El Concordato, negociado a la par que la Constitución, muy discutido pero sin alternativa Cuarenta años de Acuerdos Iglesia-Estado. ¿Y ahora qué?

(Jesús Bastante).- El 3 de enero de 1979, el entonces ministro de Asuntos Exteriores, Marcelino Oreja, y el secretario de Estado vaticano, el cardenal Jean Villot, ratificaban en Roma el Concordato que hoy, 40 años después, todavía marca las relaciones entre la Iglesia y el Estado español en lo relativo a su presencia jurídica, la enseñanza, la presencia en las Fuerzas Armadas, hospitales y centros públicos, y la financiación.

Tras cuatro décadas, los Acuerdos Iglesia-Estado gozan de una excelente mala salud, aunque ninguno de los gobiernos de la democracia se haya atrevido a denunciarlos. El que más cerca estuvo, el de Zapatero, acabó suscribiendo con los obispos el incremento del porcentaje del IRPF en la famosa casilla: pasando del 0,52 al 0,7%.

Aunque la firma de los Acuerdos es posterior a la Constitución, nadie duda que su entramado fue anterior al establecimiento definitivo de la democracia. De hecho, los acuerdos de 1979 tuvieron su preámbulo en agosto de 1976, cuando el rey renunciaba al "privilegio de presentación" de obispos al jefe de Estado. En todo este tiempo, la base se ha mantenido inalterable.

Únicamente se modificó un punto en 2006, al entrar en vigor el nuevo sistema de financiación (se pasaba del 0,52 al 0,7% del IRPF), al "renunciar" la Iglesia a la exención del IVA. Una situación que privilegia a la Iglesia frente a otras confesiones y cuyo único caso comparable en Europa se encuentra en Italia.

¿Es hora de cambiar el Concordato? El actual Gobierno de Pedro Sánchez asegura que los acuerdos "se van a revisar", pero no precisan en qué puntos, ni cuándo. Parece probable que, en lo que resta de esta legislatura -semanas, meses, a lo sumo un año y medio-, no habrá una denuncia oficial, por más que en el programa del PSOE -también en el de Unidos Podemos- se abogara por la desaparición de los signos religiosos de las instituciones, el fin de la financiación de la Iglesia tal y como la conocemos y el adiós a la Religión en el currículo escolar.

Los cuatro acuerdos suscritos (Asuntos Generales, Financiación, Educación y Fuerzas Armadas) mantienen su plena vigencia, aunque los más polémicos son los relativos a la enseñanza (está en cuestión el futuro de la clase de Religión y de los conciertos con la escuela católica) y el económico, toda vez que la Iglesia debe apostar por su autofinanciación.


Y porque, en pleno siglo XXI, y con el resto de confesiones religiosas exigiendo la plena igualdad, no es de recibo que la Iglesia católica sea la única institución con exenciones fiscales, casilla en la Renta o privilegio para recaudar dinero (en forma de donativos) sin ser fiscalizada por ello.

Los Acuerdos, hoy, están más discutidos que nunca. Pero, paradójicamente, no parece que el Ejecutivo vaya a hacer un especial esfuerzo por reformarlos. Una de las respuestas, sin lugar a dudas, descansa, 43 años después, en el Valle de los Caídos.

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