Se celebrará durante el fin de semana del 21 al 23 de febrero de 2025 Jubileo de los Diáconos en el Año Santo 2025: Un Encuentro de Alegría, Esperanza y Fraternidad

Jubileo de los diáconos
Jubileo de los diáconos

En este Año Santo, se nos invita a renovar nuestra confianza en un mundo mejor, en un mundo que, a pesar de sus sombras, puede iluminarse con la luz de Cristo

Para muchos de nosotros, este encuentro es una oportunidad para vivir el verdadero espíritu del ministerio diaconal: la comunión fraterna y el servicio desinteresado

El momento culmen del Jubileo de los Diáconos será la celebración de la misa de la mañana del domingo 23 de febrero en la que el Papa Francisco ordenará a 50 diáconos de diferentes países

El término "jubileo" proviene de "júbilo", que significa alegría, y con esta finalidad nos convoca el Papa Francisco en el año santo 2025, un Año Santo dedicado a la Esperanza. La esperanza no solo es un concepto teológico, sino una vivencia profundamente humana, una llamada a mantenernos firmes en la alegría y la fe en Cristo. En este Año de la Esperanza, el Papa nos invita a estar alegres en el Señor, como nos recuerda la carta de San Pablo a los Filipenses: “Os lo repito, estad alegres” (Fil 4,4). La alegría del jubileo es, por tanto, la alegría de saber que somos amados por Dios, que somos parte de una Iglesia que camina juntos y que, con la fuerza de la esperanza, podemos transformar nuestras vidas y nuestro entorno.

‘Informe RD’ con análisis y el Documento Final del Sínodo

Un Llamado a la Esperanza

En medio de un mundo a menudo marcado por la incertidumbre, las dificultades y las tensiones, el Papa nos invita a renovar nuestra esperanza. Es una esperanza que no se basa en las circunstancias externas, sino en la certeza de que el Señor está con nosotros. En este Año Santo, se nos invita a renovar nuestra confianza en un mundo mejor, en un mundo que, a pesar de sus sombras, puede iluminarse con la luz de Cristo. La esperanza es un don que se alimenta de la alegría de saber que, en todo momento, podemos llevar la buena noticia de Jesucristo a todos, especialmente a los más necesitados.

Diáconos y sus familias en Roma
Diáconos y sus familias en Roma

Los diáconos, como ministros del servicio y la caridad, son llamados a ser los portadores de esta esperanza. Su ministerio es una expresión tangible de la presencia de Cristo entre nosotros. En su dedicación a los más desfavorecidos, a las familias, a los enfermos y a los pobres, los diáconos se convierten en testigos vivientes de la esperanza que nunca falla. Este jubileo no es solo una celebración personal, sino una invitación a renovar el compromiso con el pueblo de Dios, llevando la alegría del Evangelio a todos los rincones del mundo.

El Encuentro Fraterno de los Diáconos

En el marco de este Año Santo, el Papa Francisco ha convocado a todos los diáconos del mundo a un encuentro especial durante el fin de semana del 21 al 23 de febrero de 2025. Este evento será una ocasión para reunirnos en Roma con otros diáconos, compartir nuestras experiencias y fortalecer los lazos de fraternidad que nos unen como miembros de la Iglesia universal. Para muchos de nosotros, este encuentro es una oportunidad para vivir el verdadero espíritu del ministerio diaconal: la comunión fraterna y el servicio desinteresado. Prueba de lo importante que era para nosotros que un buen grupo reservamos residencia y sacamos los vuelos con un año de antelación, en cuanto se fijaron y se hicieron públicas las fechas.

Diáconos permanentes y sus familias, en Roma
Diáconos permanentes y sus familias, en Roma

Algunos de nosotros ya tuvimos la oportunidad de vivir un momento similar en 2016, durante el Año Santo de la Misericordia. Ese evento fue un verdadero “Año Diaconal”, lleno de momentos de gracia y encuentros inolvidables con diáconos de todo el mundo. Fue una experiencia enriquecedora el poder conocer a hermanos en el ministerio provenientes de lugares donde la Iglesia enfrenta persecuciones, pero también de otras regiones en las que la vocación diaconal es especialmente numerosa. A través de las redes sociales, muchos de nosotros nos habíamos hecho amigos de estos diáconos, pero en esos días tuvimos la bendición de encontrarnos cara a cara, de estrechar nuestras manos y compartir nuestras historias y desafíos.

Este tipo de encuentros es fundamental para el fortalecimiento de nuestra fraternidad, ya que nos permite aprender unos de otros y compartir las riquezas de nuestras experiencias. Los diáconos de diferentes países y contextos nos muestran cómo se lleva a cabo el ministerio en circunstancias tan diversas. En algunos lugares, la escasez de sacerdotes obliga a los diáconos a asumir muchas de las funciones sacerdotales, mientras que en otras partes del mundo, los diáconos se enfrentan a la falta de formación y de apoyo pastoral. Estos encuentros no solo nos enriquecen, sino que también nos desafían a seguir viviendo nuestra vocación con renovado fervor y dedicación.

Diáconos en Roma
Diáconos en Roma

La Fraternidad Diaconal en la Iglesia Universal

En este Año Santo, la fraternidad diaconal se presenta como un tema central. A través del ministerio diaconal, los diáconos son llamados a servir al pueblo de Dios en la caridad, llevando el mensaje de Jesús a todos, especialmente a los más pobres y necesitados. Este es el corazón del diaconado: un ministerio de servicio que no solo se limita a la predicación y la celebración de los sacramentos, sino que abarca una presencia constante entre los más vulnerables. La fraternidad entre los diáconos no solo se vive en el ámbito local, sino que tiene una dimensión universal. Es en este sentido que los encuentros internacionales, como el que se celebrará en Roma en febrero de 2025, son tan importantes. Nos permiten renovar nuestra conciencia de que somos parte de una misma misión, de una Iglesia que se extiende por todo el mundo y que tiene en los diáconos una figura fundamental para su misión evangelizadora y caritativa.

La Ordenación Diaconal en el Año Santo

El momento culmen del Jubileo de los Diáconos será la celebración de la misa de la mañana del domingo 23 de febrero en la que el Papa Francisco ordenará a 50 diáconos de diferentes países. Este acto no solo es un signo de la renovación y expansión del diaconado en la Iglesia, sino también un testimonio de la vitalidad del ministerio diaconal a nivel global. Para muchos de nosotros, acompañar a los diáconos recién ordenados será una ocasión para renovar nuestro propio compromiso con el ministerio y recordar la llamada que nos hizo el Señor a servir a su Iglesia.

En nuestro caso particular, nos acompañarán dos candidatos de la Archidiócesis de Madrid, quienes tendrán el privilegio de recibir la ordenación diaconal de las manos del Papa. Será un momento cargado de emoción y gratitud, no solo para los candidatos, sino para todos los diáconos presentes. La ordenación diaconal es un sacramento de servicio, un acto de entrega total a Dios y a su pueblo, y acompañar a estos nuevos diáconos en este momento tan especial será un recordatorio de la misión que cada uno de nosotros ha recibido.

Un Llamado a Vivir el Jubileo con Alegría y Esperanza

Este Jubileo de los Diáconos en el Año Santo 2025 es, ante todo, una llamada a vivir con alegría y esperanza el ministerio que se nos ha confiado. No es un evento solo de celebración, sino una oportunidad para profundizar en nuestro compromiso con la Iglesia y con el Pueblo de Dios. Es un tiempo para renovar nuestras fuerzas, para aprender unos de otros, y para ser testigos del amor de Cristo en el mundo. En la fraternidad diaconal, podemos encontrar no solo el consuelo y la fuerza que necesitamos, sino también la inspiración para seguir adelante, sabiendo que no estamos solos en esta misión.

El Papa Francisco nos invita a vivir este Jubileo con un corazón lleno de alegría, de esperanza y de gratitud, recordando siempre que, como diáconos, somos llamados a ser signos de Cristo servidor en el mundo, especialmente en los lugares y momentos más necesitados de su luz. En este Año Santo, que la esperanza en un mundo mejor nos impulse a seguir llevando la alegría de Jesucristo a todos, y que, con nuestra vida y nuestro servicio, podamos llevar esperanza y hacer presente la misericordia y el amor de Dios en medio de la humanidad.

Volver arriba