El obispo fundador de Hombres Nuevos presenta sus Memorias en la Casa de Palencia Nicolás Castellanos: “El Papa Francisco está poniendo las cosas en su sitio: en el Evangelio”
Y en Palencia trató de ser un obispo del pueblo. Por ejemplo, la gente le veía comprando el pan o la leche por las mañanas, paseando por la ciudad, hablando con todos, atendiendo a todos
"Me enamoré de Bolivia, el país más pobre de América Latina, después de Haití”
"Me rechazaron cuatro obispos bolivianos, porque decían que era ‘rojo, comunista y de la teología de la liberación’"
"Claro que evangelizamos, pero desde la promoción integral de todo el hombre. Hacer una escuela o dar de comer es evangelizar. De hecho, Jesús dedicó toda su vida a humanizar: curar, dar de comer y salir al encuentro de las personas”
"Eres un hombre universal y bueno, que llevas esperanza donde se necesita”, dice una mujer comunista
"Me rechazaron cuatro obispos bolivianos, porque decían que era ‘rojo, comunista y de la teología de la liberación’"
"Claro que evangelizamos, pero desde la promoción integral de todo el hombre. Hacer una escuela o dar de comer es evangelizar. De hecho, Jesús dedicó toda su vida a humanizar: curar, dar de comer y salir al encuentro de las personas”
"Eres un hombre universal y bueno, que llevas esperanza donde se necesita”, dice una mujer comunista
"Eres un hombre universal y bueno, que llevas esperanza donde se necesita”, dice una mujer comunista
A sus 88 años (que no aparenta), Nicolás Castellanos, sigue manteniendo su carisma arrollador y sus ganas de cambiar el mundo, para hacerlo más fraterno. Ayer presentó, en la Casa de Palencia en Madrid, sus ‘Memorias’ y una biografía, en un salón abarrotado, para volver a reivindicar su labor de "obispo atípico" en Palencia y, sobre todo, su gran proyecto boliviano, Hombres Nuevos, un referente en el país andino, que "suscita esperanza en la gente".
Lo presentó el sacerdote y escritor Miguel de Santiago, para recordar que fue “el último obispo nombrado por Pablo VI”. Y lo nombró precisamente por ser un obispo del Vaticano II, para “revolucionar una diócesis conservadora y anclada en la tradición”.
Tras la breve presentación, tomó la palabra monseñor Castellanos. Y comenzó agradeciendo la acogida de la Casa de Palencia. “Me siento palentino y los palentinos también me sienten palentino”. Quizás por eso, tiene un puente con su nombre en la ciudad y una calle, amén de nombrarle hijo predilecto.
Recordó que, ante de su nombramiento, “Palencia tenía ganas de estrenar obispo, porque siempre mandaban un auxiliar o un obispo de otra diócesis”. Y confesó que el propio Nuncio le dijo, en aquel momento, que el Papa le había nombrado, porque sabía que “había asimilado las coordenadas del Vaticano II, es decir, seguir el olfato del pueblo de Dios”.
Y en Palencia trató de ser un obispo del pueblo. Por ejemplo, la gente le veía comprando el pan o la leche por las mañanas, paseando por la ciudad, hablando con todos, atendiendo a todos. Y para ser más de todos, hasta suprimió las audiencias y reservó los lunes y los jueves para recibir a todo el que quería verlo. Por supuesto, sin cita previa.
Y su fama de obispo “atípico” fue creciendo dentro y fuera de la diócesis. Hasta el entonces diputado Aznar le presentó en un encuentro como “el obispo más popular de España”. Querido y respetado por todos, hasta los comunistas brindaban por “la Iglesia de Castellanos, porque sólo trabaja por el bien del pueblo”.
Pero Castellanos no se veía de viejo como obispo y, tras doce años de pastoreo, presentó la renuncia a la mitra, en un gesto inédito en el estamento clerical, en el que sólo le acompañó, por aquella mismas fechas, monseñor Buxarrais, que también dejó Málaga, para irse a pastorear una residencia de ancianos en Melilla.
Castellanos, que siempre tuvo un corazón misionero, se marchó a Bolivia, porque fue al país andino a dar una charla “y me enamoré de Bolivia, el país más pobre de América Latina, después de Haití”.
Y en el barrio Plan 2000 de Santa Cruz de la Sierra comenzó su misión. No le fue fácil. Ni a nivel civil y, sobre todo a nivel eclesiástico. “Me rechazaron cuatro obispos bolivianos, porque decían que era ‘rojo, comunista y de la teología de la liberación’. Nos acogió el cardenal Terrazas, que nos visitaba y nos quería. Pero, cuando él murió, sus sucesores no se meten con nosotros, nos toleran, pero nos ignoran. Nunca me invitaron a la Conferencia episcopal boliviana y ni siquiera los curas se acercan al proyecto”.
Pero a Castellanos las dificultades le hacen crecer. Y, con los cuatro millones de pesetas que le dio el empresario español Carlos Laborde, construyó 14 escuelas. “Por qué me dio ese dinero? Me dijo: ‘Con lo bien que viven en España los obispos, uno que se va a Bolivia tiene que ser buena persona’”.
Después vinieron otras muchas obras dentro del proyecto Hombres Nuevos: una escuela de teatro, escuela de música, escuela de gimnasia rítmica y muchas iglesias. En concreto, 16. “Porque, cuando preguntábamos a la gente que nos enumerasen sus tres necesidades principales, siempre decían: la primare, templo; la segunda, templo, y la tercera, templo. Porque hay que estar a bien don Diosito”.
Algunos le reprochaban y le siguen reprochando que eso no es evangelizar. Y Castellanos les contesta: "Claro que evangelizamos, pero desde la promoción integral de todo el hombre. Hacer una escuela o dar de comer es evangelizar. De hecho, Jesús dedicó toda su vida a humanizar: curar, dar de comer y salir al encuentro de las personas”.
Por eso, uno de los lemas de Hombres Nuevos es “nada para el pobre, sino todo con el pobre”. Por eso, Hombres Nuevos ha formado a más de 5.000 profesionales, en un país en el que el 85% vive del trabajo informal, es decir de vender cuatro cosas en las aceras de las calles.
Otro de los lemas de Hombres Nuevos es “cuidar la estética y la belleza”. Y por eso crearon la escuela de música o de teatro, porque “el pobre tiene el mismo derecho que el rico a vivir una vida con belleza y dignidad”.
Como consecuencia de todo ese credo, “lo que más resalta de Hombres Nuevos es que hemos suscitado esperanza en la gente”. Para intentar que la gente “apueste por la fraternidad” y “por una Bolivia donde reine la igualdad”. De hecho, Hombres Nuevos es un referente en toda Bolivia, porque “damos soluciones a los problemas reales”.
También tuvo problemas en su obra, claro. Pero ante ellas siempre ha reaccionado con “utopía y resiliencia” y “con los ojos y los oídos siempre abiertos a las necesidades de la gente”.
En el coloquio posterior a la charla, elogios y alabanzas al obispo. Como la de una mujer, que se confesó comunista: “Eres un hombre universal y bueno, que llevas esperanza donde se necesita”.
Para responder a otra pregunta sobre la mujer, Castellanos confesó: “Hombres Nuevos es fruto del potencial femenino. Por eso, es una pena que no se la tenga en cuenta ni en la Iglesia ni en la sociedad”.
Una monja de Palencia recordó que Castellanos fue el primer obispo que creó la primera Confer mixta de España: “Recuerdo abriendo caminos de fraternidad”.
Miguel de Santiago recordó que los obispos que le sucedieron en Palencia “no querían que los comparasen con Castellanos. Y de hecho, su talante no se ha vuelto a ver en la diócesis. Además, todos los reconocimientos le vienen del ámbito civil, pero no del eclesiástico, donde sólo hay tolerancia y silencio hacia él”.
Monseñor Castellanos no se muestra dolido por eso. Y concluye el encuentro afirmando: “El Papa Francisco está poniendo las cosas en su sitio: en el Evangelio”.
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