Diálogo intergeneracional, educación y trabajo, ejes del mensaje papal para la Jornada Mundial de la Paz El Papa reclama "una arquitectura de la paz" para construir "un futuro prometedor" frente a "los escombros de la historia"
"El ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario"
“La crisis global que vivimos nos muestra que el encuentro y el diálogo entre generaciones es la fuerza propulsora de una política sana, que no se contenta con administrar la situación existente «con parches o soluciones rápidas», sino que se ofrece como forma eminente de amor al otro, en la búsqueda de proyectos compartidos y sostenibles”
"Es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos"
"La cultura del cuidado puede convertirse en el lenguaje común que rompa las barreras y construya puentes”
“Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos”
Lee aquí: 'Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera'
"Es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos"
"La cultura del cuidado puede convertirse en el lenguaje común que rompa las barreras y construya puentes”
“Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos”
Lee aquí: 'Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera'
“Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos”
Lee aquí: 'Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera'
“Que sean cada vez más numerosos quienes, sin hacer ruido, con humildad y perseverancia, se conviertan cada día en artesanos de paz. Y que siempre los preceda y acompañe la bendición del Dios de la paz”. Así concluye, 'Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera', el mensaje del Papa Francisco para la Jornada Mundial de la Paz, que se celebra este 1 de enero.
Un mensaje que se basa en tres la búsqueda de una “arquitectura de la paz”, con un mensaje de esperanza frente a los “escombros de la historia”, que marquen “el comienzo de un futuro prometedor”, en torno a tres caminos: propone tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo”, elementos “esenciales para la gestación de un pacto social, sin el cual todo proyecto de paz es insustancial”.
Ruido ensordecedor de las guerras
“A pesar de los numerosos esfuerzos encaminados a un diálogo constructivo entre las naciones, el ruido ensordecedor de las guerras y los conflictos se amplifica, mientras se propagan enfermedades de proporciones pandémicas, se agravan los efectos del cambio climático y de la degradación del medioambiente, empeora la tragedia del hambre y la sed, y sigue dominando un modelo económico que se basa más en el individualismo que en el compartir solidario”, comienza el Papa, quien apunta que, “como en el tiempo de los antiguos profetas, el clamor de los pobres y de la tierra sigue elevándose hoy, implorando justicia y paz”.
“En cada época, la paz es tanto un don de lo alto como el fruto de un compromiso compartido”, subraya, reclamando “una arquitectura de la paz” que “nos involucra a cada uno de nosotros personalmente”. “Todos pueden colaborar en la construcción de un mundo más pacífico: partiendo del propio corazón y de las relaciones en la familia, en la sociedad y con el medioambiente, hasta las relaciones entre los pueblos y entre los Estados”, añade.
Tres caminos para la paz
Desde ahí, Francisco propone tres caminos para construir la paz. “En primer lugar, el diálogo entre las generaciones, como base para la realización de proyectos compartidos. En segundo lugar, la educación, como factor de libertad, responsabilidad y desarrollo. Y, por último, el trabajo para una plena realización de la dignidad humana.”, elementos todos “esenciales para la gestación de un pacto social, sin el cual todo proyecto de paz es insustancial”.
“En un mundo todavía atenazado por las garras de la pandemia, que ha causado demasiados problemas”, afirma Bergoglio, existe una opción posible, “el diálogo. El diálogo entre las generaciones”. Y es que “todo diálogo sincero, aunque no esté exento de una dialéctica justa y positiva, requiere siempre una confianza básica entre los interlocutores. Debemos recuperar esta confianza mutua”.
La pandemia “ha aumentado en todos la sensación de soledad y el repliegue sobre uno mismo”, constata el mensaje papal, que incide en cómo “la soledad de los mayores va acompañada en los jóvenes de un sentimiento de impotencia y de la falta de una idea común de futuro”. “Esta crisis es ciertamente dolorosa. Pero también puede hacer emerger lo mejor de las personas”, sostiene, optimista, el Papa. “De hecho, durante la pandemia hemos visto generosos ejemplos de compasión, colaboración y solidaridad en todo el mundo”.
Qué es dialogar
Pero, ¿qué es dialogar? “Dialogar significa escucharse, confrontarse, ponerse de acuerdo y caminar juntos”, una propuesta de futuro para “una paz duradera y compartida” entre las distintas generaciones. Y es que, como ha repetido en muchas ocasiones Bergoglio, “los jóvenes necesitan la experiencia existencial, sapiencial y espiritual de los mayores; por el otro, los mayores necesitan el apoyo, el afecto, la creatividad y el dinamismo de los jóvenes”.
Y es que “los grandes retos sociales y los procesos de construcción de la paz no pueden prescindir del diálogo entre los depositarios de la memoria ―los mayores― y los continuadores de la historia ―los jóvenes―; tampoco pueden prescindir de la voluntad de cada uno de nosotros de dar cabida al otro”, explica el Papa.
Los grandes retos sociales y los procesos de construcción de la paz no pueden prescindir del diálogo entre los depositarios de la memoria ―los mayores― y los continuadores de la historia ―los jóvenes―; tampoco pueden prescindir de la voluntad de cada uno de nosotros de dar cabida al otro
“La crisis global que vivimos nos muestra que el encuentro y el diálogo entre generaciones es la fuerza propulsora de una política sana, que no se contenta con administrar la situación existente «con parches o soluciones rápidas», sino que se ofrece como forma eminente de amor al otro, en la búsqueda de proyectos compartidos y sostenibles”, recalca Francisco, quien vuelve a recordar que “sin raíces, ¿cómo podrían los árboles crecer y dar fruto?”.
Educación, trabajo y cuidado de la Tierra
Un diálogo con efectos evidentes en el cuidado de la casa común, la educación y el trabajo. “La oportunidad de construir juntos caminos hacia la paz no puede prescindir de la educación y el trabajo, lugares y contextos privilegiados para el diálogo intergeneracional”, constata el Papa. “Es la educación la que proporciona la gramática para el diálogo entre las generaciones, y es en la experiencia del trabajo donde hombres y mujeres de diferentes generaciones se encuentran ayudándose mutuamente, intercambiando conocimientos, experiencias y habilidades para el bien común”.
En este punto, Bergoglio lamenta cómo “el presupuesto para la instrucción y la educación, consideradas como un gasto más que como una inversión, ha disminuido significativamente a nivel mundial en los últimos años”. Sin embargo, la formación “hace a la persona más libre y responsable”. “La instrucción y la educación son las bases de una sociedad cohesionada, civil, capaz de generar esperanza, riqueza y progreso”.
Proceso real de desarme
Frente a ello, los gastos militares han aumentado, “y parecen destinados a crecer de modo exorbitante”. Por ello, sostiene Bergoglio, “es oportuno y urgente que cuantos tienen responsabilidades de gobierno elaboren políticas económicas que prevean un cambio en la relación entre las inversiones públicas destinadas a la educación y los fondos reservados a los armamentos”.
Un proceso real de desarme internacional, recalca el Papa, liberaría “recursos financieros que se empleen de manera más apropiada para la salud, la escuela, las infraestructuras y el cuidado del territorio, entre otros”.
Cultura del cuidado
“Me gustaría que la inversión en la educación estuviera acompañada por un compromiso más consistente orientado a promover la cultura del cuidado”, continúa el Pontífice. Una cultura que “puede convertirse en el lenguaje común que rompa las barreras y construya puentes”.
“Es necesario forjar un nuevo paradigma cultural a través de «un pacto educativo global para y con las generaciones más jóvenes, que involucre en la formación de personas maduras a las familias, comunidades, escuelas y universidades, instituciones, religiones, gobernantes, a toda la humanidad»”
“Es necesario forjar un nuevo paradigma cultural a través de «un pacto educativo global para y con las generaciones más jóvenes, que involucre en la formación de personas maduras a las familias, comunidades, escuelas y universidades, instituciones, religiones, gobernantes, a toda la humanidad»”, recalca el Pontífice. “Un pacto que promueva la educación a la ecología integral según un modelo cultural de paz, de desarrollo y de sostenibilidad, centrado en la fraternidad y en la alianza entre el ser humano y su entorno”.
El trabajo, factor indispensable
Por otro lado, el Papa destaca que “el trabajo es un factor indispensable para construir y mantener la paz”, en lo personal, pero también en lo comunitario, “porque se trabaja siempre con o por alguien”. En este punto, Francisco admite cómo “la situación del mundo del trabajo, que ya estaba afrontando múltiples desafíos, se ha visto agravada por la pandemia de Covid-19”.
Y de qué manera: “Millones de actividades económicas y productivas han quebrado; los trabajadores precarios son cada vez más vulnerables; muchos de aquellos que desarrollan servicios esenciales permanecen aún más ocultos a la conciencia pública y política; la instrucción a distancia ha provocado en muchos casos una regresión en el aprendizaje y en los programas educativos”. Al tiempo, “los jóvenes que se asoman al mercado profesional y los adultos que han caído en la desocupación afrontan actualmente perspectivas dramáticas”. Por no hablar de la economía informal, “que a menudo afecta a los trabajadores migrantes” y cuyo efecto “ha sido particularmente devastador”.
A eso se agrega que actualmente “sólo un tercio de la población mundial en edad laboral goza de un sistema de seguridad social, o puede beneficiarse de él sólo de manera restringida”, y el crimen organizado aumenta, “envenenando la economía e impidiendo que se fomente el bien común”, fomentando condiciones laborales de esclavitud.
Derecho a trabajar
Frente a esta realidad, “tenemos que unir las ideas y los esfuerzos para crear las condiciones e inventar soluciones, para que todo ser humano en edad de trabajar tenga la oportunidad de contribuir con su propio trabajo a la vida de la familia y de la sociedad”, clama el Papa.
Y es que “es más urgente que nunca que se promuevan en todo el mundo condiciones laborales decentes y dignas, orientadas al bien común y al cuidado de la creación”, que permita “estimular, acoger y sostener las iniciativas que instan a las empresas al respeto de los derechos humanos fundamentales de las trabajadoras y los trabajadores, sensibilizando en ese sentido no sólo a las instituciones, sino también a los consumidores, a la sociedad civil y a las realidades empresariales”.
Mientras intentamos unir los esfuerzos para salir de la pandemia, quisiera renovar mi agradecimiento a cuantos se han comprometido y continúan dedicándose con generosidad y responsabilidad a garantizar la instrucción, la seguridad y la tutela de los derechos, para ofrecer la atención médica, para facilitar el encuentro entre familiares y enfermos, para brindar ayuda económica a las personas indigentes o que han perdido el trabajo
“Queridos hermanos y hermanas: Mientras intentamos unir los esfuerzos para salir de la pandemia, quisiera renovar mi agradecimiento a cuantos se han comprometido y continúan dedicándose con generosidad y responsabilidad a garantizar la instrucción, la seguridad y la tutela de los derechos, para ofrecer la atención médica, para facilitar el encuentro entre familiares y enfermos, para brindar ayuda económica a las personas indigentes o que han perdido el trabajo. Aseguro mi recuerdo en la oración por todas las víctimas y sus familias”, recalca.
Francisco concluye su mensaje haciendo "un llamamiento a los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad” para que “sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo”.
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