Cese de voluntarios de Pastoral Penitenciaria de Asturias

Querid@s amig@s colaboradores y cooperantes en la lucha por un mundo mejor


El día 29 de Diciembre pasado hemos sido cesados todos los voluntarios de Pastoral Penitenciaria (unos 40) del Centro Penitenciario de Villabona de Asturias, entre los cuales me encontraba, mediante correo electrónico, recibido del Delegado de Pastoral Penitenciaria, nombrado hace tan solo unos meses por el Arzobispo de Oviedo.



Sorprendidos, extrañados y preocupados por una decisión tan seria e imprevista, después de reunirnos el día 11 de enero, decidimos dar contestación al escrito donde se nos comunicaba el cese. Podéis ver ambos documentos en el archivo adjunto.



Con este correo, pretendemos hacer una reflexión un poco más profunda sobre los fundamentos de nuestro compromiso con los encarcelados, tal como suena esta palabra: "encarcelados", sin eufemismos, mediante unos textos bíblicos que dejan perfectamente claro cuál debe ser el compromiso de nuestra fe con las personas encarceladas.



No conozco uno por uno a los 40 voluntarios, pero sí a la mayoría, y hasta la fecha doy fe de su autenticidad, de su generosidad, no solo con los encarcelados en su acompañamiento personal y en diferentes acogidas de los mismos en distintas instituciones cuando salen de permiso y no tienen quien los reciba, sino también con otros proyectos solidarios con los más empobrecidos. Por eso, haberlos cesado a todos en el fondo y en la forma tan poco humana y menos cristiana como se hizo, no solo por parte del Delegado, sino también por quienes respaldaron esa decisión, nos parece una palmaria injusticia, tanto con los encarcelados, que son las primeras víctimas de la misma, como con unas personas que llevan cerca de veinte años comprometidas con personas extremadamente necesitadas en muchos aspectos, tanto ellas como sus familias.



Es por lo que, ante una decisión tan desproporcionada y desafortunada no podemos quedarnos callados y hemos dado respuesta a la misma en el escrito recogido días pasados por Religión Digital y otros medios.


Absolutamente todos los que estamos en Pastoral Penitenciaria de Asturias somos voluntarios que lo hacemos por un profundo compromiso de solidaridad con quienes más lo necesitan, algunos por convicciones éticas muy firmes que quizá nunca pensaron que lo que hacen por los encarcelados se lo están haciendo a Jesucristo (Ver Mateo 25,31-46), y la gran mayoría por exigencia evidente de nuestra fe, y por eso mismo queremos ser coherentes con la Palabra de Dios que explícitamente así lo expresa, como vamos a ver a continuación:



La predilección de Dios por los pobres, los oprimidos, los marginados, los excluidos, y maltratados, es una constante en toda la Biblia, que Jesucristo hizo plenamente suya. Dentro de ellos destacan también los encarcelados, como se refleja en los textos siguientes:


Salmo 146,6-7: “Yahvé... guarda por siempre lealtad, hace justicia a los oprimidos, da el pan a los hambrientos, Yahvé suelta a los encadenados”.

Isaías 42,6-7: “Yo Yahvé, te he llamado Justicia, te así de la mano, te formé y te he llamado a ser alianza del pueblo y luz de las gentes, para abrir los ojos a los ciegos, para sacar del calabozo al preso, de la cárcel a los que viven en tinieblas”.



Isaías 61,1-3: “El espíritu del Seños está sobre mi, porque me ha ungido y enviado, para anunciar la buena noticia a los pobres, vendar los corazones rotos, a pregonar a los cautivos la liberación y a los encarcelados la libertad”.



Lucas 4,18-19: “El espíritu del Señor está sobre mi porque me ha ungido y enviado a anunciar a los pobres una buena noticia: proclamar la liberación a los cautivos, la vista a los ciegos, dar la libertad a los oprimidos, y proclamar un año de gracia del Señor”.



Mateo 25, 34-40: “Venid benditos de mi Padre, heredad el Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo, porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era inmigrante, y me disteis alojamiento; estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y fuisteis a verme”.



Entonces los justos le contestarán: “Señor, ¿cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento y te dimos de beber? ¿Cuándo te vimos inmigrante y te dimos alojamiento; o desnudo y te vestimos? ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel y fuimos a verte?

El Rey les contestará: “En verdad os digo que cuando lo hicisteis con estos hermanos más pequeños, conmigo lo hicisteis”.



Hebreos 10 32-34: “Traed a la memoria los días pasados, después de haber recibido la luz y soportado un duro y doloroso combate expuestos a ultrajes y tribulaciones, haciéndoos solidarios de los que así eran tratados, pues compartisteis los sufrimientos de los encarcelados”.



Hebreos 13,3: “Acordaos de los presos, como si estuvierais con ellos encarcelados; y de los maltratados, pensando que también vosotros tenéis un cuerpo”.



Quien no saque conclusiones evidentes de este mensaje tan claro de la Palabra de Dios, es que lamentablemente no ha entendido nada de lo que es ser creyente comprometido con las personas que más sufren y más lo necesitan, en la mayoría de los casos víctimas de una sociedad injusta que a veces "empuja a las personas en la pendiente resbaladiza de la angustia, la depresión, al alcoholismo, el juego, la droga, la prostitución, la delincuencia, la marginación, la cárcel y, en ocasiones, hasta el suicidio”.

“Por desgracia cabe pensar que la cárcel tendrá futuro si se consigue garantizar la existencia de clientela, de presos, y en este sentido, considerada genéricamente, parece claro que la cárcel está llamada a seguir contando con materia prima suficiente, para poder continuar encerrando esencialmente a pobres y excluidos”(P. J. CABRERA), y más constatando que organismos como la UTE que demostraron su eficacia en la rehabilitación de encarcelados, no están siendo debidamente apoyados por las instituciones oficiales del Estado como deberían estarlo, y en consecuencia "Hoy por hoy, las cárceles son, con frecuencia, lamentablemente, escuelas para aprender a delinquir”.

Quiera nuestro hermano Jesucristo, que vino para dar libertad a los encarcelados y su madre y madre nuestra de la Merced, concedernos su gracia para que entre todos construyamos una sociedad más justa y más fraterna, donde todos podamos vivir dignamente, y así lo antes posible las cárceles ya no sean necesarias.

Un cordial abrazo a tod@s y especialmente a los millones de seres humanos encarcelados en los Centros Penitenciarios de todo el mundo, y sobre todo del Tercer Mundo, cuyas condiciones son extremadamente duras y difíciles.-Faustino
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