Marta... /3. Ella ha escogido la mejor parte y no le será arrebatada ¿Por qué no la tiene?¿Quién y por qué se la ha “robado”
Con ocasión del evangelio del domingo (17.7.22) he recogido en RD (14.7 y16.7), las dos partes de un trabajo extenso sobre el tema (Relectura de Lucas, DDB, Bilbao, 1998, 117-178) Aquel trabajo sigue “vivo”, como ha mostrado J. L. Sicre, Evangelio de Lucas, VD, 2021, 275-278.
Pero en los últimos 25 años aquel tema ha cobrado gran importancia por la teología feminista y por los movimientos eclesiales que está proponiendo el Papa Francisco. El futuro de la Iglesia dependerá de nuestra forma de entender y practicar este evangelio).
Jesús dice solemnemente que María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada (ouk afairethêsetai autês) ¿Por qué no la tiene ya? ¿Quién se la ha robado?
Jesús dice solemnemente que María ha escogido la mejor parte, que no le será arrebatada (ouk afairethêsetai autês) ¿Por qué no la tiene ya? ¿Quién se la ha robado?
| X Pikaza Ibarrondo
Marta y María simbolizan, presiden y animan esta iglesia-casa. Sin duda hay otros modelos de organización-trabajo y vida, como el que propone Mc 3, 31-35 y 10, 28-31 (ciento por uno), con hermanos-hermanas y madres (sin padres…). Por su parte, las Pastorales: 1 Tim, Tito)postulan y promueven una casa-iglesia presidida por un padre patriarcal. Pero el hecho de que Lc 10 ponga como símbolo de iglesia una casa-diarquía de mujeres resulta muy significativo, y ha sido menos ensayado y aplicado en la iglesia posterior, desde el siglo III hasta de hoy (2022).
3.Esta iglesia-casa de Marta y Maríatiene dos funciones básicas, representadas por dos mujeres (“hermanas cristianas”). No existe en ella una organización “monárquica” (como en el episcopado masculino posterior), sino diárquica, como en el envío de los ·itinerantes” a los que Jesús manda “de dos en Dos”. Esta “dirección compartida” puede crear problemas, como el mismo texto indica, pero responde mejor al movimiento primitivo de Jesús y tiene grandes ventajas inmensas, que no han sido “comprendidas ni vividas por la iglesia posterior, pero que hoy, año 2022, deben ensayarse y ponerse en práctica de un modo evangélico, no para negar una historia anterior de 17 siglos, sino para recrearla, desde la raíz del evangelio.
¿Por qué dos mujeres/hermanas y no dos varones o un varón y una mujer…? La respuesta ha de ofrecerla el mismo texto… En la sociedad civil y religiosas del entorno (siglo I-III d.C.), los varones dirigían (controlaban) el ámbito exterior de la vida social y política… Las mujeres, en cambio, tenían la autoridad de la “casa”. Pues bien, Jesús no quiso crear una religión política de poder, como la de Roma, ni como la sociedad sacral-sacerdotal del templo de Jerusalén, sino una religión de familia-fraternidad (sororidad: dos hermanas) abierta a las raíces de la vida (con madres e hijos, como en (Mc 3, 31-325 y 10, 28-31), pero sin “padres patriarcas. Este modelo se mantuvo a través del siglo II d.C., pero fue después abandonado, cuando (en la línea de las Pastorales) la iglesia fue aceptando el esquema social “romano”, con todos sus valores y carencias.
Desde ese fondo quiero releer el texto, que no se puede aplicar introduciendo sólo unas pequeñas reformas en la iglesia, sino que exige una transformación radical, como podrá advertir quien siga leyendo. Introduzco aquí, parcialmente, unos temas que he desarrollado en Este es el hombre, Cristología, en Historia de Jesús y en Diccionario de la Biblia.
La iglesia, palabra de mujer
Según en relato de Marta y María, la Iglesia que acogen al Señor, cada una a su manera. Marta le ofrece su diaconía o servicio externo, centrado en casa y descanso; lógicamente, ella se afana en el servicio, de tal forma que acaba fatigada. María, en cambio, recibe a Jesús sentándose a sus pies (esa era el signo de alumno-oyente de entonces), para escuchar su palabra y dialogar con él, cara a cara.
De un modo muy significativo, Marta se siente cansada y relegada, pero no se atreve a disputar de un modo directo con su hermana, centrada como está en la escucha de Jesús; por eso se dirige al Jesús, pidiéndole que mande a su hermana que le ayude en el trabajo de la casa. De manera lógica para los que saben valorar la vida interior, entendida como escucha radical de la palabra, Jesús rechaza la petición de Marta y defiende a María, afirmando que ella ha escogido la mejor parte.
Crear un espacio de humanidad por el servicio mutuo y la palabra.
(Dios de Miguel Ángel: Crea al varón fuer, con su dedo, pero lleva a la mujer dentro, en su regazo).
Servicio de Marta. Ella Marta organiza la vida económico-social de la comunidad. No es una “criada/sierva”, sino una creadora de comunidad. Ella aplica y dirige el movimiento de Jesús en forma de servicio mutuo, pero puede correr el riesgo de perder su identidad, su experiencia profunda, en la tarea del trabajo. Parece evidente que en el momento en que escribe Lucas, a finales del I d.C., puede haber personas (especialmente mujeres) que se sienten agobiadas por el trabajo… y que acaban protestando, como hace aquí Marta.
– Y Marta tenía una hermana llamada María que sentada a los pies del Señor escuchaba su palabra (10, 39). La paradoja del texto resulta evidente. Por un lado está Marta, dirigente de la casa, autoridad indiscutida: no aparece como hija o esposa de otro, sino simplemente como mujer, y en calidad de tal (de persona) recibe en su casa a Jesús, teniendo que organizar el servicio de la comunidad; es claro que actúa como "señora" (eso significa en arameo Marta) y no como criada. Pues bien, ella tiene una hermana (compañera responsable de la comunidad) que aparece paradójicamente en situación de discípulo: escuchando directamente (no a través de su marido, como supone 1 Cor 14, 34-35; 1 Tim 2, 11-12) la palabra del Kyrios, Señor pascual. Marta y María condensan de esa forma, desde dos perspectivas, todas las tareas de la iglesia.
Disputa de hermanas, disputa de tareas (10, 40). Una diarquía. No hay un obispo, hay dos hermanas... Parecen enfrentarse, y sin embargo dialogan….Marta quiere que María le acompañe en la tarea de los servicios ministeriales ¿Tiene celo de su hermana, preferida de Jesús? Lo cierto es que ella no resuelve de manera directa la disputa, sino que pone a Jesús de intermediario. Ciertamente, la tarea de Marta es necesaria…, pero es una tarea que no se puede convertir en imposición fatigosa, sino que ha de fundarse en la “palabra”, es decir, en el diálogo, en la escucha de Jesús, en la conversación mutua. Como he dicho, aquí no tenemos una, sino dos “autoridades”, es decir, una autoridad de “diálogo”. No hay un “obispo superior” al que se pueda acudir… ellas tienen que resolver su problema escuchando a Jesús y dialogando.
Respuesta de Jesús: ¡Sólo una cosa es necesaria, María ha escogido la mejor parte!(10, 41-42). Es evidente que en este momento (como muestran las pastorales y algunas glosas posteriores de Pablo: 1 Cor 14, 33-35) hay algunos “eclesiásticos varones” que quieren quitar la palabra a las mujeres… En contra de eso, este pasaje de Marta y María se centra y culmina en la afirmación más honda de Jesús: María ha escogido la mejor parte, que no se le quitará: Ha puesto en la base de su vida “la escucha de la palabra”. Ella es transmisora/portadora de la Palabra… Ella tendrá que transmitir la palabra a Marta y a todos los varones de la Iglesia.
La única cosa necesaria es la palabra: Es escuchar, dialogar y responder… Allí donde los varones de la pascua de Jesús no entiende… esta mujer entiende, dialoga con Jesús.. Su palabra puede y debe convertirse en principio de más alta “sororidad.
Marta sin María terminaría convirtiéndose en imposición laboral, en cansancio y finalmente en acusación contra su hermana. Por eso, Jesús corrige a Marta, haciéndole que vea la verdad de María…, que acepte la prioridad de la “palabra”, una palabra compartida en amor, una palabra de teología que ilumina, una palabra de gratuidad que se abre al auténtico servicio y a la colaboración.
En esa línea, si María escucha la palabra tiene que conversar con Marta y dialogar con ella, e iluminarse… No se olvide que el texto traza una diarquía, un servicio de colaboración mutua de Marta y María. A partir de aquí se debería leer de nuevo el texto y aplicar su mensaje a la Iglesia, como están haciendo muchas mujeres muchas teólogas feministas, y también muchos teólogos, hombres y mujeres de Iglesia.
Parte de la iglesia ha querido quitar la palabra a las mujeres.
Jesús dice aquí a Marta que María ha escogido la mejor parte, es decir, la escucha de la palabra, en oración y reflexión, en interioridad y contemplación… pero también, y sobre todo, en discernimiento eclesial. Dice Jesús que no se le quitará (no se le puede quitar) a María (a la mujer) la escucha e interpretación de la palabra. Y sin embargo, desde el siglo IV después de Cristo, la iglesia de los obispos y concilios ecuménicos ha tendido a silenciar a las mujeres. Les ha dejado “escuchar la palabra”, pero en privado, para ellas solas (y muchas veces encerradas en conventos).
Esta palabra de Jesús (no se le quitará la Palabra…) ha sido de hecho negada por gran parte de la tradición posterior. Sucede aquí lo mismo que en Mc 14, 3-9 donde Jesús dice que en todo el mundo ha de proclamarse lo que ha hecho la mujer de la unción (revelando el misterio de la pascua de Jesús…).
En sentido profundo, la mujer de la unción y María, la mujer de la Palabra, son la misma mujer…, que, según este pasaje (Lc 10, 38-42) tiene que ir unida a Marta, formando la “diarquía” básica de la autoridad de la Iglesia.