Canonistas comparan este caso con el de Juan Cruz, el abusado chileno de Karadima El Karadima de Toledo: Cura condenado a 7 años de cárcel y una indemnización de 40.000 euros por abusar de un menor seminarista

El cura de Toledo condenado
El cura de Toledo condenado

El cura de Toledo, Pedro Francisco Rodríguez Ramos, juzgado por abusos intentó revictimizar al abusado, acusándolo de trastornos de personalidad

En los hechos probados, la sentencia señala que “a partir del año 2005 y hasta el 2007, los encuentros entre el Sr. Rodríguez Ramos y el entonces menor fueron constantes y, en ellos, D. Pedro Francisco Rodríguez Ramos, con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales realizó los siguientes actos”. Y enumera toda una serie de caricias, besos, tocamientos y masturbaciones e intentos de penetración

Los abusos se mantuvieron hasta el 2009, cuando la víctima cumplió la mayoría de edad y quiso romper con el sacerdote, pero antes le hicieron pasar por las llamadas “terapias de conversión”

Los canonista españoles consultados al respecto aseguran a RD que se trata de una “una sentencia ejemplar y casi una catequesis, porque, en diversos apartados, los jueces del tribunal le recuerdan a la archidiócesis de Toledo los principios de la fe y de la doctrina cristiana”

La Audiencia Provincial de León ha condenado a siete años de cárcel, al pago de una indemnización de 40.000 euros y ala prohibición de aproximarse a menos de 250 metros de la víctima al sacerdote Pedro Francisco Rodríguez Ramos por un delito de abuso sexual continuado sobre un menor del seminario menor de Toledo entre 2005 y 2007, según consta en la sentencia de 103 páginas a la que ha tenido acceso RD.

En los hechos probados, la sentencia señala que “a partir del año 2005 y hasta el 2007, los encuentros entre el Sr. Rodríguez Ramos y el entonces menor fueron constantes y, en ellos, D. Pedro Francisco Rodríguez Ramos, con ánimo de satisfacer sus deseos sexuales realizó los siguientes actos”. Y enumera toda una serie de caricias, besos, tocamientos y masturbaciones e intentos de penetración.

Te regalamos ‘Informe RD – Claves del Sínodo de la Sinodalidad’

Parte final de la sentencia del abusado de Toledo
Parte final de la sentencia del abusado de Toledo

El caso del sacerdote de Toledo fue juzgado en la Audiencia provincial de León, porque uno de los numerosos episodios de abuso se cometió en la localidad leonesa de La Bañeza durante unos ejercicios espirituales. La fiscalía pedía una pena de 10 años de prisión por un presunto delito continuado de abusos sexuales. La defensa, la absolución. Y la acusación particular, 12 años y “212.325 euros más los intereses legales que desglosó en secuelas (57 puntos) 139.00 euros; perjudico moral por pérdida de calidad de vida de carácter grave, 70.000 euros; por gastos en tratamientos psicológicos 3.325 euros y lo demás que consta. Con costas”

En el juicio, que duró tres días, el cura abusador basó su defensa en tratar de demostrar que la víctima es “un perturbado mental” que sufre trastornos de personalidad.

Ésta fue la línea básica de defensa del sacerdote y, para dejarla clara en el juicio, su abogado recurrió a leer, una por una, cartas y relatos arrancados de un diario de la víctima escrito cuando era adolescente, en los que, en medio de arrobos místicos, decía hablar con Dios y con la Virgen, y ver milagros. ¿El objetivo? Poner en duda la credibilidad de las acusaciones.

La víctima, que estuvo testimoniando casi una hora, replicaba que, en el seminario, les enseñaban, precisamente a hablar con Dios y con la Virgen, asi como a considerar un milagro la presencia real de Cristo en la eucaristía.

Seminario de Toledo

Además, tuvo que volver a recordar y explicitar todo el calvario vivido en el seminario de Toledo, donde entró en 2003, con 11 años. Allí conoció al sacerdote sentenciado, que entonces ejercía las funciones de director espiritual, y que pronto comenzó a verle por las noches, abrazarle y besarle en la boca.

Desconcertado, el chaval intentó suicidarse con un cúter, pero ni el sacerdote ni ningún otro formador del seminario lo llevaron a urgencia ni dieron parte alguno. A pesar del incidente, el sacerdote le seguía viendo, porque era amigo de la familia y se aprovechaba de la “confusión” del chaval.

De hecho, en 2006, el cura le llevó a Valencia a ver al Papa Benedicto y durmieron juntos en la playa en el mismo saco. La víctima relató en el juicio que, en esa y en otras ocasiones, se sentía “sucio”, pero el sacerdote le decía “que no era pecado, sino algo normal entre personas que se querían”.

En la escalada de abusos, el más grave (y por el que fue juzgado en León) se produjo, concretamente en el seminario de La Bañeza, durante unos ejercicios espirituales, en los que el cura aprovechó para ir a su habitación, obligarle a hacerle una felación y masturbarlo, pero sin dejarlo eyacular, porque, según le decía, “ahí estaba la diferencia entre la gracia y el pecado”, mientras le pedía, entre lágrimas, que no se lo dijese a nadie.

Abusos
Abusos

Los abusos se mantuvieron hasta el 2009, cuando la víctima cumplió la mayoría de edad y quiso romper con el sacerdote, pero antes le hicieron pasar por las llamadas “terapias de conversión”, según el método de Richard Cohen, que se utilizó en algunas diócesis españolas.

Cuando se dio cuenta de que la abogada que le ayudaba con la terapia era amiga del cura que lo abusaba, la víctima decidió romper definitivamente con el tratamiento y le mandó el siguiente sms al cura:

-“Si crees que todo lo que me has hecho se va a quedar así, estás muy equivocado”.

-“Yo te sigo perdonando todo el mal que me has hecho. Realmente no merezco vivir”, le contestó el cura.

El intercambio de mensajes fue rescatado del móvil de la víctima por especialistas de la guardia civil, que los pusieron a disposición del juzgado.

La madre del querellante también intervino en el juicio como testigo y confesó, bajo juramento, que, en 2009, informó al entonces arzobispo de Toledo, Braulio Rodríguez. “El arzobispo me dijo que ya tenía conocimiento por otro sacerdote”. Pero no movió un dedo ni para denunciar al abusador ni para ayudar a la víctima.

La sentencia deja claro, en primer lugar, el intento de revictimización del abusado por parte del sacerdote abusador.

Toledo-catedral
Toledo-catedral

De hecho, la sentencia otorga absoluta credibilidad al relato de la víctima: “Consideramos que la versión de los hechos (de la víctima) es totalmente creíble y no hay rastros de invención o simulación. Durante todo el periplo procedimental, el querellante ha mantenido, en lo sustancial, la misma versión de los hechos denunciados. Su declaración ha sido rica en detalles y al menos, desde la inmediación totalmente creíble. En su relato en el acto del juicio, no hemos apreciado dudas, contradicciones, inestabilidad o evidencias de actuar por móviles de resentimiento o venganza”, explica la sentencia.

El juez se permite, incluso, recordarle el catecismo a los defensores del sacerdote y, en última instancia a la archidiócesis de Toledo, como cuando  argumenta lo siguiente:

“(La víctima) contó su experiencia vital desde su ingreso en el Seminario (niño aún) donde su temprana vocación sacerdotal lo llevó allí (recuérdese que para la Iglesia Católica, el denominado “sacramento del orden” comporta no sólo la tarea de representar a Cristo ante la asamblea sino también en actuar en nombre de toda la Iglesia cuando presenta a Dios en la oración de la Iglesia y sobre todo cuando ofrece en sacrificio Eucarístico -Catecismo de la Iglesia Católica, Asociación de Editores del Catecismo -Nueva edición, pag. 433-.). Fue allí donde comenzó para él la ilusionante formación para el sacerdocio que fue truncada por la conducta del acusado a lo largo del tiempo y en los distintos episodios relatados en el apartado de hechos probados”.

Por eso, los canonista españoles consultados al respecto aseguran a RD que se trata de una “una sentencia ejemplar y casi una catequesis, porque, en diversos apartados, los jueces del tribunal le recuerdan a la archidiócesis de Toledo los principios de la fe y de la doctrina cristiana”.

Hay que tener en cuenta la evidente protección de la diócesis de Toledo al supuesto abusador, porque sólo apartó al cura del contacto con menores en 2021, aunque tuvo conocimiento del caso 12 años antes de tomar las primeras medidas cautelares. Un caso claro de encubrimiento, que puede afectar a los últimos arzobispos de Toledo.

Catedral de Toledo
Catedral de Toledo

Además, en 2022, el abusado también denunció a la diócesis de Toledo ante Doctrina de la Fe, concretamente al arzobispo emérito, Braulio Rodríguez, y al actual titular de la archidiócesis, Francisco Cerro y demás obispos de Toledo, cuya actuación, que está bajo sospecha, se tendrá que dirimir también canónicamente, dado que, hasta ahora, se le negó a la víctima la posibilidad de abrir su caso ante la Justicia canónica, a la espera de que se terminase el juicio civil.

“Con esta sentencia definitiva, aunque no firme, pero tan clara, a Doctrina de la Fe no le va a quedar más remedio que reabrir el caso de la víctima española de Toledo”, aseguran los canonistas madrileños consultados por RD y que comparan al abusado de Toledo con Juan Cruz, la víctima del caso Karadima.

Hay que tener en cuenta que es muy probable que se pueda probar, en el juicio canónico, el encubrimiento de este caso por parte de la archidiócesis de Toledo durante 15 años, asi como el evidente abuso de poder. O eso, al menos, espera la víctima.

Es muy probable, además, que el caso de la víctima de Toledo haya llegado también a manos del propio Papa Francisco, que en cualquier momento podría pronunciarse sobre él. ¿Será el abusado de Toledo, el nuevo Juan Cruz español?

Braulio y Cerro, arzobispos

Volver arriba