Bergoglio despeja cualquier duda sobre su estado de salud en Budapest y Eslovaquia Un Francisco en plena forma regresa a Roma después de un exitoso viaje al corazón de Europa
Bergoglio deja atrás cuatro jornadas agotadoras en las que, pese a los 'profetas de desventuras', apenas ha mostrado fatiga alguna. Un Papa en plena forma, que demuestra a todos que sigue con fuerzas, y con ganas, trabajando para la Iglesia y el mundo
Francisco hizo un llamado a la paz y la reconciliación entre pueblos y culturas, y un clamor por un continente de acogida y no de muros cerrados
En clave interna, fueron sonoros los 'rapapolvos' a los obispos húngaros y eslovacos, y un llamamiento a una Iglesia que escucha, que sale y se mancha, no una Iglesia castillo, una Iglesia fortaleza, como defienden los guardianes de las esencias
En clave interna, fueron sonoros los 'rapapolvos' a los obispos húngaros y eslovacos, y un llamamiento a una Iglesia que escucha, que sale y se mancha, no una Iglesia castillo, una Iglesia fortaleza, como defienden los guardianes de las esencias
Francisco ya vuela hacia Roma. En su último viaje con Alitalia, Bergoglio deja atrás cuatro jornadas agotadoras en las que, pese a los 'profetas de desventuras', apenas ha mostrado fatiga alguna. Un Papa en plena forma, que demuestra a todos que sigue con fuerzas, y con ganas, trabajando para la Iglesia y el mundo.
Sólo en dos momentos (durante su encuentro con Orban y en el palacio presidencial esloveno) tuvo que utilizar un pequeño coche eléctrico, y la práctica totalidad de sus discursos fueron de pie. A las 15,30 se espera su llegada a Roma y, tras el aterrizaje, la clásica visita a Santa María la Mayor.
Este es, quizá, el mayor éxito de un viaje al corazón de Europa en el que Francisco hizo un llamado a la paz y la reconciliación entre pueblos y culturas, y un clamor por un continente de acogida y no de muros cerrados.
Acordes y desacuerdos con Orban
Tal vez se echó en falta una expresión más directa durante su encuentro con Viktor Orban, pero Roma dejó claro desde el principio que el Papa viajaba al Congreso Eucarístico y que la de Budapest no era una visita de Estado a Hungría.
Distinta fue su relación con la presidenta de Eslovaquia, llamada a ejercer un contrapeso a las políticas neoliberales y con la que Francisco mostró evidentes signos de complicidad.
En clave interna, fueron sonoros los 'rapapolvos' a los obispos húngaros y eslovacos, y un llamamiento a una Iglesia que escucha, que sale y se mancha, no una Iglesia castillo, una Iglesia fortaleza, como defienden los guardianes de las esencias.
A su regreso a Roma, y a la espera de la rueda de prensa que ofrecerá en el vuelo de regreso (y que les ofreceremos en RD en cuanto lo permita el embargo romano), Francisco ya piensa en nuevos viajes: la COP26 de Glasgow y un nuevo itinerario a Grecia, Chipre y Malta le esperan antes de concluir el año. Un Papa en forma que quiere seguir dirigiendo, con mano misericordiosa, la barca de Pedro.
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