"Desde el Palau Robert traemos el mensaje montserratino al corazón de la capital de Cataluña" Barcelona abraza el Milenario de Montserrat con una exposición histórica e inmersiva

Mil años de Montserrat, en Barcelona
Mil años de Montserrat, en Barcelona Flama

Un corazón donde -tal y como señalaba el abad Manel Gasch durante la inauguración de la propuesta, en el patio de este recinto barcelonés- también se puede extender el mensaje montserratino"

Jaume Bollboni, alcalde de Barcelona: "La exposición debe servir para que muchos barceloneses renueven su vínculo con la abadía"

Illa: "No hay empresas ni países, ni equipos de fútbol que puedan celebrar mil años de vida"

(Flama) Observar parcial o totalmente las montañas que conforman el macizo de Montserrat cuando se abren las ventanas de una casa es una situación habitual en muchos de los pueblos, grandes y pequeños, que limitan con su ubicación, a caballo de las comarcas del Bages, Anoia y Baix Llobregat.

Boletín gratuito de Religión Digital
QUIERO SUSCRIBIRME

Sin embargo, es una situación que muchos de los vecinos que la experimentan a diario desearían borrar de su cabeza para volver a ver sus cumbres por primera vez. "Y para tener, de nuevo, la cara de sorpresa que todos hemos tenido cuando nos ha pasado", explicaba este pasado lunes Sergi Martin al grupo de autoridades que visitaban la exposición que él y el conservador Marc Sureda han montado, sobre Montserrat, en el Palau Robert de Barcelona.

En este edificio neoclásico que perteneció a una familia aristócrata antes de ser adquirido por la Generalitat de Catalunya es donde los dos historiadores han dedicado el último año —sin recibir presiones de la comunidad benedictina, pero con unas bases de cómo debía ser la muestra”, decían— a llevar la abadía de Montserrat al corazón de Barcelona. "Un corazón donde -tal y como señalaba el abad Manel Gasch durante la inauguración de la propuesta, en el patio de este recinto barcelonés- también se puede extender el mensaje montserratino".

Collboni, Illa y el abad de Montserrat
Collboni, Illa y el abad de Montserrat Flama

Así es como, hasta el 6 de enero, la exposición, que nace para ser itinerante, permitirá, tanto a personas que hayan visto Montserrat miles de veces como a las que nunca la hayan visto, resolver una duda que, para Sureda, puede tener cualquiera de los dos tipos de visitantes: "Quien tiene un vínculo especial con Montserrat tendrá dificultades para explicarlo por la densidad de vivencias recordadas y, en cambio, quien no lo tenga tendrá un problema para comprenderlo". Por eso, esta muestra pretende, según sus comisarios, hacer entender qué es Montserrat puertas adentro y, también, a partir de los ojos de testigos anónimos que se han enamorado de ella de por vida.

De este modo, cualquier persona que deje atrás el bullicio de la ciudad y se adentre en ella podrá vivir la experiencia inmersiva y virtual, en una de las cámaras del palacio barcelonés, de encontrarse en lugares concretos de la abadía, habitualmente cerrados al público. Éstos son la biblioteca, la sala capitular y el claustro por donde se mueven los monjes benedictinos que habitan y velan por su conservación desde hace un milenio.

Los responsables de la exposición
Los responsables de la exposición Flama

Las relaciones históricas entre Montserrat y Barcelona

Con el apoyo de la Dirección General de Difusión de la Generalidad de Cataluña y de la Abadía de Montserrat, la exposición "debe servir para que muchos barceloneses renueven su vínculo con la abadía", como remarcaba, por su parte, el alcalde de Barcelona, Jaume Collboni. Lo hacía antes de poner de relieve las diversas situaciones en las que la talla de la Moreneta tuvo que esconderse en la ciudad condal para prevenir su desaparición, como durante la desamortización que se produjo durante los primeros años del siglo XIX.

“El milenario de Montserrat debe ser una fiesta, también, que reivindique todo el tiempo que el cenobio ha estado vinculado a nuestra ciudad”, terminaba el alcalde. Posteriormente, el presidente del gobierno catalán, Salvador Illa, destacaba la persistencia, la paciencia, la humildad, la sencillez y la apertura que han imperado en toda la trayectoria milenaria de la abadía benedictina. "No hay empresas ni países, ni equipos de fútbol que puedan celebrar mil años de vida", admitía para referirse, finalmente, al "fermento positivo" que "es y debe seguir siendo Montserrat".

Volver arriba