llamado Juliano).
El calendario juliano es básicamente solar; se impuso en Roma en tiempo de Julio Cesar (año 46 a. C.) y se ha extendido por todo el mundo occidental (en los países de tradición ortodoxa sólo a principios del siglo XX); a pesar de ello, la mayoría de las iglesias ortodoxas siguen hoy (en su liturgia) el calendario juliano.
El calendario gregoriano (actualmente vigente en casi todo el mundo occidental) es una reforma del calendario juliano, promovida por el papa Gregorio XIII, el año 1582, con el deseo de que, conforme a lo exigido por el Concilio de Nicea (año 325), la pascua cristiana se celebrara el domingo que sigue al primer plenilunio de primavera; eso se debía al hecho de que, según el calendario juliano, cada año solar se atrasaba unos 10 minutos, por lo que al cabo de 1257 años (del 325 al 1582) el desfase era de unos diez días. Por eso se tuvo que pasar del 4 de octubre de 1582 al 15 de octubre (sin cambiar los días de la semana). Este calendario gregoriano, tampoco es perfecto, de manera que al cabo de unos 3000 años tendrá que ajustarse de nuevo, pero ya con una diferencia mínima.
El ciclo de Pascua es móvil, porque conserva el calendario lunar. El Domingo de Pascua (que sigue al equinoccio de primavera) puede oscilar del 22 de marzo al 25 de abril. A la Pascua le precede (44 días antes) el Miércoles de ceniza, que marca el comienzo del tiempo de Cuaresma, que empieza el domingo siguiente y consta de seis semanas. La última de ellas es la Semana Santa, que empieza con el Domingo de Ramos, se centra en los días del Jueves Santo (Cena del Señor) y del Viernes Santo (Muerte del Señor), desembocando en el Domingo de Pascua (resurrección). Siguen a la Pascua los cuarenta días del ciclo pascual, que culminan con la Ascensión del Señor, a la que siguen los diez días que preceden a la Venida del Espíritu Santo o Pentecostés.
El ciclo de Navidad sigue el calendario solar, pues, conforme a una costumbre romana, el día del Nacimiento quedó fijado el 25 de diciembre, día tradicional del “nacimiento del sol” (solsticio de invierno). Preceden a la Navidad cuatro semanas de preparación (adviento) y le siguen dos semanas de ampliación, en las que se celebra el Año Nuevo (6 de Enero) y la Epifanía (de enero). El resto del año se llama tiempo ordinario, aunque puede estar y está también jalonado por una serie de fiestas del Señor, de la Virgen María y de los santos.