"El arzobispo de Bogotá se ha lanzado en sólidas homilías a decir las cosas como son" La Iglesia alza la voz en Colombia
"Ningún clérigo colombiano se siente ajeno a la situación de pobreza, dolor e inequidad que azota al país"
"Esto no es cosa nueva, el Clero en Colombia ha sido protagonista de las transformaciones sociales, y se ha jugado el pellejo en la historia colombiana, comenzando con las firmas en el acta de independencia de 1810"
"La contemplación y la acción se armonizan cuando se es fiel al momento presente, en el que se puede escuchar el clamor de la Tierra, el dolor de los pobres y el llamado de Dios, como lo dice el papa Francisco"
"El clero está alzando la voz, es necesario se consolide como un bloque de salvación nacional, respaldando los reclamos de la ciudadanía"
"La contemplación y la acción se armonizan cuando se es fiel al momento presente, en el que se puede escuchar el clamor de la Tierra, el dolor de los pobres y el llamado de Dios, como lo dice el papa Francisco"
"El clero está alzando la voz, es necesario se consolide como un bloque de salvación nacional, respaldando los reclamos de la ciudadanía"
| Víctor Ricardo Moreno, pbro.
Mientras miles protestan en las calles, clérigos alzan la voz desde los púlpitos (parroquiales, virtuales, mediáticos), salen a las calles acompañando a la ciudadanía y denuncian los desmanes. Comenzaron los obispos con su comunicado en el que reclaman una Reforma Tributaria para el bien de los más frágiles, de las minorías; una reforma construida y dialogada, transparente y a largo plazo.
Y es que ningún clérigo colombiano se siente ajeno a la situación de pobreza, dolor e inequidad que azota al país, cual pandemia, a la que pareciéramos habernos acostumbrado, desde hace décadas. Sin embargo, extrañamente, los medios de comunicación nacionales no están haciendo eco de los reclamos de la Iglesia, haciendo pensar que la Iglesia guarda silencio, pero no es así. Algo no huele bien aquí.
Escritos y palabras de distintos calibres, como el del padre Rafael De Brigard, en el diario nacional El Nuevo Siglo, en el que, de modo ponderado, invita a reformas que ayuden a los más pobres, porque la situación no da más; el sermón del padre Roberto Asdrúbal Arenas, desde Santander, tierra en la que nació la independencia nacional, y diócesis donde nació el actual arzobispo de Bogotá, aprovechó para tocar ese tema álgido que ha estado en boca de todos últimamente: la reforma tributaria es un atropello para los colombianos, asegurando que solo acabando con la corrupción y el derroche gubernamental habría dinero suficiente.
También las palabras del padre Wilsson Ávila en blog El Clero Reflexiona, en el que los clérigos suelen manifestarse abiertamente sobre temas de todo tipo, escribió sobre la situación del país, que es insostenible.
La denuncia de los padres claretianos, por la invasión de una institución educativa, por parte de las fuerzas militares, con tropas helicoportadas y de policía, vulnerando el derecho internacional humanitario, etc., etc. Estas son tan solo algunas manifestaciones de los pastores con olor a oveja. Las redes sociales están encendidas, y en ellas, también decenas de clérigos han hecho eco a los reclamos de la ciudadanía. Los jóvenes tienen un papel protagónico y los eclesiásticos experimentan un serio llamado a estar a su lado.
Esto no es cosa nueva, el Clero en Colombia ha sido protagonista de las transformaciones sociales, y se ha jugado el pellejo en la historia colombiana, comenzando con las firmas en el acta de independencia de 1810; pasando por momentos tormentosos de finales del siglo XIX, en los que hubo expulsiones, amortiguaciones y sustracciones. Las luchas bipartidistas del siglo XX y los reclamos por una vida más cercana a los pobres con el movimiento ‘Golconda’, al sur de la capital del país durante los años 60 y 70. En plena explosión de la Teología de la Liberación, y como fruto del llamado del Celam en Medellín, se vieron los mejores destellos de la participación clerical en un reclamo y compromiso por la justicia social. El Clero ha tenido parte en la movida social del país.
Sí. Cierto; ha habido luces y sombras en esta participación, -nadie lo ha de negar-, pero ha habido una conciencia clara de la necesaria participación al lado de los más pobres, como signo indeleble de estar trabajando por los preferidos del Maestro, los sufrientes, los silenciados. La contemplación y la acción se armonizan cuando se es fiel al momento presente, en el que se puede escuchar el clamor de la Tierra, el dolor de los pobres y el llamado de Dios, como lo dice el papa Francisco.
¿Cada vez más clérigos saben de la necesidad de actuar, de levantar la voz, de no quedarse callados, de reflexionar con los fieles, de escucharlos y de hacerse al lado de sus reclamos? ¿Será que empieza a resurgir una participación social, sin aquella ingenuidad que llevó a algunos a caer en las trampas de los grupos armados que otrora hicieron proselitismo en medio de las sotanas?
No es necesario matricularse ni con izquierdas ni derechas, que el Evangelio abarca todas las realidades sin necesidad de doblegarse ante falsos profetas; el Evangelio es Espiritualidad Integral. En medio de la pandemia son decenas de clérigos que han entregado su vida, al mantener el ritmo de sus actividades pastorales. El último: el Obispo de la diócesis de Soacha, una diócesis marcada por la pobreza y la falta de garantía para una vida digna, en la que el obispo olía a oveja y la ovejas llevaban a su hogar la fragancia alegre y solidaria del obispo.
La tentación de acomodarse siempre está allí, y ciertamente, con vergüenza, todavía algunos clérigos colombianos cierran los ojos a todo lo que sucede. Por esto, tampoco nos quedamos callados ante aquellos que quieren hacer de la vida sacerdotal una vía de carrerismo eclesial y social. Por el contrario, creemos que está surgiendo la conciencia de una lucha por los derechos humanos, la dignidad de las personas, el sufrimiento de los más pobres y hasta el cuidado de la casa común. Hay clero que se sostiene en pie, atento a las transformaciones sociales en Colombia.
Los obispos encabezan la movida, y el arzobispo de Bogotá se ha lanzado en sólidas homilías a decir las cosas como son, ha advertido sobre los peligros de esta situación tan dolorosa, en la que algunos quieren aprovecharse; como decimos en nuestro país, sabe decir ‘cuantos pares son tes moscas’; ha levantado la voz para que la corrupción administrativa, el olvido del Estado en las zonas del país donde se recrudece la violencia, y hasta el reclamo por tantos mendigos que mueren de hambre en las calles, no sigan siendo ignorados por quienes han sido elegidos para hacer justicia al oprimido.
Pero también el clero ha estado mostrando signos de estar alerta en no caer en la trampa de los políticos que buscan pescar en río revuelto, incitando a la violencia, confundiendo las mentes y los corazones con supuestas reivindicaciones, que, en verdad, evidencian con descaro su interés de manipulaciones políticas que, solo aumentan el sufrimiento de quienes ya sufren, presentándose como falsos mesías.
El clero está alzando la voz, es necesario se consolide como un bloque de salvación nacional, respaldando los reclamos de la ciudadanía, para hablar de frente a la realidad de los fieles, de los que buscan solución a su falta de empleo, de salarios para sostenerse, de educación digna para sus jóvenes. Estos son los temas que han de estar acompañando los encuentros virtuales y presenciales del clero, ahora que el arzobispo Primado de Colombia, los está visitando.
Que nadie se engañe, existe un gigante durmiendo en medio de los cuellos clericales, y es el gigante de los anhelos serios de transformación, fruto de una mística que no se queda en devociones distantes de la realidad, sino que, por el contrario, abre las puertas para que cada vez haya más voces alzándose. El Clero Reflexiona en Colombia… ¡Adelante!
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