19 de mayo, Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar Carlos Escribano: "Para un sacerdote u obispo, trabajar con los laicos es una bendición"
El día de Pentecostés, este año el 19 de mayo, la Iglesia en España celebra el Día de la Acción Católica y Apostolado Seglar, con el lema «Laicos por vocación, llamados a la misión»
Carlos Escribano, arzobispo de Zaragoza y presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, tiene muy claro que hay una creciente perspectiva laical en la Iglesia en España que "enriquece enormemente la tarea de la Iglesia"
"Son muchos hombres y mujeres los que se incorporan a la acción evangelizadora de la Iglesia, tanto laicos como consagrados e indudablemente también toda la vida de los sacerdotes, y eso nos hace caminar juntos y redescubrir que en esa tarea compartida realmente tenemos más posibilidades"
"Los laicos sí van tomando conciencia de lo que significa su papel dentro de la Iglesia y de que tienen que ser protagonistas porque no son actores de reparto en la evangelización. Y también estoy convencido de que todo el proceso sinodal está llevando a reforzarnos en esa realidad, a entender que las cosas tenemos que hacerlas juntos"
"La fuerza evangelizadora tiene que estar en el corazón de todos los bautizados y de todos los creyentes"
"Son muchos hombres y mujeres los que se incorporan a la acción evangelizadora de la Iglesia, tanto laicos como consagrados e indudablemente también toda la vida de los sacerdotes, y eso nos hace caminar juntos y redescubrir que en esa tarea compartida realmente tenemos más posibilidades"
"Los laicos sí van tomando conciencia de lo que significa su papel dentro de la Iglesia y de que tienen que ser protagonistas porque no son actores de reparto en la evangelización. Y también estoy convencido de que todo el proceso sinodal está llevando a reforzarnos en esa realidad, a entender que las cosas tenemos que hacerlas juntos"
"La fuerza evangelizadora tiene que estar en el corazón de todos los bautizados y de todos los creyentes"
"La fuerza evangelizadora tiene que estar en el corazón de todos los bautizados y de todos los creyentes"
Carlos Escribano, arzobispo de Zaragoza y presidente de la Comisión Episcopal para los Laicos, Familia y Vida, tiene muy claro que hay una creciente perspectiva laical en la Iglesia en España que "enriquece enormemente la tarea de la Iglesia", algo a lo que, añade en entrevista con Religión Digital, está contribuyendo también el proceso sinodal convocado por el papa Francisco.
En este sentido, tambiénestima que "los laicos sí van tomando conciencia de lo que significa su papel dentro de la Iglesia y de que tienen que ser protagonistas porque no son actores de reparto en la evangelización", algo que el Sínodo de la Sinodaliad está ayudando a reforzar. "Se están dando pasos -destaca monseñor Escribano- y los veremos a medio plazo. Si me apura, a corto plazo, porque estos plazos se abren a una siembra que se convierte en un futuro de esperanza".
¿Persiste todavía la inercia de que eso de ‘la misión’ era algo que les tocaba hacer a otros, como a los sacerdotes o consagrados, o en España también se ha pasado página de esa concepción?
Creo que sí se ha pasado página. Es verdad que puede quedar algún pequeño rescoldo de esa percepción de una Iglesia en la que quizás los laicos no son participantes de lo que tiene que ser la evangelización, el tomar conciencia del don del bautismo, del desarrollar esa dimensión profética a la que somos invitados, porque uno puede llegar a descubrir, si me permite la expresión, que la evangelización no es una opción para el creyente que redescubre la fuerza del bautismo; otra cosa es que tendrá que ver cuál es el mejor espacio, cuál es el mejor lugar y momento, pero la fuerza evangelizadora tiene que estar en el corazón de todos los bautizados y de todos los creyentes.
Y yo creo que todo eso va calando en gran medida. Son muchos hombres y mujeres los que se incorporan a la acción evangelizadora de la Iglesia, tanto laicos como consagrados e indudablemente también toda la vida de los sacerdotes, y eso nos hace caminar juntos y redescubrir que en esa tarea compartida realmente tenemos más posibilidades.
Lo creo sinceramente: trabajar con los laicos realmente para un sacerdote es una bendición y también para un obispo. La perspectiva que podemos tener ya no solo del mundo de la evangelización es complementaria. Quizá los que hemos recibido el ministerio ordenado tenemos una percepción interesante de la realidad de lo que es la evangelización, pero los laicos, esos hombres y mujeres que están en el medio del mundo, pueden aportarnos luz y caminos y es un reto que hay que aprovechar. Y hay muchos hombres y mujeres que están trabajando en están dimensión, y hay que dar las gracias, y cada vez asumen más puestos de responsabilidad y desde una perspectiva laical que enriquece enormemente la tarea de la Iglesia.
¿Cómo están viviendo los laicos españoles la celebración del Sínodo sobre la Sinodalidad? ¿Son conscientes de que el suyo está llamado a ser un papel protagónico? ¿Qué les transmiten a los obispos españoles?
Creo que hay una pluralidad en la recepción del tema sinodal. Hay muchas diócesis donde se ha trabajado con intensidad, aunque es verdad que es un proceso largo que estamos viviendo, en el que se están proponiendo distintas cuestiones y se va trabajando, lo que en un primer momento levantó una gran expectativa y hubo muchas respuestas.
A veces, los procesos cuando se alargan hace que haya que madurar lo que se pide, ir concretando e ir destilando para ir quedándonos con la esencia, ir a lo fundamental, que es donde al final se percibirá la presencia del Espíritu en este camino sinodal al que nos ha convocado el papa Francisco.
Los laicos sí van tomando conciencia de lo que significa su papel dentro de la Iglesia y de que tienen que ser protagonistas porque no son actores de reparto en la evangelización. Y también estoy convencido de que todo el proceso sinodal está llevando a reforzarnos en esa realidad, a entender que las cosas tenemos que hacerlas juntos y caminar para descubrir aquello que la realidad nos está retando a transformar y que solo podemos transformarlo con la fuerza del Evangelio. Y eso lo hacemos indudablemente entre todos, siendo conscientes de lo que el Señor nos sugiere y caminado juntos, que es la manera de generar comunión y enriquecer el espacio de la evangelización, que es tan necesario.
¿Se nota ya de alguna manera en la vida de la Iglesia en España el aporte de este acontecimiento eclesial cuya segunda fase vamos a vivir el próximo mes de octubre?
Particularmente diría que sí, es verdad que hay distintos ritmos, pero cuando vas metiéndote en los procesos -hablo desde la perspectiva de mi diócesis- diría que se van dando pasos, y a veces no pequeños, sobre todo en la sensibilidad, en elementos metodológicos que se van incorporando con una gran naturalidad, como todo lo que hace referencia a la cuestión del discernimiento espiritual, está ayudando a la hora de realizar el trabajo en el que somos capaces de construir juntos.
Ya sólo por eso es una ganancia, así como entender también que en el proceso sinodal es tan importante los resultados a los que lleguemos como el proceso que vamos viviendo, que es verdad que a veces es lento, pero es esperanzador, donde se van introduciendo elementos, cuestiones que van haciendo que nos adentremos en esa capacidad de escucharnos, de abrir horizontes que se comparten, de buscar caminos en los que realmente podemos llevar el evangelio a tanta gente que está esperando el mensaje del amor de Dios.
Sí, se va notando, aunque es cierto que fluctúa, porque cada Iglesia diocesana, cada parroquia, cada comunidad, a veces puede llevar ritmos divergentes, pero en general se están dando pasos y los veremos a medio plazo. Si me apura, a corto plazo, porque estos plazos se abren a una siembra que se convierte en una futuro de esperanza.