"Es fundamental que la Iglesia en España se comprometa a apoyar y promover más activamente la vocación al Diaconado" Diáconos: los aspirantes de una diócesis brasileña superan a los de las 70 españolas juntas

Diáconos
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"El 8 de marzo de 2025, en la archidiócesis de Fortaleza, en Brasil, 113 nuevos aspirantes se incorporaron al curso de discernimiento vocacional para el Diaconado Permanente"

"En España, con casi 50 millones de habitantes y 70 diócesis, la cantidad de aspirantes al Diaconado Permanente no llega a 100"

"Esta diferencia abismal invita a la reflexión, no solo sobre las causas que pueden estar detrás de esta disparidad, sino también sobre las oportunidades que podrían abrirse si se logra hacer un mayor esfuerzo por sensibilizar a la sociedad y animar a los fieles a considerar esta vocación"

"Es fundamental que la Iglesia en España se comprometa a apoyar y promover más activamente la vocación al Diaconado; su papel es clave en la atención a los pobres, a los marginados y a las comunidades más necesitadas, tanto en lo material como en lo espiritual"

Recientemente ha llegado la noticia que informa que el 8 de marzo de 2025, en la archidiócesis de Fortaleza, en Brasil, 113 nuevos aspirantes se incorporaron al curso de discernimiento vocacional para el Diaconado Permanente

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El primer análisis que surge al leer estas cifras es que el número de 113 aspirantes al Diaconado Permanente en una diócesis de 4 millones de personas es apropiado, el preciso para atender las necesidades pastorales, teniendo en cuenta que, por lo general, una cuarta parte de los aspirantes no llega a ordenarse en una misma promoción. Este dato refleja un compromiso significativo, y lo que sí es seguro es que este número ofrecerá la oportunidad de servir a muchos necesitados y llevar la alegría del Evangelio y la presencia de Cristo a las comunidades de manera cercana y efectiva.

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Sin embargo, al comparar estas cifras con la realidad de las diócesis españolas, uno no puede evitar hacer una reflexión inquietante. En España, con casi 50 millones de habitantes y 70 diócesis, la cantidad de aspirantes al Diaconado Permanente no llega a 100, es escasísima en comparación con los 113 nuevos aspirantes de esta única diócesis brasileña. Este contraste nos habla de una realidad compleja, donde la vocación al diaconado parece no estar despertando el mismo interés ni entusiasmo que en otras partes del mundo, como en Italia o Brasil. 

Esta diferencia abismal entre ambos países invita a la reflexión, no solo sobre las causas que pueden estar detrás de esta disparidad, sino también sobre las oportunidades que podrían abrirse si se logra hacer un mayor esfuerzo por sensibilizar a la sociedad y animar a los fieles a considerar esta vocación.

Hay que reconocer que en mi diócesis es notorio el esfuerzo que desde hace meses se está llevando a cabo en los medios de comunicación para sensibilizar sobre este ministerio tan poco conocido. Estoy seguro que la siembra dará una buena cosecha. Me consta que en otras diócesis se está llevando a cabo un esfuerzo notable para difundir y dar a conocer este ministerio. Los medios de comunicación, desde la radio y la televisión hasta las plataformas digitales, están desempeñando un papel fundamental para dar visibilidad a la figura del diácono y su misión dentro de la Iglesia. Esta difusión, sin embargo, es solo el primer paso. La sensibilización debe ir acompañada de un acompañamiento cercano y un ambiente de acogida que permita a los aspirantes sentirse apoyados y animados en su discernimiento.

Es esencial que, cuando alguien se acerque a preguntar por esta vocación, reciba una respuesta cálida, comprensiva y alentadora. A menudo, las dudas y temores sobre el proceso de formación y las exigencias del ministerio pueden generar una actitud de desánimo o de desistimiento. En muchos casos, quienes se interesan por esta vocación pueden enfrentarse a comentarios desalentadores, como la preocupación por la complejidad de los estudios, la dedicación que se requiere o las dificultades para compatibilizar esta formación con la vida familiar y profesional. Este tipo de comentarios, aunque bien intencionados, pueden tener el efecto contrario al deseado, alejando a quienes sienten el llamado, pero no se ven capaces de cumplir con las expectativas que se les presentan.

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Es crucial, entonces, que la Iglesia no solo fomente el interés, sino que también brinde todo el apoyo necesario para que quienes se sienten llamados al diaconado puedan vivir este proceso con mayor facilidad. El acceso a la formación debe ser un proceso accesible y adaptado a las circunstancias personales de cada aspirante. En muchas diócesis, se debería poner en marcha una mayor oferta de becas o subvenciones para los estudios, de forma que el factor económico no sea una barrera para quienes desean comprometerse con este camino. Además, es necesario garantizar que la formación se pueda compaginar con las responsabilidades familiares y laborales. Esto puede implicar una flexibilización en los horarios de los cursos, la posibilidad de estudiar a distancia o incluso un enfoque más práctico en la formación que permita a los aspirantes integrar mejor los estudios con su vida cotidiana.

El esfuerzo por adaptar la formación y facilitar el acceso al diaconado no es solo una cuestión de recursos, sino también de generosidad pastoral y de visión a largo plazo. Los diáconos permanentes no son simplemente servidores litúrgicos, sino agentes de transformación social y espiritual. Su papel es clave en la atención a los pobres, a los marginados y a las comunidades más necesitadas, tanto en lo material como en lo espiritual. Y es que, en una época como la actual, en la que muchas personas sienten una desconexión con la Iglesia o se sienten desatendidas, los diáconos desempeñan un papel crucial en la cercanía y en la presencia de Cristo en el mundo.

Es fundamental, entonces, que la Iglesia en España se comprometa a apoyar y promover más activamente la vocación al Diaconado. Imaginemos qué alegría sería que dentro de unos años, cuando se abran los cursos propedéuticos en las diócesis españolas, la noticia común fuera que más de 100 aspirantes se habían inscrito en muchas diócesis, tal como ha ocurrido en Fortaleza, Brasil. Esto no solo sería una señal de esperanza y renovación en la vida de la Iglesia, sino también una oportunidad para que más personas puedan recibir la alegría de Cristo a través del servicio de aquellos que se han comprometido a vivir su vocación de manera tan generosa y entregada. De este modo, la Iglesia en España podría experimentar un renacimiento vocacional que, sin duda, será una bendición para todos.

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