Wrecking Ball, el Boss sueña con la esperanza
“Para mí, hay siempre un elemento espiritual, hasta cierto punto religioso –ha dicho Bruce Springsteen en la rueda de prensa que hubo en París hace unos meses–, quizás sea mi educación católica”. El presentador Antoine de Caunes observó entonces: “siempre ha habido influencia del góspel en su música, pero en este disco hay más referencias religiosas que nunca, ¿es porque siente más su propia mortalidad?”, le preguntó.
“No, a mí me han lavado completamente el cerebro desde niño, con el catolicismo. Una vez que estás dentro, como dice Al Pacino, cuánto más intentas salir, más te retiene. Quien ha sido católico, lo será siempre. Yo he vivido al lado de una iglesia, un convento, una rectoría y un colegio católico. He visto cada boda, funeral y misa –dice el antiguo monaguillo–. Me ha dado un sentido muy activo de vida espiritual y me ha traído problemas, sexualmente, pero está bien” –dice riéndose–.
TIERRA ROCOSA
Hemos viajado sobre tierra rocosa,
Despierta, Pastor, levántate,
tu rebaño se ha dispersado lejos de la colina,
las estrellas han palidecido,
el cielo está sereno,
los ángeles claman: Gloria, gloria, aleluya.
Hemos viajado sobre tierra rocosa,
cuarenta días y cuarenta noches de lluvia, han lavado esta tierra.
Jesús dijo que los cambistas no se instalarán en este templo.
¡Encuentra tu rebaño, llévalo a una tierra más alta!
Crecen las aguas del Diluvio y el reino está en llamas.
“Mis canciones –dice este músico de origen irlandés e italiano, que estudió en un colegio de monjas– hablan de almas en peligro” . Sus relatos están llenos de pecado y de maldad, pero también de anhelo de salvación y deseo de redención . Animan con gracia y valor a la resistencia, suspirando por la sanidad de las heridas más profundas, mientras esperan que si la noche es más oscura, es porque está más cerca la mañana.
Hemos viajado sobre tierra rocosa.
¡Cuida de tu rebaño, o se extraviará!
Tendremos que dar cuentas, al llegar el día del juicio,
antes de cruzar el ancho río.
la sangre de nuestras manos, volverá a nosotros.
MUERTE EN LA CIUDAD
Nacido en una familia trabajadora, su padre era conductor de camiones y su madre, secretaria. Al mudarse de Long Branch –donde nació en 1949– a Freehold, le llevaron a la escuela parroquial de Santa Rosa de Lima. Se gradúa en el instituto en 1967, pero abandona la universidad en el primer semestre, para dedicarse a la música. Había formado parte de grupos desde que tenía quince años, pero ahora empieza a recorrer el país con el último de ellos –Steel Mill–, aunque Jersey continúa en su mente.
Su primer disco toma el paseo marítimo de Asbury Park como símbolo. Lo que un día fue un próspero centro turístico, está en los años setenta en plena decadencia. El paro alcanza al 30% de la población y los enfrentamientos raciales entre bandas llevan a toda una serie de disturbios. Este es el trasfondo del álbum, para el que compone primero las letras y luego la música, con un piano de segunda mano en un salón de belleza abandonado. Sus textos poéticos están llenos de ira adolescente por una juventud perdida en la guerra del Vietnam y la violencia urbana. Una parece extensión de la otra, en la canción que se titula “Perdidos en el Diluvio”.
Bruce no pasó el examen físico para ir a Nam en 1969, pero perdió al batería de su grupo Castiles, “Y los que regresaron, no volvieron a ser los mismos” –dice en una entrevista con Rolling Stone –. En Nueva York descubrirá que “es difícil ser un santo en la ciudad” –con el nombre de otro de sus temas–. En ella “el diablo aparece como Jesús, entre el vapor de las calles” de la Gran Manzana. La seducción del dinero y el poder, sólo se puede conseguir sacrificando la honestidad y la integridad.
CORAZÓN HAMBRIENTO
Desde Nacido para correr ( Born To Run, 1975) –un álbum que él describe como “religioso, aunque divertido” –, sus canciones nos presentan la mediocridad de la vida rural de la América profunda, llena de sueños rotos . En ese cuadro gris hay sin embargo una pasión por trascender las circunstancias, que le hacen sentirse insatisfecho, rodeado de muerte, dolor y temor. Su huida en la oscuridad nace de la convicción interna de que hemos sido hechos para la gloria. Eso que Agustín también comprendió, cuando descubrió que “el hombre ha sido hecho por Dios, y su corazón está siempre inquieto, hasta encontrar descanso en Él” . Por eso“todos tenemos un corazón hambriento” –dice Springsteen–, “un hambre que no podemos resistir” ( Hungry Heart ).
En su disco del año 78, Bruce habla sobre La oscuridad al borde de la ciudad ( Darkness On The Edge of Town ). Describe nuestro mundo como “tierras malas”, sobre las que escupe, como un lugar de exilio lejos del Paraíso. En Adán levantó un Caín nos da la razón. Hemos heredado los errores de nuestros antepasados : “En la Biblia Caín mató a Abel / y fue expulsado al este del Edén / Naces a este vida pagando / por los pecados que otro hizo en el pasado”. Pero él no sabe cómo salir de ahí, y romper ese círculo de pecado. A veces parece cuestión de voluntad, otras es como si uno tuviera un sueño, y lo que nos falta es fuerzas para seguirlo. Lo que está claro es que “tenemos que salir de este lugar / aunque sea la última cosa que hagamos / tenemos que salir de este lugar / porque, chica, tiene que haber una vida mejor para mí y para ti”.
La fe de sus personajes contrasta con la realidad oscura de su corazón. Es evidente que su música intenta dar dignidad a gente humilde, en medio de sus miserias, pero el problema es que, al final, cuando le quitas su poderoso lenguaje y bajas el volumen, no queda más que pensamiento positivo. Es “creer en ti mismo”. Bruce afirma: “Creo en la esperanza que me puede salvar / creo en la fe / y oro por que alguien me levante / de estas malas tierras” ( Badlands ). Aunque esa fe, esperanza y oración, no sean más que “un sueño”.
SUEÑOS Y ESPERANZA
¿No hay esperanza entonces?, ¿no es posible la redención? El cristiano aprecia la honestidad de Springsteen al enfrentarse a la realidad del pecado . Algo que existe en el tiempo y en el espacio, que afecta realmente a la gente, porque daña de verdad relaciones. No es cuestión de lenguaje, gustos o preferencias, ni una convención cultural. El pecado es una realidad a la que nos enfrentamos cada vez que nos miramos al espejo . Ha envenenado toda relación. Corrompe todo lo bueno y hermoso. Y mora en el corazón de cada uno de nosotros, manifestándose en todos los aspectos de la vida.
Este tren lleva santos y pecadores,
perdedores y ganadores,
putas y jugadores,
almas perdidas,
corazones rotos,
ladrones y dulces almas que partieron,
bufones y reyes.
¿Es este el tren de la vida? No, es el tren de la salvación, sobre el que cantaba Woody Guthrie y el Bob Dylan nacido de nuevo en Slow Train Coming. Él descubrió el año 79 que ningún sueño puede hacernos renacer, ¡sólo el Espíritu de Dios! ( Juan. 3). La luz que se levanta sobre estas “malas tierras”, anuncia la tierra prometida de una ciudad sobre un monte, más allá de estas ruinas ( Apocalipsis 21-22). Allí “los sueños no serán frustrados” y “la fe encontrará su recompensa”. ¡Escucha “las ruedas de acero cantando” y “las campanas de libertad sonando”! (Tierra de sueños y esperanza ).
No necesitas billete
Sólo tienes que subir a bordo (preparaos, gente)
Sólo da gracias al Señor (preparaos, gente)