Jueves Santo 2023 ante la realidad de nuestro tiempo
¿Cuándo acabaremos con tanto viernes santo como hay en este mundo? ¿Cuándo le haremos caso a Jesucristo y su mensaje? ¿Cuándo nos trataremos como hermanos unos a otros? ¿Cuándo rezaremos de verdad el Padre Nuestro?
Los seres humanos somos los principales culpables de los sufrimientos de la Humanidad y la Creación: ¿somos una especie a extinguir?
| Faustino Vilabrille
Viernes Santo de 2023 ante la realidad de nuestro tiempo
Jesús de Nazaret fue terriblemente torturado, pero mantuvo su entereza, su dignidad, su generosidad y su gran bondad hasta el último suspiro. Tenía muy claro lo que le iba a pasar, y así se lo adelantó repetidamente a sus discípulos como en Marcos 8,31: “y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos (eran los administradores de justicia y dirigentes del pueblo), los sumos sacerdotes (eran encargados de mediar entre Dios y los hombres y comunicar la mente de Dios al pueblo) y los escribas (eran encargados de la escritura y las cuentas) y ser condenado a muerte”. Pasó por un gran sufrimiento sicológico (verse traicionado por uno de los suyos (Judas), ser abandonado por los discípulos (todos huyeron), negado por Pedro (no lo conozco, no sé quién es), y enorme sufrimiento físico: gran angustia interior hasta sudar sangre (hematidrosis) en el huerto de los olivos que le dejó la piel hipersensible, verse apresado con cuerdas y amenazado con palos. Luego vino la condena a muerte: los sumos sacerdotes, con los ancianos y los escribas y todo el sanedrín ataron a Jesús y se lo llevaron a Pilato, e instigaron a la gente para que pidiera la muerte de Jesús: “Crucifícalo, crucifícalo”, y Pilato, sabiendo que era inocente, queriendo complacer a la gente “les entregó a Jesús, después de azotarle, para que lo crucificaran”. La flagelación desde los hombros hasta las piernas con 39 latigazos (en el caso de Jesús, con la piel muy frágil por la hematidrosis, con desgarros musculares, con pérdida de mucha sangre e hipovolemia, y con la consiguiente aceleración cardíaca. Algunos reos ya morían en la flagelación.
Luego vino la burlesca coronación de espinas: “trenzando una corona de espinas se la pusieron en la cabeza y en su mano una caña. Le escupían y con la caña le daban golpes en la cabeza” (Mateo 27,27-30, Macos 15,16-19), en presencia de toda la cohorte (podían ser hasta mil hombres).
En el camino hacia la ejecución, cargando con el palo horizontal de la cruz, no con la cruz completa, Jesús ya estaba casi exhausto y se desplomó. Un soldado romano obligó a Simón de Cirene a llevar el palo hasta el Calvario.
Finalmente vino la crucifixión: este tormento fue importado de los persas por griegos y romanos. En la antigüedad se aplicaron torturas y penas de muerte horribles, como morir abrasado dentro de un recipiente metálico, verter al reo plomo fundido en la garganta, ser desollado hasta quitarle toda la piel, mutilar y cortar al reo en trozos, y la crucifixión. La crucifixión con clavos era una de las peores, frecuentemente aplicada a los esclavos. Jesús fue crucificado, clavado por las muñecas de las manos al palo horizontal de la cruz, llamado patibulum. El clavo atravesaba el nervio mediano, con un dolor excruciante, agudísimo, insoportable. Luego este palo se elevaba para sujetarlo al palo vertical, con posible dislocación de los hombros (al quedar colgado de las muñecas), y seguidamente clavar también al palo vertical los pies del reo, con dolor similar al de las muñecas. Así fue crucificado Jesús que aguantó unas tres horas en esta horrorosa situación, hasta morir por asfixia y el corazón agotado. En este trance tan durísimo aun fue capaz de decir: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”, lo cual demuestra la maravillosa grandeza, generosidad y bondad total de Jesús. Dándose cuenta de que estaba a punto de morir y torturado por un dolor horrible e insoportable exclama: “Dios mío, Dios mío, por qué me has abandonado”. Luego añade: “Padre, a tus manos encomiendo mi espíritu”, y dicho esto, expiró.
Entre las personas que acompañaron a Jesús en este momento estaban María Magdalena, María —la madre de Santiago y de José— y la madre de los hijos de Zebedeo, su madre y la hermana de su madre, María, mujer de Cleofás. Eran precisamente mujeres, para que sigamos discriminándolas en la Iglesia Oficial…
Jesús no murió por Dios, que no necesitaba para nada la muerte de Jesús. Jesús murió por su compromiso con el pueblo oprimido, y odiado por quienes vivían a costa del pueblo, denunciados y puestos en evidencia por Jesús, como se claramente a lo largo de los cuatro Evangelios.
La muerte de Jesús no fue un acto de expiación a Dios por los pecados de los hombres, ni un acto de devoción, ni de ofrenda sacrificial. El Dios verdadero no puede necesitar ni exigir esas cosas, ni muchísimo menos el Dios Padre, lleno de bondad, que Jesús nos enseña en el Evangelio. La muerte de Jesús fue un crimen, un asesinato; fue la ejecución de un condenado injustamente por denunciar públicamente a los opresores y haberse puesto de parte de los oprimidos, oprimidos también por la religión oficial. Jesús no murió por Dios, murió por el pueblo. Murió injustamente perseguido por las autoridades religiosas de Jerusalén y asesinado por el poder político confabulado con ellas.
¿No pasa hoy algo de esto con el Papa Francisco por parte de quienes maniobran en la sombra para que se acabe pronto o no siga renovando la Iglesia en coherencia con el Evangelio como los grupos tradicionalistas que lanzan una campaña de carteles en las calles de Roma contra el Papa por 'suprimir' las misas en latín? ¿Quieren que el pueblo siga sin entender nada, como nos pasó durante siglos? ¿Quieren que sigamos con los ojos cerrados, dóciles y sumisos, acatando todo sin conciencia crítica, como seres irracionales? Infinitas gracias, Francisco, por devolvernos esperanza en Jesús y su mensaje. Por tu intento de renovar en profundidad la Iglesia con el proceso sinodal para que sea cada vez más coherente con el Evangelio para el bien de la Humanidad y la Creación en este mundo.
Hoy tenemos viernes santo:
-En las más de 20.000 personas que mata el hambre a diario, víctimas de las injusticias de este mundo, como las que cometen las multinacionales en África, donde mueren la mayoría de esas víctimas.
-En las víctimas de las guerras de Ucrania, Sudán del Sur, R.D. del Congo. Armenia y Azerbaijan, Irán, Yemen, Etiopía, en la región del Sahel, Haití, Paquistán, etc., que sirven de gran negocio para los fabricantes de armas, a costa de las vidas de miles de personas, víctimas injustas de esas guerras.
-En las cárceles, chabolas y basureros del Tercer Mundo.
-En las mujeres asesinadas por violencia de género.
-En los abusos sexuales a niñas, niños, adolescentes.
-En la pederastia eclesiástica.
-En las víctimas del tráfico de drogas.
-En los encarcelados injustamente, víctimas de una sociedad injusta.
-En los pobres empobrecidos por los ricos y poderosos.
-En el abuso de la naturaleza, un pobre más, cada día más pobre, entre los empobrecidos, cuyo deterioro ya están sufriendo los que menos tienen.
-En los sacudidos por los terremotos y enterrados en sus escombros.
-En las injusticias espantosas que los ricos cometen con los pobres.
-En los expulsados de sus tierras en Guatemala, Colombia o Africa por las multinacionales, apoyadas por gobiernos corruptos, por el ejército, la policía o los sicarios.
-En los forzados a emigrar, por guerras, miedo, hambre o violencia, adultos y niños, solos, sin medios de nada, rechazados y aislados por vallas y muros..., o muertos por el camino.
-En los sin techo, mendigantes, itinerantes, solos y sin rumbo en la vida.
-En los millones de enfermos de enfermedades curables de África, Hispanoamérica, la India, Bangladés…
¿Quiénes son hoy los grandes crucificadores de Jesucristo en los crucificados de la tierra?:
-Las multinacionales (petroleras, fitosanitarias, alimenticias, farmacéuticas, energéticas, mineras, textiles, tecnológicas, mediáticas, etc.), que cada año acumulan millones de beneficios, con lo que cada vez hay menos manos con más y más manos con menos, y la naturaleza más deteriorada y enferma.
-Los Organismos Internacionales: FMI, BM, OMC, que solo están al servicio de los ricos y poderosos.
-Los gastos militares (2 billones de euros anuales), los fabricantes y traficantes de armas del Norte (ricos) para que maten en el Sur (pobres). Tenemos que denunciar a los EE.UU. que es el primer exportador de armas del mundo, con el 39 %, más del doble que el segundo exportador, que es Rusia.
-Los grandes bancos y sus banqueros defraudadores del pueblo, a los que los gobiernos rescatan con dinero del propio pueblo cuando lo necesitan. Aquí tenemos que citar y denunciar a cuatro bancos chinos, con unos activos en conjunto de 19 billones, que ocupan los cuatro primeros puestos entre los 100 más grandes del mundo.
-La Deuda Externa, impuesta por grandes bancos de los países ricos a los países pobres a donde van a colocar sus excedentes financieros aprovechándose de sus necesidades, que en 2020 alcanzo los 860.000 millones de euros. 25 países pobres dedican más dinero a pagar deuda externa que al presupuesto de educación, salud y protección social, con lo cual son incapaces de salir de su pobreza.
-Los gobiernos, políticos y gobernantes corruptos o dictadores (como ahora en Nicaragua), legislando a favor de los que más tienen o utilizando sus cargos para apropiarse los bienes del pueblo, y les consienten además aprovecharse de los paraísos fiscales.
-Los traficantes con droga, prostitución, pederastas, con daño muy grave para niños, adolescentes, jóvenes, mujeres y familias, y los traficantes con la destrucción de la vida no nacida…
Pero estamos también los crucificadores más corrientes: los que nos crucificamos a nosotros mismos con dependencias (juego, alcohol,), gastamos indebidamente en cosas puramente superfluas sin pensar en quienes no tienen lo necesario, tratando mal a los demás, siendo poco fieles al matrimonio o a la educación de los hijos, haciendo mal el trabajo, siendo malos ciudadanos, haciendo sufrir a los demás con nuestro mal carácter, engañando a los demás o a la sociedad con corrupción de baja intensidad pero muy extendida.
¿Cuándo llegará la hora en que bajemos a Jesús de tantas y tantas cruces, que hace siglos que deberían haber desaparecido?
Jesús tuvo un Cirineo que le ayudó a llevar la cruz, unas mujeres valientes que lo acompañaron hasta el final, unas personas que lo bajaron, ya muerto, de la cruz y le dieron sepultura.
¿Quiénes bajan hoy de la cruz a Jesucristo crucificado en las cruces de los crucificados de nuestro tiempo? ¿Quiénes son hoy los "DESCRUFICICADORES" de Jesucristo?:
-los que sienten como suya la causa de los pobres., y hacen suyas las necesidades de los más necesitados.
-Los que aceptan y se sienten felices de vivir austeramente, solo con lo necesario, y ahorrar para ayudar a los empobrecidos, que no tienen ni lo imprescindible.
-Los que van a donde están los más pobres de los pobres para conocerlos, acompañarlos y ayudarles.
-Los que acogen, escuchan y acompañan a los que las crisis y las injusticias están tirando en la cuneta de la vida (algunos desesperados hasta el suicidio).
-Los que se interesan y acompañan a quienes una desgracia o un mal paso llevó a la cárcel, para darles esperanza de rehacer su vida.
-Los que en los grupos de Caritas y las ONGs, reciben, y escuchan a los más necesitados, y les buscan ayuda para pagar un recibo, comprar comida, arreglar unos papeles, encontrar un trabajo...
-Los que desde la política, la administración pública, la empresa, la enseñanza, la investigación, la sanidad, desarrollan su trabajo con lealtad, honradez, eficacia y compromiso, hasta el punto de hacer algo por los demás sin esperar nada a cambio.
-Los que se preocupan de la Madre Tierra, respetando y cuidando los animales, peces, aves, árboles, plantas...
-Los que, como voluntarios, dedican, generosa y desinteresadamente, algún tiempo a hacer algo por los demás, prestar un servicio a la comunidad, incluso desplazándose al Tercer Mundo donde están los más pobres y necesitados.
-Las personas e instituciones que se dedican de por vida a estar al lado de los más empobrecidos y necesitados del Tercer Mundo.
-Los que denuncian las injusticias y a los injustos que las causan, incluso hasta arriesgarse a perder la vida, ser encarcelados, deportados, o asesinados por los sicarios pagados por los poderosos.
¿Cómo acabaremos?
¿Cuándo acabaremos con tanto viernes santo como hay en este mundo? ¿Cuándo le haremos caso a Jesucristo y su mensaje? ¿Cuándo nos trataremos como hermanos unos a otros? ¿Cuándo rezaremos de verdad el Padre Nuestro? ¿Cuándo cuidaremos la vida, para que haya vida para todos? ¿Cuándo cuidaremos la Naturaleza, para que siga al servicio de todos los vivientes, incluido el ser humano? ¿Cuándo dejaremos de tratarla tan mal como lo estamos haciendo? Si no cambiamos, los seres humanos, ¿no llegaremos a ser tal vez una especie a extinguir? ¿Cómo acabaremos? El futuro está en nuestras manos. No esperemos de Dios lo que nosotros podemos y debemos hacer. Si lo hacemos, acabaremos bien, para felicidad de la humanidad y la creación y dignos de la plenitud definitiva.