"No veo el riesgo de cisma, pero me preocupan las polémicas y divisiones" Scola, rotundo: "Atacar al Papa es dañar a la Iglesia"
"La aparición de Francisco como Papa ha sido un puñetazo saludable en el estómago que el Espíritu Santo ha utilizado para despertarnos"
“Si bien puedo entender su confusión interna, y creo que todos comienzan con buenas intenciones, no veo la necesidad de haz esto, especialmente en público"
"El Papa es el punto de referencia último para la navegación de la barca de la iglesia, [incluso] cuando el mar está tormentoso"
“Veo una renovada oposición entre los guardianes de la tradición entendida de manera rígida y los defensores de las prácticas que se conforman, pero también de la doctrina, a las demandas mundanas
"El Papa es el punto de referencia último para la navegación de la barca de la iglesia, [incluso] cuando el mar está tormentoso"
“Veo una renovada oposición entre los guardianes de la tradición entendida de manera rígida y los defensores de las prácticas que se conforman, pero también de la doctrina, a las demandas mundanas
“El Papa es el Papa, y atacar al Papa es dañar a la Iglesia”. En una entrevista con Gerrard O’Conell para America, Scola, quien acaba de perder su derecho al voto en un hipotético cónclave, se desmarca de los críticos a Francisco.
Considerado por muchos el gran candidato al que se enfrentó Bergoglio en el cónclave de 2013, Scola admite que “nunca imaginó” que el cardenal de Buenos Aires acabara siendo Francisco, pero que “nunca creía en la posibilidad de convertirme en Papa”
Scola sostiene que “la aparición de Francisco como Papa ha sido un puñetazo saludable en el estómago que el Espíritu Santo ha utilizado para despertarnos”, especialmente a las iglesias europeas, que “están cansadas (...). Su forma de acercarse personalmente a la gente puede incluso descongelar algunas situaciones y levantar la iglesia en Europa, que sufre de cansancio”.
Ataques duros e insolentes
Frente a ello, han surgido movimientos contrarios a Bergoglio. Para Scola, se trata de "ataques duros e insolentes contra el Papa". "Esto está mal. Cuando era niño, me enseñaron la expresión, 'El Papa es el Papa', y eso no se puede cuestionar ... No puedo aceptar una actitud que considero injusta desde la perspectiva de la Iglesia", sostiene, con rotundidad, el purpurado.
“Se puede decir, con el debido respeto, que 'No entiendo esta o aquella elección [hecha por el Papa]'. Pero al mismo tiempo, uno debe hacer todo lo posible por comprender plenamente lo que ha propuesto el Papa ", añade.
Sobre los cardenales que critican públicamente al Papa, el prelado italiano no se esconde. “Si bien puedo entender su confusión interna, y creo que todos comienzan con buenas intenciones, no veo la necesidad de haz esto, especialmente en público". Como alternativa, “siempre existe la posibilidad de que un cardenal escriba al Papa, solicite audiencia y busque explicaciones”.
Camino sinodal
“Creo que el proyecto es muy bueno”, apunta el cardenal, refiriéndose al camino sinodal. “Y es necesario que acompañemos al Papa, como siempre se debe hacer, seguirlo, obedecerlo, porque el Papa es el punto de referencia último para la navegación de la barca de la iglesia, [incluso] cuando el mar está tormentoso. Es necesario acompañar y seguir la indicación que da, aunque se pueda cuestionar —en el buen sentido de la palabra— y discutir donde no siempre resulta convincente. Pero nunca debemos perder esa actitud suprema, en plena libertad, que se llama obediencia ".
“Algunas personas prevén escenarios oscuros para una iglesia que supuestamente está amenazada por un cisma”, escribe. Sin embargo, dice: "No veo el riesgo de un cisma" y, en cambio, le preocupan "las polémicas y las divisiones, que se agudizan aún más, incluso a expensas de la verdad y la caridad".
Guardianes de la tradición
“Me temo que estamos retrocediendo, específicamente a la época de los debates entre conservadores y progresistas después del consejo”, continúa. “Veo una renovada oposición entre los guardianes de la tradición entendida de manera rígida y los defensores de las prácticas que se conforman, pero también de la doctrina, a las demandas mundanas”.
“Podemos debatir y discutir cuestiones, pero debemos hacerlo con respeto mutuo y nunca subestimar la pertenencia común a Cristo”, dijo. “También debemos reconocer la necesidad de diversidad en la unidad, de lo contrario perdemos la riqueza que ofrecemos a la libertad de los demás”, concluye.
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