Abrazo de la Iglesia al Poeta de Solentiname



El genial lírico nicaragüense Ernesto Cardenal ocupa estos días las cabeceras de los periódicos por su readmisión al ejercicio del ministerio. Su poesía, una de las más sólidas y reconocibles de América Latina en todo el siglo XX, empezó inspirada en Neruda, Lorca y Alberti, para seguir luego el legado del modernismo norteamericano, sobre todo de Ezra Pound y William Carlos Williams. Una poesía, la suya, liberadora y, a la vez, una teología poética, de la que nació el místico con raíces en san Juan de la Cruz, el Maestro Eckhart y Teilhard de Chardin.

No pretendo ahora trazar una biografía del eximio escritor y político y sus diversas conversiones: a la vida religiosa primero y, más tarde, a la política distorsionada del Sandinismo. Nacido en Granada (Nicaragua) en 1925, renuncia durante la cruel dictadura de Somoza a una juventud bohemia y burguesa, cambiando en 1956 los burdeles de París y las novias más hermosas por la vida contemplativa en el Monasterio de Nuestra Señora de Gethsemani, en Kentucky, Estados Unidos, donde Thomas Merton será su maestro y mentor espiritual.

Una úlcera de estómago le impone el abandono de la Trapa, para darse al clero secular. Funda en 1965 la comunidad contemplativa y artística de Solentiname y se compromete con el Sandinismo. En 1966, se afinca en la isla de Mancarrón y alcanzan celebridad sus talleres de poesía y su tema: la liberación del hombre. En Solentiname precisamente recibe la noticia de la muerte de Thomas Merton. En 1970, durante su primera visita a Cuba, le llega su segunda conversión: a la revolución. Se declara marxista.

Su poesía marca un antes y un después en la historia de la literatura nicaragüense y su nombre escala incluso las altas cumbres de Rubén Darío. Comprometido con su pueblo, incluye su obra más de 30 libros, traducidos a más de 20 idiomas, abarcando temas en los que se entrelazan la experiencia cotidiana con el amor humano y el amor divino, el misticismo, la historia de la opinión en Nicaragua, el amor a la naturaleza y la ciencia.

Durante su visita oficial a Nicaragua en 1983, san Juan Pablo II lo increpó severamente ante las cámaras de televisión, mientras el poeta permanecía arrodillado en la misma pista del aeropuerto. El 4 de febrero del 84 llegó la suspensión a divinis a él (59), a su hermano jesuita Fernando (50), a Miguel D'Escoto (51) y a Edgard Parrales, adscritos a la teología de la liberación. El 4 de agosto de 2014, Francisco ordenó levantar el castigo. Cardenal había abandonado el FSLN en 1994, en protesta contra la dirección de Daniel Ortega, y más tarde dio su apoyo moral al Movimiento Renovador Sandinista (MRS) y a la Alianza Partido MRS durante las elecciones de 2006, al igual que otros destacados literatos nicaragüenses como Gioconda Belli y Sergio Ramírez Mercado, fundador del MRS. Del papa Francisco dice que «lo está haciendo, más que con palabras, con hechos. Es una revolución lo que está haciendo en El Vaticano, lo que significará, en parte, una revolución en el mundo».



A fecha de hoy se desconoce la raíz exacta de esta operación. Quizás su cese en la militancia política y su solicitud de perdón. Algún día lo sabremos. De momento cabe interrogarse ¿por qué ahora y no estos años de atrás? ¿Su provecta edad? ¿Su precaria salud? Es lo cierto, en todo caso, que el 2 de febrero, el nuncio apostólico, el polaco Mons. Waldemar St. Sommertag, visitaba a Ernesto Cardenal en su casa encontrándolo lúcido a sus 94 años, cumplidos el 20 de enero. A partir de ese distendido y cordial coloquio nació una petición de arreglar las cosas. Dos días más tarde, sin embargo, era hospitalizado en Managua por insuficiencia renal. El 11 de febrero, Virgen de Lourdes y jornada mundial del enfermo, ante su mejoría, nueva visita del Nuncio.

Por fin, el domingo 17 el Nuncio se llegó de nuevo al hospital, pero esta vez para comunicarle que el Santo Padre le retiraba la suspensión canónica y le concedía su plena reintegración al sacerdocio. Seguidamente, a las nueve de la mañana, presidía en el hospital la Santa Misa con el padre Cardenal. -«Agradezco y recibo (la decisión) amorosamente», dijo conmovido el P. Ernesto. «El Santo Padre –informó la Nunciatura el lunes 18- ha concedido con benevolencia la absolución de todas las censuras canónicas impuestas al Rev.do Padre Ernesto Cardenal, acogiendo la petición que éste le había presentado recientemente, a través del Representante Pontificio en Nicaragua, de ser readmitido al ejercicio del ministerio presbiteral». Y divulgó en las redes sociales una foto del enfermo, con una estola verde, símbolo de la recuperación de su estado clerical.

Aunque suspenso a divinis 35 años, «debido a su militancia política, el religioso aceptó la pena canónica que le fue impuesta y se ha atenido siempre a ella, sin llevar a cabo ninguna actividad pastoral. Además, había abandonado desde hace muchos años todo compromiso político». O sea, verde y con asas.

Por su parte, el obispo auxiliar de la Arquidiócesis de Managua, Silvio José Báez, publicó el 15 de febrero en su cuenta de Twitter una fotografía de la visita hecha al enfermo el jueves 14: «Hoy visité en el hospital a mi amigo sacerdote, padre Ernesto Cardenal, con quien pude conversar unos minutos. Después de haber orado por él, me arrodillé ante su cama y le pedí su bendición como sacerdote de la Iglesia Católica, a lo cual accedió gozoso. Fue emocionante arrodillarme ante Ernesto Cardenal, recién rehabilitado al ministerio sacerdotal, para que me diera su bendición. Sus ojos se enrojecieron con alguna lágrima, recé por él y le encomendé que le hablara al Señor para que nos auxiliara en los momentos difíciles que vivimos. ¡Fue todo tan hermoso…!», precisó el prelado, que luego, en su página oficial de Facebook, insistía: « ¡Gracias, Ernesto, por haber sabido cantar con belleza y fe el misterio Santo de Dios y por haberlo vivido en las contradicciones de la historia en solidaridad y amor a tus hermanos! ». Es esta la quinta vez en los últimos 14 meses que el poeta ha sido hospitalizado, pero la primera que no requiere ir a la Unidad de Cuidados Intensivos.



A partir de los años setenta, sobre todo con el triunfo de la Revolución Sandinista y su nombramiento para ministro de Cultura, cargo que desempeñó hasta 1988, su poesía se radicaliza y se vuelve primordialmente instrumento de la acción política: Canto nacional (1972), Oráculo sobre Managua (1973), Tocar el cielo (1981) y Vuelos de victoria (1984). Meses atrás exigió al presidente nicaragüense, Daniel Ortega, su antiguo compañero de revolución, que cesara la «represión» hacia los compatriotas que protestan contra su Gobierno, que ha causado al menos 200 muertos. Su última crítica data del 2018, a raíz del ataque de fuerzas «combinadas» del Gobierno a la ciudad de Masaya, a 29 kilómetros al noreste de Managua, que dejó al menos tres muertos y 30 heridos.

Son conocidos sus famosos versos: «Al perderte yo a ti, tú y yo hemos perdido. Yo, porque tú eras lo que yo más amaba y tú porque yo era el que te amaba más. Pero de nosotros dos tú pierdes más que yo, porque yo podré amar a otras como te amaba a ti, pero a ti no te amarán como te amaba yo».

Poeta de grandes premios y famosos poemas como Oración por Marilyn Monroe y su monumental Cántico Cósmico o Telescopio en la noche oscura, es un creador de potente originalidad y ha estado varias veces a las puertas del Nobel. En la antología de su mística, prologada por Lucía López-Barralt, es posible leer frases como «El amor es la única ley que rige el universo... La materia que rige el universo es amor y toda alma que Dios crea la crea enamorada». Y en Telescopio: «Me quisiste todo / dáteme todo pues».

Uno ha preferido siempre las absoluciones a las imposiciones; la benevolencia a la condena. Y sigue viendo la Iglesia por el prisma de la encíclica de san Juan XXIII: Mater et Magistra (Madre [no madrastra] y Maestra). Deplora uno, pues, que el papa Francisco haya cargado tanto los calderos al pobre ex cardenal estadounidense Theodor McCarrick, reduciéndolo al estado laical. ¿No era suficiente, acaso, con la retirada de la púrpura y la reclusión en un convento el resto de sus días? Pues anda que no le queda tela/púrpura que cortar ejerciendo imposiciones por otros motivos y, sin embargo, y hasta la fecha, nada de nada monada, morenita, resalada…

A lo mejor, como para compensar, ha venido ahora esto, determinado, bien se ve, por la delicada salud del P. Ernesto, que el día menos pensado pudiera haberse ido a la casa del Padre quedando la santa Madre Iglesia con honda pesadumbre de haber dejado en el pozo a uno de sus hijos. Aplaudo, pues, la medida de misericordia del papa Francisco con el excepcional lírico nicaragüense. En cuanto a lo otro, la historia juzgará.

Por cierto, preguntado en abril de 2014 qué le parecía la canonización de quien, allá en el aeropuerto de Managua, le había aplicado la célebre reprimenda, Ernesto Cardenal la calificó de «una monstruosidad», por «proteger» a «un monstruo», así definió a Marcial Maciel (1920-2008), fundador de los Legionarios de Cristo y separado del sacerdocio por Benedicto XVI a consecuencia de acusaciones de pederastia. En cambio, valoró la de Juan XXIII, a quien calificó de «tremendo papa» que «vino a revitalizar la Iglesia». Publicó la entrevista «Micultura feriero», periódico del Ministerio de Cultura dominicano con motivo de la Feria Internacional de Literatura local. (www.publico.es/actualidad/ernesto-cardenal-tilda-monstruosidad-canonizacion.html.).



Tocado con su típica boina negra cubriéndole una luenga cabellera blanca que oculta las orejas, sus blancas gafas y su rala barba del mismo color, éste será el icono del P. Ernesto Cardenal, poliédrica figura que pasará a la historia como protagonista de condenas y revoluciones, sí, pero también de mística, de vida contemplativa y de liberación del hombre. Tierno y maternal abrazo el de la Iglesia al eximio poeta de Solentiname. ¡Bien por la Iglesia Madre!¡Bravo por el papa Francisco! ¡Albricias, P. Ernesto, por su deliciosa poesía nicaragüense!

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