El cardenal madrileño invita a devolver a "nuestra vieja Europa" la "cartografía del Evangelio" Cobo advierte ante los secretarios generales de Europa que "la polarización se va consolidando"

Cobo durante la lectura de su homilía
Cobo durante la lectura de su homilía Archimadrid

El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, ha presidido este lunes una eucaristía en la catedral de la Almudena junto a los secretarios de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) a su paso por la capital para su reunión anual en la sede de la Conferencia Episcopal

"Acontece también en nuestra sociedad, donde resulta fácil levantar muros y trazar líneas rojas para excluirnos y aislarnos los unos de los otros», ha lamentado el purpurado"

E incluso "en nuestra Iglesia, donde, a menudo, estamos lejos de vivir la fraternidad que anunciamos y a la que nos llama Jesús"

(Infomadrid).- «Tenemos grandes desafíos por delante. El primero es anunciar y hacer visible al Dios que se revela en Jesucristo en un mundo que mira a otro lado y pretende privatizar su experiencia», ha dicho el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid, en su homilía este lunes durante la Eucaristía celebrada en la catedral de la Almudena junto a los secretarios de las Conferencias Episcopales de Europa (CCEE) a su paso por la capital para su reunión anual. Entre otras autoridades, han estado presentes Gintaras Grusas, su presidente, y Martin Michalíček, secretario general del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa.

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En una de las capillas laterales del templo y bajo los pies de la patrona de la villa, la Virgen de la Almudena, el cardenal José Cobo ha señalado la importancia «del cuidado de la casa común desde una ecología integral que apuesta por la vida, vela por la naturaleza y se preocupa por la familia». También «la urgencia de una acogida integral a los migrantes para quienes la solidaridad europea es la última de sus oportunidades». Y la «apremiante necesidad de escucha a tantos jóvenes y mayores, solos y desconcertados, en nuestras sociedades desvinculadas».

Tras la lectura del Evangelio en el que Jesús invita a superar el «ojo por ojo» y a «poner la otra mejilla», José Cobo ha explicado que «humanamente, la ley de Moisés sigue la lógica de la proporcionalidad y es aceptada aún en nuestros días». «Sin embargo, Jesús no se queda en ese razonamiento, sino que nos ayuda a dar nuevos pasos», ha matizado.

Según el cardenal, «Jesús ofrece una justicia distinta y mayor» más allá de la que proviene de «cumplir formalmente con la legalidad y la medida establecida». Y, frente a quienes consideran como «un signo de debilidad» el acto de «devolver bien por mal», el arzobispo ha reivindicado que «Jesús nos introduce en una dinámica absolutamente novedosa y provocativa que tiene la virtualidad de poder cambiar el mundo». Así se ha referido a «la fuerza de la Cruz», que supone «el verdadero poder de Dios con el que podremos combatir definitivamente el mal».

El arzobispo de Madrid ha explicado cómo esa «fuerza de la Cruz» tiene la capacidad de «desarmar al violento y cambiar el corazón más endurecido». Y ha advertido de que, pese a las buenas intenciones de cada uno, tal transformación no se debe a «nuestra forma de hacer las cosas» ni «nuestra voluntad» sino al «poder de Cristo, reconciliador y crucificado, quien despliegue esa inmensa fuerza irresistible que nos alcanza en la oración y se hace presente en medio de nuestra fragilidad».


«La polarización se va consolidando»

El arzobispo de Madrid ha lamentado cómo «a poco que miremos descubrimos la dificultad». Por ejemplo, en las guerras, también en aquellas «olvidadas porque carecen de interés geoestratégico». O en un mundo en «que la polarización es una actitud que se va consolidando, desgraciadamente, y que lleva al enfrentamiento y la demonización del que piensa diferente».

«Acontece también en nuestra sociedad, donde resulta fácil levantar muros y trazar líneas rojas para excluirnos y aislarnos los unos de los otros», ha lamentado el purpurado. E incluso «en nuestra Iglesia, donde, a menudo, estamos lejos de vivir la fraternidad que anunciamos y a la que nos llama Jesús». Ha advertido de que, como sucedía con aquella ley de Moisés con la que comenzaba la homilía, muchas veces «podemos ser cumplidores, pero el corazón no acaba de estar convertido ni reconciliado».

Pese a este duro contexto, José Cobo ha insistido en que «podemos aportar y ofrecer la buena noticia del Evangelio». Y ha invitado a volver a presentar a «nuestra vieja Europa» esa «cartografía que solo aporta el Evangelio de Jesucristo», que consiste según la exhortación apostólica Evangelii Gaudium en «la dulce y confortadora alegría de evangelizar».

Según el arzobispo, «en esta cartografía existen hitos y señales importantes que nos dan esperanza», empezando por «la propuesta de fraternidad del Papa Francisco». Ha pronosticado que esta invitación «será capaz de ponernos ante el reto de parar todas las guerras de locura y de malicia» y ayudará a las conferencias episcopales a realizar su trabajo como «una auténtica misión que necesita ser vivida desde el alma del amor entre los hermanos».

En ese sentido, ha recordado a los secretarios de las Conferencias Episcopales de Europa su llamada a «permanecer juntos, sirviéndonos de nuestras conferencias episcopales y de la Comisión de las Conferencias Episcopales Europeas como instrumentos de afecto colegial». Y, aunque estos entes «no sustituyen el gobierno pastoral de cada obispo», sí ha reivindicado que «constituyen un instrumento de comunión».

Finalmente, ha deseado a todos «que la Virgen de la Almudena acompañe vuestra inmensa tarea en favor de la evangelización, la sinodalidad y la comunión de nuestro querido continente desde el corazón y la acogida cordial del Evangelio que se nos entrega».

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