"El que esto escribe puede testimoniar sobre la importancia que el Vaticano atribuye a la clientela" Celso Alcaina: "La Iglesia tolera e incorpora 'ritos paganos' para ganar o no perder clientela"
"En Muxía, dos santuarios, a 50 metros uno del otro. El cristiano, a 100 metros y el pétreo a 50 metros del constante batiente del mar bravío"
"El Cristianismo católico operó y opera simbiosis con diversas antiguas religiones en América, en África y en otras diversas latitudes. Todo, con tal de conservar o acrecentar la clientela y minimizar la oposición social"
"La clientela católica, en su mayor parte, es pasiva, indiferente, incrédula o rebelde. Pero hace bulto. Es fundamento de poder sociopolítico, diplomático y económico. La Iglesia vaticana presume de sus 1.300 millones de afiliados"
"La clientela católica, en su mayor parte, es pasiva, indiferente, incrédula o rebelde. Pero hace bulto. Es fundamento de poder sociopolítico, diplomático y económico. La Iglesia vaticana presume de sus 1.300 millones de afiliados"
El catedrático de Arte en la Universidad de Vigo, Antón Castro, ha tenido la amabilidad de hacerme llegar un extenso trabajo inconcluso titulado “Santuario de las piedras sagradas”. El también etnógrafo analiza el doble santuario de su villa natal, Muxía, en la Costa da Morte. Allí persisten dos santuarios: el cristiano, dedicado a Nuestra Señora de la Barca, con origen en la Alta Edad Media, y el pétreo, con origen en el Neolítico, y no precisamente – afirma - en la tardía ocupación céltica. El santuario cristiano está hoy visualizado en un templo renacentista edificado sobre ruinas de una ermita del siglo VII. El santuario de piedras hierofánicas consta de cuatro megalitos: la oscilante Pedrad'Abalar, Pedra dos Cadrís, Pedra Timón y Pedra dos Namorados.
Dos santuarios, a 50 metros uno del otro. El cristiano, a 100 metros y el pétreo a 50 metros del constante batiente del mar bravío. En 1978 y en 2014 ambos santuarios fueron anegados por el océano con terribles daños en sus estructuras. Estamos ante una sustitución/asimilación cristiana en un importante lugar de culto. El fluir de los siglos y milenios no logró anular las creencias y consecuentes peregrinaciones a ambos santuarios.
Cada día, y más tumultuosamente en la primera semana de septiembre, son muchos los devotos que acuden a uno o a los dos santuarios para comunicarse con sus dioses o diosas. Los romeros, llegados a veces de rodillas y autolesionados, visitan las piedras, intentan mover la vacilante ciclópea Pedra d'Abalar, lloran o cantan sobre ella, bailan, pasan por el agujero de la Pedra dos Cadris. Contemporizan la entrada en el tempo cristiano con los milenarios ritos en torno a las míticas rocas.
Algunos romeros ni siquiera visitan la iglesia. Para ellos el Cristianismo es secundario, advenedizo e impuesto. En los últimos años se han multiplicado los peregrinos, muchos de ellos extranjeros, que finalizan en Muxía su Camino de Santiago.
Ha sido una constante en cada nueva religión aprovechar la clientela de la anterior, adaptando, sin negarlas, sus creencias. Lo hizo el naciente Cristianismo (paulino) bebiendo, con preferencia, del JudaIsmo, pero también de otras religiones mediterráneas del comienzo de nuestra era, principalmente las helénicas y egipcias. De ahí, el híbrido doctrinal de los libros neotestamentarios, mescolando mensaje de Jesús con otras creencias y filosofías. Y, a partir del siglo IV, por influencia de la Roma imperial, el Cristianismo se hizo todavía más híbrido al incorporar dogmas, leyes, creencias y conductas que lo alejaron todavía más del jesuanismo.
El Cristianismo católico operó y opera simbiosis con diversas antiguas religiones en América, en África y en otras diversas latitudes. Todo, con tal de conservar o acrecentar la clientela y minimizar la oposición social. Cuando esta pacífica simbioss no fue aceptada por la Institución, por la sociedad o por sus gobernantes, surgieron las guerras de religión o las persecuciones tipo Inquisición.
Pero también estuvo presente la simulación, aceptación externa sin convicción, por razones prácticas de convivencia. En nuestro caso concreto de Galicia, las arraigadas creencias y costumbres milenarias precélticas serían dominantes en los romeros que siguen venerando las piedras. En esas rocas, manifestaciones de sus deidades o de los espíritus de sus antepasados, encuentran consuelo, perdón, refugio, curaciones, alegría, fecundidad.
Sólo en contadas ocasiones la Jerarquía cristiana reprobó y condenó las creencias y los cultos “paganos”. Como queda dicho, normalmente los tolera, a veces los incorpora. Lo hace para no perder o para ganar clientela. Lo importante para la Institución es acrecentar los inscritos bautizados, evitar la contestación mediática, social, geopolítica y económica.
La hodierna situación del Catolicismo es de evidente simbiosis, de tolerancia, de cesión de principios doctrinarios y morales. Atrás quedan los tiempos de las condenas, excomuniones y piras. A diferencia de todos los anteriores concilios, el Vaticano II, generador de muchos largos escritos, se abstuvo de pronunciar una sola condena o excomunión. Sólo posteriormente, a un papa obtuso se le ocurrió proclamar el infundado dogma (?) de la inhabilidad de las mujeres para presidir la Eucaristía. Y, si atendemos a los principios morales, las cesiones de la Jerarquía en los últimos decenios han sido muchas. Todo para no perder clientela.
Sería impopular y supondría perder clientela insistir en multitud de dogmas formalmente indubitados y recalcados hasta hace pocos años. Pecado original, dogmas marianos, Trinidad, divinidad de Jesús, transustanciación, perdón de los pecados por la Confesión, etc. etc. Mejor, no meneallo.
El que esto escribe puede testimoniar sobre la importancia que el Vaticano atribuye a la clientela. Por no perder o por ganar clientela, la Jerarquía cede o condena, aprueba o reprueba, canoniza o margina, exalta o humilla. Sólo algunos ejemplos de primerísima mano.
El Padre Pío de Pietrelcina fue, durante decenios, perseguido por la Jerarquía. Ésta consideraba fraude sus estigmas y perturbadoras sus manifestaciones místicas. Pero, cuando sus seguidores fueron legión, el Vaticano se apresuró a aprobarlo y canonizarlo “súbito”. No podía desaprovechar la clientela.
El expediente de canonización de Josémaría Escrivá contiene puntos flacos y carencias considerables. En la Comisión Calificadora definitiva actuaron dos colegas míos – uno de ellos ahora cardenal - que emitieron voto negativo. Pero el Vaticano tenía serios argumentos para canonizarlo. No sólo era el motivo económico, ya que el Opus es su primer financiador, sino también el social. El Opus mueve multitudes entre las élites conservadoras de la Iglesia. Una clientela que no debía desaprovechar. Fue canonizado “súbito”.
La Madre Teresa de Calcuta, sin duda merecedora de alta consideración, fue canonizada “súbito” en atención a sus numerosos admiradores dentro y fuera del Catolicismo. Clientes para la Institución.
Los últimos papas, particularmente Juan Pablo II, no fueron ni más santos ni más ejemplares que otros miles de “siervos de Dios” o “venerables” cuyos expedientes duermen en los anaqueles de la Congregación para las Causas de los Santos, algunos desde hace siglos. Pero los papas, por su cargo jerárquico, lograron clientela, popularidad. Hay que aprovecharla. Wojtyla fue beatificado “súbito” por su delfín y beneficiado. Luego, escandalosamente “súbito”, fue canonizado por el actual papa, también deudor de su santo.
Las apariciones de la “Señora” – luego la llamarán María – inicialmente fueron siempre proscritas por el Vaticano, incluidas las más renombradas, Lourdes y Fátima. Pero cuando sus devotos son multitud, los jerarcas se rienden, aprueban, participan y promueven. No desaprovechan la clientela.
La Teología de la Liberación fue desaprobada por Roma durante medio siglo. Finalmente, el papa Francisco y sus consejeros se convencieron de que se les escapaba la clientela en Latinoamérica, incluidos teólogos puntera. Ahora es la Teología de moda, aceptada sin reserva por el Vaticano.
La clientela católica, en su mayor parte, es pasiva, indiferente, incrédula o rebelde. Pero hace bulto. Es fundamento de poder sociopolítico, diplomático y económico. La Iglesia vaticana presume de sus 1.300 millones de afiliados. Cada año crece un 1%. Incremento vegetativo, paralelo al demográfico. Por demografía y por cultura, el Catolicismo desciende en Europa, crece en América, Asia y África. Los practicantes disminuyen en todos los lugares, sobre todo en el viejo continente. Son los mayores de 50 años los que se sientan en los templos. Una clientela cuyo éxodo el Vaticano intenta frenar con cesiones, silencios, comprensión, adecuación a algunos derechos humanos, no siempre defendidos, secularmente atacados y negados.
Celso Alcaina
Dr. Filología y Teología. Lic. Derecho
Autor de ROMA VEDUTA