El Papa cita al Quijote: "Donde hay música, no puede haber cosa mala" Francisco aboga por una nueva "sinfonía" que lleve "a la fraternidad universal" en un mundo en silencio por la pandemia
"El silencio que vivimos, ¿está vacío o estamos en proceso de escucha? ¿Está vacío o estamos escuchando? ¿Permitiremos, después, la aparición de una nueva canción?" pregunta el Pontífice a los participantes del IV Congreso Internacional de Música
"El patrimonio musical de la Iglesia es muy variado y puede servir de apoyo no sólo a la liturgia, sino también a la interpretación en concierto, en las escuelas y en la catequesis, e incluso en el teatro"
"Un buen músico conoce el valor del silencio, el valor de la pausa. La alternancia entre el sonido y el silencio es fructífera y permite la escucha, que desempeña un papel fundamental en todo diálogo"
"Un buen músico conoce el valor del silencio, el valor de la pausa. La alternancia entre el sonido y el silencio es fructífera y permite la escucha, que desempeña un papel fundamental en todo diálogo"
"El silencio que vivimos, ¿está vacío o estamos en proceso de escucha? ¿Está vacío o estamos escuchando? ¿Permitiremos, después, la aparición de una nueva canción?". El Papa ha lanzado la preguntas a los participantes de el IV Congreso Internacional de Música, promovido por el Consejo Pontificio de la Cultura, en colaboración con el Pontificio Instituto Litúrgico del Ateneo Sant'Anselmo, durante un videomensaje hecho público este mediodía.
"Que las voces, los instrumentos musicales y las composiciones sigan expresando, en el contexto actual, la armonía de la voz de Dios, que conduce a la 'sinfonía', es decir, a la fraternidad universal", concluye el Pontífice, quien abre su intervención reflexionando sobre los 'textos y contextos' para "enriquecer a las comunidades eclesiales" en el campo de la música, la liturgia y la evangelización.
El patrimonio musical de la Iglesia
"Como es sabido, la Biblia ha inspirado innumerables expresiones musicales, incluso páginas fundamentales de la historia de la música: pensamos en el canto gregoriano, en Palestrina, en Bach...", explica el Papa, quien sostiene que "el patrimonio musical de la Iglesia es muy variado y puede servir de apoyo no sólo a la liturgia, sino también a la interpretación en concierto, en las escuelas y en la catequesis, e incluso en el teatro".
Sin embargo, "desde el comienzo de la pandemia de Covid, la actividad en el campo de la música se ha reducido considerablemente", recalca el Papa, quien añade que "mis pensamientos están con todos los afectados: con los músicos, que han visto su vida y su profesión trastocadas por las exigencias del alejamiento; con los que han perdido su trabajo y su contacto social; con los que han tenido que hacer frente, en contextos difíciles, a la necesaria formación, educación y vida comunitaria".
Su compromiso por ofrecer "un servicio musical dotado de nueva creatividad" es "válido no sólo para la Iglesia, sino para todo el horizonte público". Citando al Quijote, Francisco sostiene que "donde hay música, no puede haber cosa mala". Y es que la música "estimula la conciencia personal de cada uno y también crea una fraternidad universal".
"Un buen músico conoce el valor del silencio, el valor de la pausa. La alternancia entre el sonido y el silencio es fructífera y permite la escucha, que desempeña un papel fundamental en todo diálogo", sostiene el Papa, que se dirige a los músicos, a quienes "invita a escuchar la Palabra de Dios". Y a los participantes en el convenio que ayuden a "que los textos bíblicos 'hablen' en contextos culturales nuevos y diferentes, para que la Palabra divina llegue efectivamente a las mentes y los corazones".
Elementos rituales
También para las civilizaciones indígenas, "en las que el enfoque de la música se integra con los demás elementos rituales de la danza y la celebración". "En este contexto pueden surgir narrativas atractivas al servicio de la evangelización. De hecho, la experiencia integral del arte musical incluye también la dimensión de la corporeidad", sostiene.
El videomensaje concluye con una pregunta provocativa, que surge "en la situación en la que nos encontramos, provocada por la pandemia". Y que es: "¿el silencio que vivimos está vacío o estamos en proceso de escucha? ¿Está vacío o estamos escuchando? ¿Permitiremos, después, la aparición de una nueva canción?". "Que las voces, los instrumentos musicales y las composiciones sigan expresando, en el contexto actual, la armonía de la voz de Dios, que conduce a la "sinfonía", es decir, a la fraternidad universal", concluye el Pontífice.
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