La Fiesta de la Trinidad de Dios en nuestras vidas
| Faustino Vilabrile
Hoy celebramos la fiesta de la Santísima Trinidad. Siempre hemos dado por hecho que en la Santísima Trinidad hay tres personas distintas y un solo Dios verdadero. Pero el Evangelio nada dice específicamente de tres personas distintas en un solo Dios verdadero. Jesús sí nos habla reiteradamente de Dios como Padre lleno de misericordia y bondad, nos habla de si mismo como Hijo, enviado por el Padre que lo viene a dar todo por nosotros, y del Espíritu Santo que El mismo nos va a enviar para que nos acompañe siempre.
Hoy tenemos necesidad urgente de una nueva Teología que responda a los retos y necesidades de nuestro tiempo, no solo en cuanto a sus formulaciones doctrinales, sino también a su lenguaje porque el de la tradición de antaño se ha vuelto un idioma un tanto extraño para el hombre de hoy. Pensemos un poco: ¿Tiene sentido decir "Señor ten piedad"? Acaso Dios, ¿ solo tiene piedad cuando se lo decimos o está esperando a que se lo digamos para tener piedad?
No es así, porque el Dios de Jesucristo tiene piedad SIEMPRE. Los que no tenemos piedad muchas veces somos los seres humanos. Basta ver las crueldades que cometemos unos con otros como en las guerras (Palestina, Ucrania). El problema no es Dios, el problema es el hombre. Pensamos más en Dios que en el hombre.
En la Misa aclamamos: “Señor, ten piedad, Cristo ten piedad, Señor, ten piedad” ¿Tiene sentido pedirle perdón a Dios? ¿Acaso podemos nosotros, simples criaturas, ofender a Dios? El Dios de Jesús perdona SIEMPRE. Todo eso tiene poco sentido. Solo tiene sentido pedir perdón a quién o a qué hemos causado daño u ofendido. A Dios no le causamos daño ninguno, nunca lo podemos ofender. Hay que pedir perdón y reparar el daño a quien o qué se lo hemos causado: a los Seres humanos y a la Naturaleza. Sentir deseos infinitos de repararlo y hacer todo cuanto sea posible para hacerlo, eso es lo que debemos hacer. Eso es lo que Dios nos pide.
A veces decimos que hay que hacerlo todo a mayor gloria de Dios. Esto parece un disparate, pues nosotros, simples criaturas, ni le podemos aumentar ni quitar la más mínima gloria a Dios. A quien se la podemos dar o quitar es al hombre. Volvemos a la misma conclusión: el problema no es Dios, el problema es el hombre. En el hombre es donde tenemos que poner todo nuestro compromiso como lo hizo Jesús. Ahí es donde necesita Dios del hombre, pero del hombre para el hombre, para todos los seres humanos, para toda la creación. Para dar de nosotros todo lo más posible para la vida, la dignidad, el amor, la fraternidad, la justicia, la amistad, la solidaridad con todos los hombres y con toda la creación, empezando por allí por donde más falta hace, los más necesitados de este mundo: los pobres, hambrientos, sedientos, desnudos, enfermos, encarcelados, la Madre Tierra que ya es uno más entre ellos. Ahí nos espera Dios. Para esto nos quiere y nos necesita el Padre, para esto nos llama el Hijo, y para esto nos acompaña su Espíritu Santo, la Trinidad de Dios, para conseguir que todos tengamos vida y vida en abundancia. Así lo formuló Jesús: “Yo he venido para que todos tengan vida y vida en abundancia” (Evangelio de Juan 10,10). San Ireneo de Lyon (siglo II) lo formuló de maravilla así: “mayor gloria Dei, vivens homo”, “la mayor gloria de Dios es que el hombre viva plenamente”. El Amor de Dios al hombre es tan real como la misma esencia de Dios, porque Dios es Amor, dice el Evangelista Juan. Jesús le dio tanta importancia que lo formuló y nos lo pidió como Su Mandamiento “este es mi mandamiento, que os améis unos a otros”, “esto os mando, que os améis unos a otros”. Por ahí debe ir nuestro compromiso: traducir ese amor en luchar por una vida digna para todos los Seres Humanos y para Todas las Criaturas de la Creación. Es la dimensión política del mandamiento del Amor Fraterno, que debe abarcar todas las dimensiones de la vida en este mundo para el bien de todos y de todo, desde la misma esencia del Evangelio. Así, cuando nos llegue la última vuelta en el camino de la vida, escucharemos felices a Jesús decir: “venid, benditos de mi Padre a tomar posesión del Reino de los Cielos…”
Feliz domingo a tod@s.-Faustino