La presidenta de la HOAC analiza en RD la situación del mundo laboral Maru Megina: "Tenemos que comprometer a toda la Iglesia en la pastoral obrera y del trabajo"

Con la ilusión y, sobre todo, la esperanza intacta, la HOAC afronta el nuevo curso llena de  retos y propuestas, sabiéndose plenamente necesaria en medio de un mundo del trabajo precarizado y en una Iglesia que cada vez atiende y entiende mejor la necesidad de una pastoral del trabajo como la que sus mujeres y hombres encarnan.

De todo ello, pero también de cómo ven la actuación del Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos en materia laboral o de un posible encuentro entre los sindicatos y la cúpula de la Conferencia Episcopal en los próximos meses habla, para RD Maru Megina, la presidenta general de la Hermandad Obrera de Acción Católica en una entrevista tras los recientes cursos de verano, que ofrecemos en dos partes, hoy y mañana, martes 16 de agosto.

Tras el parón forzoso por la pandemia, este año, durante la primera semana de agosto, en Salamanca, han regresado los cursos presenciales de verano de la HOAC. ¿Cómo ha encontrado a los militantes tras los efectos del covid-19? ¿Mantienen la ilusión intacta?

Los cursos de verano han contado con la presencia de un número importante de militantes porque teníamos muchas ganas de poder celebrarlos, por fin, de manera presencial para poder posibilitar el encuentro y la convivencia. Por eso la respuesta ha sido buena. Para la HOAC estos cursos son ya parte de nuestra identidad. Nos permiten analizar, reflexionar y orar de manera reposada y nos dan fuerza para seguir avanzando en nuestra tarea de evangelizar el mundo obrero. Los militantes los hemos vivido con alegría y con ilusión, pero hemos tenido muy presentes a los militantes que nos han dejado estos años por la pandemia. Queremos seguir siendo memoria agradecida por sus vidas.

¿Y, dadas las circunstancias, mantienen también la esperanza de que mejore la situación del mundo del trabajo?

La esperanza para nosotros es Jesucristo, un crucificado que muere pero que con su resurrección nos hace ver hasta dónde llega el Amor de Dios y que somos “don para los demás”. La situación es difícil y causa dolor y sufrimiento en muchas personas porque falta trabajo o el trabajo no es digno y esto produce empobrecimiento y deshumanización. Pero no perdemos la esperanza de seguir construyendo un mundo mejor. Por eso, en estos cursos hemos podido conocer propuestas y prácticas de comunión que son ya realidad y que nos permiten ir avanzando hacia una sociedad más justa donde ese sueño de trabajo decente dignifique la vida de todas las personas. Estamos comprometidos en hacer esto posible en nuestra actividad diaria, en nuestro compromiso.

¿Con qué tarea ineludible marcada en sus agendas han salido como fruto de las reflexiones y debates de estos días de cursos de verano?

Siempre tenemos una tarea ineludible que es la de llevar el mensaje utópico y esperanzador de Jesús al mundo obrero. Mirar esta realidad desde la perspectiva del Reino de Dios.

Hay que seguir trabajando por una cultura construida con otra lógica: la de la común-unión

Además de las propuestas que hemos dialogado con distintas organizaciones, tenemos que seguir construyendo prácticas de comunión junto a las personas desempleadas, precarias, con dificultades de llegar a fin de mes... Esto pasa por recuperar el sueño comunitario; es decir, hay que seguir trabajando por una cultura construida con otra lógica: la de la común-unión. Tenemos que seguir implicados en reclamar trabajo decente, en la defensa de las conquistas sociales y de los servicios públicos, en reconstruir los sueños de lo colectivo que el capitalismo nos ha arrebatado, en eliminar las grietas de la fragmentación del mundo obrero y en comprometer a toda la Iglesia en la pastoral obrera y del trabajo. 

Estos días hemos reflexionado sobre propuestas en las que muchos y muchas de nosotras estamos comprometidos, pero también en estas prácticas tan necesarias.

Estos días han hablado de la precarización del trabajo. ¿Son estos los signos que nos traen los tiempos? ¿Cómo los leen desde la HOAC?

El sistema ha penetrado en todas las esferas de las vidas de las personas, no sólo hablamos de la mercantilización del trabajo. También el planeta nos grita que no puede más mientras la desigualdad social crece. El trabajo es un tema central, como suele recordar el papa Francisco, pero está siendo maltratado y está en riesgo. Nuestra lectura siempre es esperanzadora, aunque realista. Creemos que esta situación tan especial creada por la pandemia supone una oportunidad para buscar un futuro diferente.

Las personas, de manera comunitaria, somos capaces de construir otra sociedad fraterna. Por eso la importancia de soñar juntos, de generar procesos con los trabajadores y trabajadoras empobrecidas en las que implicar y con las que compartir nuestras propias vidas. Si estas personas precarias no son sujetos de su propia historia el cambio no va a ser posible. Por eso nuestro empeño en generar espacios de encuentro, en trabajar juntos, en comunión

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