Este es el tuit que publicó el papa Francisco este viernes, 11 de noviembre, día en el cual la Iglesia celebra la memoria litúrgica de San Martín, Obispo de Tours, y también día en el cual concluye el Simposio promovido por el Pontificio Comité de Ciencias Históricas en colaboración con el Dicasterio para las Causas de los Santos, titulado "Modelos de santidad y canonizaciones a 40 años de la Constitución Apostólica Divinus Perfectionis Magister (1983-2023)", que se viene realizando en la Pontificia Universidad Lateranense de Roma.
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— Conf_episcopal (@conf_episcopal) November 11, 2022
Reflejos luminosos del Señor en la historia
El tuit del Santo Padre es una invitación a “servir el Evangelio y a los hermanos y a ofrecer nuestra propia vida desinteresadamente, sin buscar ninguna gloria mundana”, tal como lo dijo en la homilía que pronunció el 15 de mayo de este año, en la Santa Misa con el rito de canonización de 10 beatos. Al canonizar a Titus Brandsma, Lázaro Devasahayam, César de Bus, Luis María Palazzolo, Justino María Russolillo, Carlos de Foucauld, María Rivier, María Francisca de Jesús Rubatto, María de Jesús Santocanale, María Domenica Mantovani, el Papa Francisco señaló que, ellos vivieron la santidad de un modo “único e irrepetible”, desgastándose por el Evangelio “abrazando con entusiasmo su vocación —de sacerdote, algunos, de consagrada, otras, de laico—, descubrieron una alegría sin igual y se convirtieron en reflejos luminosos del Señor en la historia”.
La santidad es siempre original, única e irrepetible
Es por ello, que el Santo Padre nos recuerda que todos estamos llamados a la santidad y nos alienta a seguir este camino que “no está cerrado”, sino que es universal, que es una llamada para todos nosotros, y que comienza con el Bautismo. El Papa además nos dice que, “todos estamos llamados a la santidad, a una santidad única e irrepetible”. Y para ello, nos pone un ejemplo, la vida del joven italiano, Carlos Acutis, que decía que, “la santidad es siempre original, no hay santidad de fotocopia, es la mía, la tuya, la de cada uno de nosotros. Es única e irrepetible”. Sí, el Señor tiene un proyecto de amor para cada uno, concluye el Pontífice, tiene un sueño para tu vida, para mi vida, para la vida de cada uno de nosotros, por eso hay que llevarlo adelante y vivirlo con alegría.