Ahora que estoy vivo

A propósito de las celebraciones del 1 y 2 de noviembre:



Jesús no nos pidió hacer nada por los muertos, pero nos pidió muchas veces hacer mucho por los vivos. Al dar la última vuelta del camino de la vida solo nos va a preguntar qué hicimos por los vivos, pero no nos va a preguntar nada qué hicimos por los muertos porque estos ya están en las mejores manos, que son las de Dios.



Prefiero que compartas conmigo unos minutos, ahora que estoy vivo y no una noche entera, cuando yo muera.

Prefiero que estreches suavemente mi mano ahora que estoy vivo, y no que apoyes tu cuerpo sobre mi cadáver, cuando yo muera.

Prefiero que me hagas una breve llamada ahora que estoy vivo y no que emprendas un inesperado viaje, cuando yo muera.

Prefiero que me regales una sola flor, ahora que estoy vivo, y no que envíes un hermoso ramo, cuando yo muera.

Prefiero que eleves por mi una corta oración, ahora que estoy vivo, y no una eucaristía cantada y concelebrada, cuando yo muera.

Prefiero que me digas unas palabras de aliento ahora que estoy vivo, y no un desgarrador poema, cuando yo muera.

Prefiero que me escribas unas cortas palabras, ahora que estoy vivo, y no un poético epitafio sobre mi tumba, cuando yo muera.

Prefiero disfrutar de los más mínimos detalles tuyos, ahora que estoy vivo, y no de grandes manifestaciones de pesar, cuando yo muera.

¡La vida nos da la hermosa posibilidad de demostrar nuestros afectos a los seres amados, no la desaprovechemos!

Cumpliendo con este mensaje, os envío un abrazo muy cordial a tod@s mis lector@s.-Faustino


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