El Papa anima a los obispos amigos de los focolares a "tener la audacia de ser uno" Francisco: "La unidad que Jesucristo nos da no es la unanimidad, no es estar de acuerdo a toda costa"
El Papa vuelve a hacer un llamamiento "a la unidad en la Iglesia, unidad entre todos los creyentes, unidad en el mundo entero"
Recuerda a Chiara Lubich: "En medio de las laceraciones y destrucciones de la guerra, el Espíritu puso en el joven corazón de Clara una semilla de fraternidad y comunión"
"Los obispos estamos al servicio del pueblo de Dios (...), o de una unidad externa, de una 'uniformidad', sino del misterio de comunión que es la Iglesia en Cristo y en el Espíritu Santo, la Iglesia como Cuerpo vivo, como pueblo en camino en la historia y al mismo tiempo más allá de la historia"
Agradece "el empeño con el que habéis seguido este camino de amistad -os recomiendo que sea siempre abierto, nunca exclusivo- para crecer en el servicio de la comunión".
"Los obispos estamos al servicio del pueblo de Dios (...), o de una unidad externa, de una 'uniformidad', sino del misterio de comunión que es la Iglesia en Cristo y en el Espíritu Santo, la Iglesia como Cuerpo vivo, como pueblo en camino en la historia y al mismo tiempo más allá de la historia"
Agradece "el empeño con el que habéis seguido este camino de amistad -os recomiendo que sea siempre abierto, nunca exclusivo- para crecer en el servicio de la comunión".
Chiara Lubich marcó un modo de fraternidad nuevo, surgido del horror de la II Guerra Mundial. Una fraternidad en la que tenían cabida todas las sensibilidades cristianas. La 'Obra de María' o movimiento de los Focolares fue, así, haciendo amigos en todos los rincones de mundo. Muchos de ellos, también, obispos.
Algunos de ellos, católicos, pero también protestantes, anglicanos u ortodoxos, se dieron cita hoy en Roma, siendo recibidos por el Papa Francisco, quien hizo ante ellos un llamamiento "a la unidad en la Iglesia, unidad entre todos los creyentes, unidad en el mundo entero".
"Estamos cerca, de hecho unidos en el único Cuerpo y el único Espíritu", señaló el Pontífice, pues muchos de ellos seguían la reunión on line. El Papa destacó el "camino de amistad" entre prelados que cumple 40 años. Una unidad "en círculos concéntricos", tal y como posteriormente la reformuló el Concilio Vaticano II.
"En medio de las laceraciones y destrucciones de la guerra, el Espíritu puso en el joven corazón de Clara una semilla de fraternidad y comunión", destacó Francisco. Una semilla que fue "atrayendo a hombres y mujeres de todas las lenguas y naciones con la fuerza del amor de Dios, que crea la unidad sin anular la diversidad, al contrario, potenciándola y armonizándola".
"Los obispos estamos al servicio del pueblo de Dios, para que sea edificado en la unidad de la fe, la esperanza y la caridad", recordó el Papa, cumpliendo el mandato de Jesús: "Que todos los cristianos sean uno, para alabanza y gloria del Dios Trino, y que el mundo esté unido en la unidad. creer en Jesucristo".
"Papa y obispos, estamos al servicio no de una unidad externa, de una 'uniformidad', sino del misterio de comunión que es la Iglesia en Cristo y en el Espíritu Santo, la Iglesia como Cuerpo vivo, como pueblo en camino en la historia y al mismo tiempo más allá de la historia", subrayó el Pontífice.
El sueño de la fraternidad
Este, añadió, "es el 'sueño' de Dios". "Es su designio reconciliar y armonizar todo y a todos en Cristo" y también "es el sueño de la fraternidad, al que dediqué la Encíclica Fratelli tutti". Por eso, "frente a las 'sombras de un mundo cerrado', donde tantos sueños de unidad 'se hacen añicos', donde falta 'un proyecto para todos' y la globalización navega 'sin rumbo común', donde el azote de la pandemia corre el riesgo de exacerbar las desigualdades, el Espíritu nos llama a 'tener la audacia de ser uno'".
"Pensemos también en tantos testigos de nuestro tiempo, pastores y laicos, que han tenido la audacia de la unidad, pagando en persona un precio a veces muy alto", recordó Bergoglio. "Porque la unidad que Jesucristo nos ha dado y nos sigue dando no es la unanimidad, no es estar de acuerdo a toda costa. Obedece a un criterio fundamental, que es el respeto a la persona, el respeto al rostro del otro, especialmente del pobre, del pequeño, del excluido", insistió, culminando con un agradecimiento por "el empeño con el que habéis seguido este camino de amistad -os recomiendo que sea siempre abierto, nunca exclusivo- para crecer en el servicio de la comunión".
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