En tiempos oscuros (2), canciones de guerra: Ap 11-19

Jesús fue profeta apocalíptico, mensajero del fin de los tiempos, en un tiempo marcado por sones de guerra, pero no fue guerrero, sino testigo y promotor de paz, como he puesto de relieve en Historia de Jesús. 

Anunció y promovió la restauración de Israel y la llegada del Reino de Dios, superando las fronteras legales de de la identidad judía, pero apareciendo como muy peligroso ante el poder de Roma. Unos y otros (sacerdotes y soldados  le condenaron a muerte,  para bien de religión e imperio.  

  Pero el tema de la guerra quedó pendiente tras su muerte,  de forma que algunos de sus seguidores debieron plantearlo, y así lo hicieron de un modo especial los apocalípticos, entre los que destaca un profeta llamdo Juan.

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Temas de fondo

             Suele decirse que El Quijote es la última novela de caballerías, pues las asume, critica y sustituye a todas.  De un modo semejante, muchos cristianos afirmar que el el Apocalipsis es la última obra apocalíptica fuerte del entorno israelita y cristiano, pues:  lo que ha venido después (Ap 2 Baruc, 4 Esdras, últimos libros del ciclo de Henoc) son adaptaciones de temas anteriores; pues nadie ha logrado ofrecer algo nuevo en este campo. El Apocalipsis de Juan es expresión final de la resistencia judeo-cristiana, un y testimonio clave de la historia de occidente. Estos son sus motivos: miedo, violencia, justicia, amor.

--Miedo. El Ap ha evocado desde Cristo (en clave de salvación) los terrores de una humanidad que parece condenada al fracaso y a la muerte, a fin de introducirlos dentro de un gran drama de salvación, pudiendo de esa forma exorcizarlos. Por eso es obra de liberación personal: no deja que los terrores nos dominen de manera fatalista. Ciertamente, habla de ellos (miedos ancestrales, catástrofes cósmicas, fieras malditas), pero lo hace para que podamos superarlos,  en terapia de evangelio y bodas.

--Violencia. El Apocalipsis (=Ap) nos sitúa en el lugar donde parece estallar la más fuerte violencia cósmica (caída de astros, plagas, terremotos), histórica (guerra,  lucha intehumana) y  teológica (talión, ira de Dios). Así nos invita a reconocer nuestra propia violencia para reconciliarnos de algún modo con ella y superar la agresividad que llevamos dentro. Sólo aceptando la violencia interior que llevamos (que somos) podemos superarla (identificándonos con el Cordero). Por eso, el Ap quiere ser un libro de catarsis.

--Justicia.Dentro de la mejor tradición del AT y la apocalíptica judía, Ap busca el restablecimiento final de la justicia de Dios. Su novedad está en la forma de entender esa justicia como inversión no violenta de la violencia de la historia (Cordero degollado). Pero el lenguaje de venganza  perdura y quedan en libro elementos de guerra que han sido desarrollados después, fuera de su contexto, por grupos violentos, iglesias establecidas e incluso por los protagonistas de grandes novelas de caballería del XV-XVI d C: ellos piensan, en contra del Ap, que la justicia del Cordero se afirma a través de la victoria de la tierra. 

Catarsis.  Partiendo del miedo, la violencia y el deseo de justicia, el Apocalipsis es un libro de catarsis, esto es, un tratado y camino de limpieza interior, de superación de la violencia…Se trata de mirar sin miedo, sin dejarnos amedrentar… de mirar sin deseo de venganza, sabiendo que Dios es la victoria del bien sobre el mal, de la vida sobre la muerte…un libro de purificación interior, que nos capacita para sobrevivir el miedo, al talión (no responde a la violencia con violencia…

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Iluminación y problema para la iglesia

--Libro disputado… Fue muy discutido en la iglesia primitiva y fueron muchos los que no querían aceptarlo en el canon del NT.  Se recibió mejor en occidente (en la iglesia romana, más influida por el orden militar del imperio). Hubo más dificultades en oriente (iglesia bizantino…). Pero al final todas las iglesias lo aceptaron en el canon…, como libro de confesión de lo que somos, de nuestra violencia interior… y como libro de camino hacia lo que debemos ser,  quedando pendiente el tema del milenarismo, con la posibilidad de instaurar un reino político de mil años de poder cristiano sobre el mundo Los cristianos de occidente aceptaron el milenio de un modo espiritualista (desde San Agustín). Los de oriente tuvieron más dificultades, para hacerlo.  

--Singularidad hispana. Beato de Liébana. Los primeros comentarios completos al Ap fueron obra del milenarista Victorino de Pettau y del donatista africano Ticonio (siglo IV d. C.). Ticonio moderó el milenarismo, pero interpreta a la gran iglesia como prostituta. Entre quienes retoman y tienden a interpretar el Apocalipsis en línea militar parece situarse Beato de Liébana (en torno al 776 d. C.), en un libro que sirvió para fundamentar teológica y bíblicamente la lucha de los cristianos contra los musulmanes como cruzada…Las copias  ornamentadas de los beatos sirvieron para entender la lucha contra los musulmanes, como lucha y victoria apocalíptica. El texto del Apocalipsis se leyó durante siglos todos los domingos para animar y justificar la guerra militar contra los enemigos de Cristo.

--Milenarismo monacal. El apocalipsis como libro de catarsis, no de guerra.  Joaquín de Fiore (132-1202) escribe un famoso comentario al Ap, dividiendo su (la) historia en tres períodos: Edad del Padre (Patriarcas, AT), del Hijo (NT, principio de la iglesia), del Espíritu Santo (reino tercero o del Espíritu, expresado en una iglesia de espirituales y monjes, que destacan la pobreza y libertad cristiana). Diversos teólogos y exegetas, sobre todo franciscanos (Umbertino de Casale, Nicolás de Lyra) mantuvieron viva esa esperanza en el XIII y XIV d. C., buscando la transformación espiritual de la iglesia y enfrentándose para ello con la jerarquía religiosa y civil de los nuevos reinos "cristianos". El Ap  ha seguido encendiendo en la iglesia establecida la más fuerte esperanza de transformación cristiana.

Comentarios y lecturas modernas.

--Milenarismo católico hispano. Muchos exegetas católicos del XVI y XVII, como Arias Montano (Amberes 1588) reinterpretaron el Ap en clave simbólico-espiritual. Otros, como los jesuitas  F. de Rivera  (Salamanca 1591) y L. de Alcázar (Amberes 1614),  distinguen el tiempo ya pasado (primeros acontecimientos: hasta el 61 Sello, en Ap   11, 14) y  el futuro (lo que vendrá: desde Ap 11, 14), interpretando su historia desde la iglesia. En esa misma línea, pero volviendo a los principios espirituales de Joaquín de Fiore, lo han interpretado algunos reformadores católicos comoPedro de la Serna O. de M. (Madrid 1642/1670), que descubre en el Ap la promesa del surgimiento de una nueva iglesia martirial, centrada en espirituales y monjes. Dentro del contexto hispano, esa reforma de la iglesia vendría avalada por la unión de un Papa Angélico y del monarca católico, que suscitarán un reino mesiánico, superando la actual  iglesia y sociedad impositiva.

--Milenarismo evangélico. Muchos protestantes, sobre todo de tradición anglosajona han vuelto, primero en Inglaterra y después en USA han vuelto a leer el Ap en clave milenarista, con ribetes de exégesis científica, cf. comentario de J. Mede (1627), obras de Mary Cary (entre 1640 y 1650) y  estudio del físico I. Newton (1732). Absolutizan esa clave los trabajos posteriores de Adventistas y Testigos de Jehová, empeñados en mostrar la correspondencia entre signos del Ap y acontecimientos actuales.

- En esa línea se mantienen grupos fundamentalistas,   que entienden el Ap como un código cifrado de la historia, con el que pretenden resolver las crisis más diversas: caída del nazismo y/o comunismo, Guerra del Golfo Pérsico, luchas contra un tipo de nuevo Islam (especialmente contra el Islam iranio), enfrentamiento atómico y nuevo terrorismo de estado o de pequeños grupos; todo estaría escrito en el Ap; sólo haría falta hallar las claves para descifrarlo.

Recuperación del fondo mítico.Frente al riesgo del milenarismo fundamentalista, resulta sana la reacción de muchos exegetas germanos y anglosajones del  XIX y XX, para quienes el  Ap no es la descripción de cosas  que deben suceder un día sino expresión simbólica del mito originario (lucha bien-mal) que ha tomado aquí forma judía y cristiana. H. Gunkel (Schöpfung und Chaos, 1895) puso de relieve la conexión de Gen y Ap con el paganismo religioso del oriente. F. Boll (1914),  E. Lohmeyer (1926) y B. Malina (1995) han continuado destacando el aspecto mítico y astral del Ap, con  aportaciones en un plano muy valiosas.

Planos de lectura

--Catarsis.  Lectura psicológica.  Juan ha escrito un psicodrama de la historia en clave cristiana,  ofreciendo símbolos que nos capacitan para entender la realidad y, sobre todo, para organizar nuestra vida interna. Podemos verlo como manual de sanación mental en clave de imaginación, tanto en plano negativo (proyectar miedos y males, expulsándolos fuera de nosotros) como positivo (descubrir nuestra bondad interna, reconciliarnos con nosotros mismos). Esta lectura es necesaria, siempre que no sea una evasión existencial.

 --Celebración de la victoria de Dios sobre el mal.El  Ap es libreto de un gran drama litúrgico que nos introduce en la alabanza de Dios (plano celeste)  y nos capacita para convertir nuestra existencia en canto admirado, agradecido, ante el misterio. El texto se mueve, de ordinario, en dos niveles: visión (descubrimos lo que sucede: plano de historia, relato) y audición con canto (el vidente  se vuelve actor del drama en que se encuentra inserto, respondiendo con su palabra). La dialéctica de suceso (visión, narración) y canto (coro litúrgico) es el centro del Ap.

--Praxis de resistencia frente a los poderes de la Bestia, insumisión y creatividad cristiana. Evidentemente,  los actores principales del de Ap son Dios y el Cordero (con sus ángeles). Pero el texto convierte a sus mismos lectores en actores, desde el comienzo de su trama. El Ap sólo es verdadero en la medida en que se vuelve guía de una acción cristiana,evitando, claro está, el gran riesgo del puro practicismo.

--  Literatura, arte, cine…. Antes que libro concreto, la apocalíptica ha sido y sigue siendo un género literario, dentro del cual se incluye nuestro texto. En esa línea podemos recordanr a E. Sábato, con la alegoría de los ciegos  (Sobre héroes y tumbas)  y  su recreación expresa del clima apocalíptico (Abbadón, el exterminador). Hay  rasgos apocalípticos en J. L. Borges (El Aleph) y en A. Roa de Bastos (Hijo de hombre).  En otras lenguas podemos citar aW. Blake, Víctor Hugo (La fin de Satán) y  U. Eco (El nombre de la rosa).Las imágenes del Ap tienen, como veremos, un fuerte ritmo de anticipaciones,  alusiones y contrastes visuales. Es normal que hayan sido recreadas por el cine, tanto en línea de evocación como de creación. Podemos citar en esta línea obras como: El Séptimo Sello (de I. Bergmann), Apocalypse Now? (de F. Coppola), El día de la Bestia (A. de la Iglesia), El día del fin del mundo, The day after....

-- Pintura. Ap es un texto clave de la iconografía cristiana. Recordemos   las ilustraciones del Beato (siglos X-XII) y las xilografías de Durero (1498). Del Ap han brotado (al menos en parte) algunos signos muy representativos del arte  occidental: el Pantocrator, los Cuatro Vivientes (tetramorfo), el  Cordero y sus Bodas, la Mujer y el Dragón, las Bestias y la Prostituta, la Nueva Jerusalén...  En esta perspectiva pueden interpretarse los  Pórticos medievales y algunos motivos de pintores modernos como Goya  o Chagall. En ese nivel se han mantenido, a mi juicio, las grandes obras de arte del pasado. Pero ellas corren el riesgo de ser utilizadas de nuevo por el sistema. Pensemos en las ediciones facsímiles de los Beatos, sólo accesibles para millonarios, como obra de estética aislada del compromiso de la vida: )no estarán siendo utilizadas de nuevo por la Bestia?

Libro La historia de la salvación, Cullmann, Oscar, ISBN 50617782 ...

CANCIONES DE GUERRA

Dejo para el día siguiente una interpretación actual (año 2024) de las canciones de guerra del Apocalipsis. Ahora me limito a presentar las fundamentales, que van de Ap 11 a Ap 19, con el deseo de que sean los mismos lectores quienes la interpreten. El próximo día,  en una tercera reflexión sobre el tema ofreceré mi visión del tema, tal como la expuse en mi introducción y comentario al texto de Delfín Goméz, Apocalipsis de Pancorbo.

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SÉPTIMA TROMPETA. VOCES CELESTES (AP 11, 15-19)

1 Tocó la trompeta el séptimo ángel y se oyeron en el cielo voces potentes que decían:   Ha  llegado el reino de  nuestro Señor y  su Cristo. reinará  por los siglos de los siglos.  16Cayeron rostro a tierra los veinticuatro Ancianos que se sientan en sus tronos ante Dios y lo adoraron, 17diciendo:

  •   Te damos gracias, Señor Dios todopoderoso, el que Eres y el que Eras,
  •    porque has asumido tu gran poder  y has comenzado a reinar.
  •    Se llenaron de ira las gentes, pero ha llegado tu ira
  •    y el tiempo de juzgar a los muertos
  •    y de dar el galardón a tus siervos los  profetas y a los santos,
  •    y a los que temen tu nombre, pequeños o grande,
  •    y de arruinar a los que han arruinado la tierra.

Se abrió entonces  el templo de Dios en el cielo y apareció el arca de su alianza en su templo; y hubo relámpagos, y truenos y rayos y terremoto y de fuerte granizada.

  El texto incluye: a. voces celestes que anuncian el reino (11, 15); b. liturgia de Ancianos que  alaban al Dios rey; a'. apertura del cielo con templo y arca de la alianza. 

a. Voces de reino (11, 15). Expanden la llamada de la 7ª trompeta: ¡Se ha establecido el Reinado de Dios y de su Cristo! Es el reino israelita prometido en Dan 2, 4; 7, 14.27, proclamado por Jesús (cf. Mc 1, 14-15 par), vinculado a la iglesia (1, 8.9; 5, 10):

 Son grandes voces en el cielo. El vidente no lo ve, no puede describirlo ni gozarlo todavía, pero escucha su anuncio en la trompeta del ángel, expandida  en el kerigma celeste para los creyentes.

Es un reino universal. El judaísmo solía distinguir entre reino mesiánico, en de la historia, y  divino, tras ella. Aquí se vinculan: el  único reino se extiende a todo el  cosmos; es presente y eterno, incluye el triunfo  del mesías (milenio: 20, 1-6) y el de Dios (para siempre: 21, 1-22, 5). 

 Sobre un mundo dominado por diversos reyes de la tierra proclama Juan profeta el reino de Dios (Kyrios) y su Cristo, superando la lectura espiritualizante  que ha veces se ha hecho de Jn 18, 38 (mi reino no eseste mundo). Según Ap, el reino del Kyrios-Dios y de su Cristo proviene de (o se proclama en) el cielo, pero se realiza en este mundo. Lógicamente, sus seguidores no no pueden aceptar la pretensión regia y sacral de Roma. Esta palabra celeste de proclamación del reino de Dios-Cristo es, por lo tanto, una voz de insumisión y rebeldía contra la pretensión total de Roma.

Liturgia de entronización (11, 16-18). Las voces del verso anterior aludían al reino del Kyrios-Dios y su Cristo. Ahora, los Ancianos de la corte celeste cantan sólo el reino del Kyrios-Dios, aunque al fondo se halle el Cristo (como indicará 12, 10-12). Esta liturgia recoge los temas de 4, 8.11, recreándolos para la nueva situación del drama escatológico: Ap 4, 8 cantaba la santidad universal de Dios; 4, 11 su acción creadora; 11, 16-18 su victoria y entronización, que presentamos en términos actuales::

– Agradecimiento humano: ¡Eukharistoumen!   (11, 17). Es palabra clave de la iglesia que agradece a Dios su obra salvadora (cf.  Prefacio  Eucarístico), llamándole Señor, Dios, omnipotente (como en 4, 4) y  también el que Es y Era (pero no Viniente, cf. 1, 4.8; 4, 8, porque está viniendo ya, ha venido,  expresando su verdad).

-Entronización divina: "¡Porque has asumido el gran Poder y has reinado!" (11, 17). Dios era Creador  (cf. 4, 11), pero sólo ahora aparece como rey que asume el Poder, expresándose divino en la meta de la historia.

- Victoria escatológica: "¡Porque... ha llegado tu ira... " (11, 18).  Frente al furor de las gentes (Caballos-Jinetes de 6, 1-8; cf. Bestias de Ap 13) responde Dios su "ira liberadora", destruyendo la opresión.

Juicio: "(Porque...) ha llegado el tiempo de juzgar a los muertos.." .(11, 18).  . Juan asume la fe judaísmo (los humanos  deben dar cuenta ante Dios)  y la vincula al triunfo del   Cordero ( 20, 11-15).  

APERTURA DEL TEMPLO,  LUCHA EN EL CIELO  (11, 49-12, 11).

 La parte exterior había quedado en manos de gentiles (11, 1), indicando la persecución de los cristianos y de todos los degollados de la historia. El interior resguardado es promesa de salvación para los perseguidos. Los judíos se habían empeñado en cerrar el templo, destacando la transcendencia de Dios: sólo el Sumo Sacerdote entraba un día al Año, con la sangre de las expiaciones (cf. Lev 16). Juan lo ha visto abierto, ofreciendo su misterio de gracia a los humanos (cf. Mc 15, 38).

Se abre el Templo y   Dios se hace presente para todos. Eso significa que la historia especial de Israel ha terminado: no tiene santuario especial que custodiar, ni tarea que cumplir. El Templo no se abre lo han destruido los romanos (como destacan los apocalípticos judíos: 4 Es, 2 Bar), sino porque Dios quiere revelarse.  Dentro se encontraba bien guardada el Arca de la Alianza, como signo de elección israelita (cf. 25, 10-22), aunque unos pensaban que había desaparecido con la destrucción del Primer Templo (el 587 a. de C.) y otros que se estaba escondida  en una cueva para aparecer al final de los tiempos  (cf. 2 Mac 1, 4-8).

 12, 7Se trabó entonces en el cielo una batalla: Miguel y sus ángeles entablaron combate contra el Dragón. Y el Dragón y sus ángeles lucharon encarnizadamente,78pero fueron derrotados y los arrojaron del cielo para siempre. 9Y el gran Dragón, que es la antigua serpiente, que tiene por nombre Diablo y Satanás y anda seduciendo a todo el mundo, fue precipitado a la tierra junto con sus ángeles. 10Y en el cielo se oyó una voz potente que decía:

  •   Ahora se ha realizado la salvación y el poder y el reinado de nuestro Dios
  •   y la potestad de su Cristo.
  •    Porque ha sido expulsado el Acusador de nuestros hermanos,
  •    el que día y noche los acusa  delante de nuestro Dios.
  •    Ellos lo han vencido por la Sangre del Cordero y por el Testimonio que dieron,
  •    sin que por amor a sus vidas temieran la muerte.
  •    ¡Alegraos, por tanto, cielos  y los que habitáis en ellos!
  •    temblad, en cambio, tierra y mar,
  •    porque el Diablo ha bajado a vosotros  rebosando furor,
  •    sabiendo que le queda poco tiempo.

De esta forma, lo que en un sentido era fin (ha sonado la 7ª trompeta, la confusión ha terminado) se convierte en principio: hasta ahora se podían confundir niveles, echar la culpa a Dios, refugiarnos de un modo escapista en la fatalidad de lo perverso; ahora, por obra de Cristo (Miguel), podemos descubrir el mal entre nosotros. Así lo dice, de forma sorprendente, el canto que sigue, voz grande del cielo (12, 10-12; con ecos de 11, 17-18):

 – Principio: "Ahora (arti) se ha realizado la Salvación..." (12, 10a) y se vinculan reino de Dios y poder de su Cristo (como en 11, 15). Lo que antes parecía signo angélico (ha triunfado Miguel)  se vuelve  kerigma:  Dios nos ha querido salvar, nos ha salvado.

  • Experiencia básica: "¡Ha sido expulsado el Acusador de nuestros hermanos...!" (12, 10b). Así cantan los celestes (Vivientes, Ancianos, Ángeles). Como sabe Job 1-2, habitaba sobre el cielo el fiscal enemigo. Era espíaenvidioso, mirando, vigilando, acusando... Era signo de todos los espías terrestres que rodean a la comunidad de Juan, acusando a sus fieles ante las autoridades del imperio. Satán, el Diablo antiguo, es en la iglesia el signo inmediato de la denuncia, división y muerte. Pues bien, ya ha sido expulsado de los cielos. No puede buscar allí su aval o protección.
  • Concreción eclesial: "Ellos (los cristianos, hermanos de los ángeles) han vencido a Satán..." (12, 11). No cantan los humanos la victoria de los ángeles sino, al contrario, los ángeles la victoria de los humanos. Lo que antes era reino o triunfo de Miguel (batalla celeste) es ahora expresión de triunfo humano. Los cristianos vencen a Satán por los dos medios ya evocados al principio de Ap (cf. 1, 2): por la sangre del Cordero (entrega de Jesús) y la palabra de su testimonio, por el  martirio hecho palabra de vida.
  • Consecuencia: "¡Alegraos, cielos! ¡Ay de tí, tierra y mar, porque ha bajado a vosotros el Diablo..." (12, 12a). Sólo ahora se dividen cielo y tierra.  Los bienaventurados moran gozando en el cielo con Dios (skênoun, como en 7, 15; 9, 3), mientras  los que habitan en la tierra (katoikein, como en 3, 10; 6, 10; 8, 13 etc) sufren la violencia satánica. Por eso sigue el canto ¡Ay de la tierra y el mar!  (anuncio de las  Bestias de Mar y Tierra que proceden del Dragón:  Ap 13) porque al Diablo apresurado le queda ¡poco tiempo! (12, 12b). Ese poco tiempo es causa de gozo para los creyentes que llaman  ¡Ven Señor Jesús! ( 22, 6-21; cf. 10, 6), siendo principio de miedo para los perversos.

Es tiempo de pensar la historia. Oscar Cullmann

Este canto de los ángeles define la pascua victoriosa de Cristo y fundamenta todo lo que sigue. Lo que en 12, 5 podía parecer nacimiento glorioso  (pura elevación) se expresa aquí (12, 11) en la sangre pascual del crucificado. Lo que en 12, 7-10 podía parecer lucha suprahistórica de Miguel y el Dragón (mito de guerra celeste)  se expresa aquí en la entrega martirial de los creyentes.  Con maestría literaria ha empleado  Ap 12  diferentes registros literarios, diciendo lo mismo en diversos lenguajes. Es posible que utilice fuentes previas (como suponía la exégesis hasta unos decenios, con gran erudición histórica). Pero más que las fuentes influyen en su texto los estilos: narración de nacimiento escatológico (12, 1-6), mito de batalla angélica (12, 7) y  confesión pascual creyente, abierta al compromiso (12, 10-12).    

LOS VENCEDORES Y EL CANTO DE MOISÉS  (15, 1-8)

 15, 2Y vi como un mar de cristal mezclado  de fuego y a los  vencedores de la Bestia, de su estatua y de la cifra de su nombre, con las cítaras de Dios. 3Cantaban el cántico de Moisés, siervo de Dios, y el cántico del Cordero, diciendo:

Apocalipsis  15, 1-8

  • Grandes y maravillosas son tus obras, Señor, Dios todopoderoso;
  •    justos y verdaderos tus caminos, Rey de las naciones.
  •    ¿Quién no te temerá, Señor, y dejará de glorificar tu nombre?
  •    Porque eres el único Santo
  •     y todas las naciones vendrán a postrarse ante ti,
  •    porque se han hecho patentes tus designios salvadores.

Vencedores celestes, canto de Moisés (15, 2-4). En bella paradoja, al despliegue de la ira responden con su canto los que han vencido (nikôntas) a la Bestia y a su imagen y al número de su imagen (15, 2). Los antes derrotados derrotados se vuelven vencedores (cf. 2, 5.11.17 etc):

 – Liturgia nueva, voz de gloria. En medio del despliegue de los sellos (6, 9-11) y al prepararse las trompetas (8, 3-5) los sacrificados pedían justicia y venganza, elevando su sangre intercesora. Ahora no piden nada: están sobre el cielo y entonan el himno de Moisés, canción de libertad y acción de gracias.

  • – – Del Monte Sion al Mar del Cielo (15, 2). Los redimidos del Cordero (cf. 7, 14) gritaban al Dios de salvación (7, 10), llevando palmas de  victoria  (evocando la fiesta de los Tabernáculos). Los hemos escuchado después en el Monte Sion, cantando el himno de su purificación  (14, 1-5). Pues bien, ahora los vemos sobre el mar de cristal y fuego del cielo, en la altura más alta, ante el trono sublime de Dios  (cf. 4, 6).   Fuego y   agua se vinculan en cristal de transparencia. Sobre el mar celeste (mayim y sha-mayim, agua y cielos se vinculan en hebreo) están en pie los triunfadores. Han entrado al misterio de Dios, allí se mantienen.
  • Llevan en su mano cítaras (=del culto) de Dios (15, 3). Los ancianos de 5, 8 tenían cítaras (harpas, liras) y copas con incienso de las oraciones de los santos. Pues bien, estos vencedores sólo llevan citaras de música y canto. Las copas de incienso se han vuelto signo de ira, en manos de los ángeles (cf. 15, 7). Los soldados vencedores, que desfilan gritando en 7, 10 y acompañan al Cordero en 14, 1-5, se han vuelto cantores de gloria. Dios es para ellos misterio de música.
  • Cantan el canto de Moisés, siervo de Dios, y el canto del Cordero (15, 3). De la vera del Mar Rojo donde entonaba Moisés su victoria (Ex 15) pasamos a la orilla del cielo donde cantan los nuevos vencedores que han cruzado el mar de persecución (cf. 5, 9-10), para entonar un himno nuevo (cf. 14, 3) de Moisés y del Cordero, que retoma en clave cristiana los motivos de Ex 15: «Cantaré al Señor, gloriosa es su victoria, | caballos y carros ha arrojado en el mar.2Mi fuerza y mi poder es el Señor, | Él fue mi salvación.  

JUSTICIA  DE TALIÓN, UN CANTO DE VENGANZA (AP  16,  5-7)

 2 Salió el primer ángel, vertió su copa sobre al tierra,  y los humanos que llevaban la marca de la bestia y adoraban su estatua se llenaron de úlceras malignas y dolorosas.   3Vertió el segundo ángel su copa sobre el mar, el cual se convirtió en sangre como de cadáver, y perecieron todos los seres vivos que había en él.  4 El tercer ángel vertió su copa sobre los ríos y los manantiales, que también se convirtieron en sangre. 5Y oí al ángel de las aguas que decía:

  • Eres justo, Tú, el que Eres y Eras, el Santo,
  •    porque  has decidido estas cosas:
  •    6habían derramado la sangre  de los santos y profetas,
  •    y tú le has hecho beber sangre . Lo merecen.
  •    7Y oí que decían desde el altar:
  •    Sí, Señor, Dios todopoderoso,
  •    verdaderos y justos son tus juicios.

Intermedio. Lógicamente, tras esa inundación de sangre (entre la tercera y cuarta copa), se escucha la voz del ángel hermeneuta, garante de las aguas, que confiesa la justicia del talión escatológico:¡Han derramado la sangre de los santos y profetas, y tú les haces beber sangre! (16, 5b-7). Esta es la alucinación horrible del asesino que ve sangre en todas partes: no la puede lavar porque el agua de lavar es sangre, no puede beber, ni labrar la tierra, porque todo el agua del mundo es sangre de muerte que lleva a la muerte.

Plagas del Éxodo. El libro de la Sabiduría ha destacado el horror de las tinieblas de aquellos que, negándose a mirar la luz Dios (cf. Sab 13), quedan atrapados en la soledad horrible y angustiosa de su oscuridad, condenados al miedo de su noche interior y abismal donde les persiguen espectros monstruosos, en cárcel de miedo invisible que todo lo llena. Juan está impresionado por la sangre: más que un pecado de tipo personal le ha preocupado la violencia de los asesinos que derraman sangre de profetas y justos, encerrándose en la cárcel de su asesinato.

De esta forma se amplía y llega hasta su meta, a nivel cósmico, el  talión de sangre de Gen 9, 6, la primera ley de nuestra historia: a quien derrame sangre humana le derramarán la suya. Sólo en sangre se cura la sangre; sólo matando al asesino se detiene la espiral de asesinatos (cf. Ex 21, 12-13). Pues bien, cuando hemos visto la violencia de Ap 13 sabemos que es imposible detener esa avalancha: no existe en el mundo justicia de espada que pueda parar al asesino, pues la espada y justicia la empuñan los mismos asesinos (cf.  jinetes de 6, 1-8). 

Volvemos al nivel del Éxodo: estos nuevos egipcios homicidas se ahogan y mueren en el mar de sangre que han vertido. La plaga la originan ellos, el infierno es su propia violencia de muerte que han ido extendiendo sobre el mundo. Así lo ha proclamado, en voz de justicia, el ángel de las aguas buenas (cf. 16, 5-6) que veremos después en el paraíso (cf. 22, 1-5), declarando su sentencia final sobre la locura asesina de una violencia que se destruye a sí misma.

 – Por un lado, el mundo se destruye, convertido en sangre: la violencia de las Bestias conduce al total asesinato de la vida sobre el cosmos. El talión pertenece al ser del mundo, es asesinato que lleva a más asesinatos, sangre sin fin, infierno de muerte. 

Sobre ese asesinato emerge la gracia creadora del Cordero (cf. 5, 9) y la de aquellos que resisten, dejándose matar (como los santos y profetas de 16, 6) y limpiando (en su  sangre, sangre del Cordero) la violencia de la historia (cf. 7, 14; 12, 11).

CANTO DE VICTORIA, UNIVERSAL. GRAN ALELUYA. AP 19

  1. Muchedumbre

19 1Después de esto, oí en el cielo como voz grande de una inmensa muchedumbre que cantaba:

  •    ¡Aleluya! La salvación, la gloria y el poder  son de nuestro Dios,
  •    2porque sus juicios son verdaderos y justos.
  •    Porque ha condenado a la prostituta grande,
  •    la que corrompía la tierra con sus prostituciones,
  •    y ha vengado de las manos de ella la sangre de sus siervos.
  •  3Y por segunda vez cantaban:
  •    ¡Aleluya! El humo de su incendio sigue subiendo
  •    por los siglos de los siglos.
  1. Seres celestes

   4Cayeron entonces rostro a tierra los veinticuatro Ancianos y los cuatro Vivientes y adoraron a Dios que está Sentado en el trono, diciendo:  ¡Amén! ¡Aleluya!

  •  Y salió del Trono una voz que decía:
  •    Alabad a nuestro Dios   todos sus siervos
  •    y los que le teméis, pequeños y grandes.
  1. Muchedumbre

  6Oí  luego algo así como la voz de una inmensa muchedumbre, como la voz de aguas caudalosas, como la voz de truenos fragorosos. Y decían:

  •    ¡Aleluya! Ha comenzado a reinar
  •   El Señor Dios nuestro, el todopoderoso
  •   Alegrémonos, regocijémonos  y démosle gloria,
  •   porque han llegado  las bodas del Cordero
  •   y su Esposase ha engalanado ,
  •    y le han concedido vestirse de de lino puro, brillante
  •    (pues el lino representa  las buenas acciones de los creyentes)

  Las voces de los humanos han sonado ya: gritaban venganza los asesinados bajo el altar (6, 9-11), cantaban triunfantes los vencedores en la procesión de Tabernáculos (7, 9-10) y en el Monte Sion al lado del Cordero (14, 1-5) o sobre el mar del cielo  (15, 3-4). Ahora entonan su canción definitiva.

 Lo que empezaba en Ap 4-5, con la celebración del Trono y del  Cordero culmina en estos cantos triunfales de la muchedumbre (19, 1-3.6-8) que ratifican los Vivientes celestiales (19, 4-5). Después vendrá la victoria de Dios (19, 11-20, 15) y las  Bodas del Cordero (21, 1-22, 5). Pero ya no habrá cantos. La voz de la liturgia culmina en nuestro texto. Por eso es necesario que fijemos sus motivos,  la verdad final del triunfo y vida (amor) de Dios para los humanos.

Este es canto de gran muchedumbre celeste,  sin distinción entre los 144.000 "israelitas" (7, 1-8; 14, 1-5)  y la totalidad de los salvados que aclaman al Dios de la Victoria (7, 9-17). Es Canto litúrgico de Salvación, enmarcado por el aleluya (=¡alabad a Yahvé!)   que aparecía como invitatorio o estribillo al principio y fin de muchos salmos. Es canto de reconocimiento y gozo por la salvación  ya realizada: la multitud (humana) que invita a los coros celestes con la voz del aleluya, en  liturgia de alabanza por la salvación lograda. Así se invierte la dirección normal del culto que va de ángeles a humanos.

Los humanos han descubierto y reconocido la salvación. Por eso cantan,  invitando con su aleluya a los restantes seres. Culmina así el proceso litúrgico, la celebración cósmica e histórica de la salvación. Lo que había empezado en forma descendente, en la visión del  Trono (Ap 4) y del  Cordero (Ap 5), se vuelve camino ascendente, voz de todos los salvados de la historia, triunfadores sobre la  Ciudad perversa: ellos empiezan y entonan su canto (c1: 19, 1-3), invitando con el aleluya a los celestes (c2:19, 4-5); ellos concluyen la liturgia, ratificando la alabanza universal de todos los vivientes (c3: 19, 6-8):

  •  - Invitación primera (c1: 19, 1-3). Los salvados entonan y repiten su aleluya, reconociendo la sôteria o salvación de Dios  en el juicio de la gran  Prostituta. 
  • - Respuesta y ratificación celeste (c2: 19, 4-5).  Ancianos y  Vivientes se suman al canto de la tierra con su amén solemne,  ratificado con un tercer aleluya (19,4) que avala la voz  del mismo Trono.
  • - Asentimiento y nueva invitación (c3: 19, 6-8). La voz primera (19, 1-3) se vuelve  proclamación cósmica (muchas aguas, trueno poderoso), que repite por cuarta y última vez el aleluya,  proclamando el reinado de Dios y las  Bodas del Cordero.

 La voz de los celestes (c2 ) se integra en la voz de los salvados de la historia (c1 y c3), en reconocimiento total de la salvación (celebrando así la caída de Babel). De algún modo ha culminado ya el Ap. Lo que venga luego será ratificación de lo celebrado, triunfo de Cristo y/o Dios (19, 11-20, 15), Bodas del Cordero (21, 1-22, 5).  Entre el momento primero y tercero de este canto hay una fuerte continuidad y una diferencia que  define la dramática interior del Ap, llevándonos de la guerra acabada (caída de la Prostituta) a la vida eterna (bodas del Cordero).

Libro La Palabra se Hizo Carne: Teología de la Biblia De Xabier Pikaza ...

c1. 19, 1-3. Salvación. Estaba anticipada, como tema de canto, en los dos momentos fundamentales del despliegue hímnico: 7, 10 (multitud de salvados) y 12, 10 (caída del Dragón). Ahora aparece por tercera y última vez, de forma solemne, ratificando la victoria de la vida sobre la muerte de la historia.  La salvación (con gloria y fuerza) pertenece sólo a Dios: ha liberado a los humanos destruyendo a la  Corruptora de  la tierra; ha condenado a la Prostituta, ha salvado a los humanos. Así actúa  Dios.

c2. 19, 4-4.  Alabanza celeste. Entre los dos cantos de la muchedumbre ( c1 y c3) se ha introducido la nueva alabanza  de Vivientes y Ancianos, que celebran la victoria de Cristo como ya realiza. De esa forma asumen y ratifican el triunfo de los fieles del Cordero sobre el mundo.

– c3. 19, 6-8.  Reino de Dios, Bodas del Cordero. Sólo donde ha desaparecido la Prostituta  puede aparecer la Mujer en gozo de bodas. Por maldad de la Prostituta, habían desaparecido de la tierra la voz de novio y novia (18, 23b). Ahora reaparecen en forma más alta,  vinculando Triunfo de Dios (¡ha reinado el Señor Dios...! cf. 1, 15) y   Bodas del Cordero, en dualidad (con distinción sin separación) entre Dios y su Mesías, tal como insinúa Dan 7 (Anciano de Días e Hijo del Humano) y la tradición cristiana. El reinado de Dios no es imposición de un poder dictatorial sino amor de bodas, comunión de vida, realizada por medio del Cordero.

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