“Resurgiremos del todo y saldremos adelante. Y saldremos más fuertes en solidaridad" Juan Carlos Pinto, capellán de la UME: "El juramento que hicimos a la bandera se refleja en el servir a nuestra sociedad en todo aquello que se nos demande"
“En estos días, me piden, sobre todo, rezar por los difuntos o por los familiares enfermos”
Se siente “orgulloso de ser capellán castrense y estar en la UME al servicio del pueblo español, tanto a nivel nacional como internacional”
“La impresionante labor de la Iglesia católica contra la pandemia debería aparecer más en los titulares y en los telediarios”
“La impresionante labor de la Iglesia católica contra la pandemia debería aparecer más en los titulares y en los telediarios”
En el imaginario colectivo, los soldados de la Unidad Militar de Emergencias (UME) forman parte del sector de los “héroes solidarios”, que igual desinfectan calles, plazas y residencias, como levantan hospitales de campaña. Estos 'ángeles de la guarda' tienen un capellán. Se llama Juan Carlos Pinto, aunque sus feligreses le llaman “pater”, tiene 33 años y lleva ya 4 años al frente de la parroquia castrense de Nuestra Señora de Loreto de Alcalá de Henares.
Como todos los curas de España, el pater Pinto está confinado en su casa y atiende a su parroquia de militares y sus familias por streaming y a través de su móvil, que no para de sonar: “En estos días, me llaman sobre todo para pedirme oraciones por sus familiares fallecidos y para que los tenga presentes ante Dios, dado que no los pueden ni despedir ni hacerles duelo y, mucho menos, un funeral. Me piden, sobre todo, rezar por los difuntos o por los familiares enfermos”.
Además, el sacerdote sigue con la catequesis de confirmación por wassap o con la eucaristía online, que celebra a diario. “Rezo y acompaño con la oración a mis feligreses militares, que, a pesar de la protección que llevan, siguen corriendo un riesgo enorme”.
Buenos días, #Evangelio y #Homilía del día Martes de la Octava de Pascua. He visto al Señor y ha dicho esto. https://t.co/UNLpf5fVrK#MartesdePascua
— Pater Pinto (@fatherpinto) April 14, 2020
Un riesgo casi de héroes, que la gente les agradece con los aplausos diarios desde los balcones a las 20:00 horas y con multitud de mensajes de agradecimiento, que le llegan también al sacerdote a través de las redes y del teléfono.
Por eso, el pater Pinto se siente “orgulloso de ser capellán castrense y estar en la UME al servicio del pueblo español, tanto a nivel nacional como internacional. Con su ejemplo y con su coherencia nos ayudan y nos motivan, para seguir echando una mano solidaria desde la humildad y la creatividad”.
Una labor de solidaridad y de consuelo humano y espiritual que este 'sanitario del alma' realiza con los soldados de la UME y con sus familiares, asi como otros muchos curas en diversas situaciones y en todo el país. Aunque la sociedad no lo reconozca. Y eso le duele. “Debería aparecer más en titulares y en las televisiones la impresionante labor de la Iglesia católica, que está sirviendo a la comunidad en todas partes: barrios, pueblos, casas, centros sociales, comedores, hospitales, tanatorios y cementerios”.
Con todo, el pater no se deja amilanar y, en plena semana de Pascua, mira al futuro con esperanza: “Resurgiremos del todo y saldremos adelante. Y saldremos más fuertes en solidaridad y en deseos de trabajar unidos. Vamos a ir a mejor”.
Vamos a ir a mejor, a su juicio, también a nivel eclesial: “Está habiendo ya un despertar religioso y cada vez se valora más la eucaristía y los sacramentos. Además, en los momentos difíciles, todos necesitamos ánimo y aferrarnos a la esperanza que nos viene de Dios”. Como repite en una de sus últimas homilías vía online.
Una de las homilías del Padre Pinto de estos días
En estos días, tan extraños y a la vez tan especiales, cada uno de nosotros vivimos una mezcla de sentimientos y experiencias en nuestro interior. Ante el grito de España, y del resto del mundo, que gime ante el golpe de esta pandemia que nos ataca, los miembros de las Fuerzas Armadas hemos dado un paso al frente para luchar, codo con codo en la primera línea de combate, ayudando a nuestros compatriotas. Sabemos que el juramento que hicimos a la bandera se refleja en el servir a nuestra sociedad en todo aquello que se nos demande.
La virtudes militares, que están en perfecta armonía con el Evangelio, tales como honor, valor, sacrificio y lealtad, llevadas a cabo a través del compañerismo y la entrega, se están poniendo de manifiesto en cada militar que desinfectando residencias, patrullando las calles, levantando hospitales de campaña o apoyando a las caritas parroquiales muestran la tradición más honrosa de nuestra milicia.
Estamos preparados para el combate, para dar la vida por la patria, pero jamás estaremos preparados para presenciar la perdida de quienes amamos. Por eso, estos días el dolor también se ha hecho presente en nuestras filas cuando ha fallecido un compañero, el padre o la madre de alguno de los nuestros y hemos sentido la impotencia de no poderles acompañar en los últimos momentos ni estar presentes en unas exequias que hubiesen mitigado nuestro sufrimiento. Resuenan hoy más que nunca en nuestros corazones las palabras que cantamos en cada acto a los caídos “cuando la pena nos alcanza por el compañero perdido, cuando el adiós dolorido busca en la Fe su esperanza”, así pues con pena y dolor, nosotros cristianos tenemos en la Fe nuestra esperanza, la Fe de la vida eterna, la Fe de sabernos que Dios nunca nos abandona.
Terminemos con aquellas sabias palabras del papa Benedicto XVI “el bien vencerá en el mundo, aunque el mal haga más ruido”: Sí, tengamos confianza en el Señor, no desfallezcamos nunca, luchemos sabiendo que Dios está con nosotros, fortaleciéndonos en el abatimiento, enjuagando nuestra lágrimas en la muerte de un ser querido, llenado nuestro corazón de su Amor para poder amar a cuantos nos rodean.