Jueves Santo de 2023 de ellas y ellos

En aquella cena Jesús sentó en torno a una misma mesa para comer un mismo pan y beber una misma bebida a sus discípulos y discípulas. Si ellas no son citadas es por el horroroso, violento, hipócrita, humillante y absoluto machismo de la época como refleja el Evangelio de Juan en 8,1-11 en el episodio de la mujer adúltera: La Ley de Moisés (Levítico 20,10 y Deuteronomio 22,22-23) dice claramente que si sorprenden a uno acostado con la mujer de otro, han de morir los dos apedreados. Jesús les dice que el que esté sin pecado que le tire la primera piedra, pero se marchan todos, porque todos eran adúlteros. ¿Por qué las apedreaban a ellas, y no los apedreaban a ellos? La Ley de Moisés trataba igual a hombres y mujeres, en cambio los fariseos se la aplicaban a ellas pero no a ellos. Y seguimos parecido: en las estadísticas de 2022 figuran como víctimas de violencia de género en España solamente 49 mujeres y en lo que va de 2023 ya llevamos 10 feminicidios por la misma causa.

¿No es increíble que después de tantos siglos, siga en vigor un machismo tan injusto y abominable, incluso en la Iglesia Católica, en contra de vosotras, las mujeres, que sois la gran mayoría de la Iglesia, y que sois las más implicadas en el compromiso con los más empobrecidos, marginados y necesitados de este mundo, con un porcentaje notablemente superior al de los hombres? Y de los religiosos y religiosas que hay en España, el 76,8 % sois mujeres frente al 23,8 % de hombres.

Por eso, yo personalmente, y por elemental compromiso de coherencia, en la consagración siempre digo: “Tomad y comed todas y todos… tomad y bebed todas y todos… y por todos los hombres y mujeres”

Como es un escándalo espantoso que también, después de tantos siglos de decir que creemos en Jesucristo, no nos sentemos todos los seres humanos en torno a la misma mesa de los bienes de este mundo para compartirlos todos como hermanos unos con otros, pues  mientras Bernard Arnault gana al día 200 millones de euros, en ese mismo día mueren de hambre en el mundo más de 20.000 personas, y los superricos del mundo pueden pagarse todos los días un menú de 1078 euros en el restaurante ULTRAVIOLET de Shanghái (China, que ya está tirada de bruces en el neocapitalismo). ¿Eso es sentarse todos en torno a una misma mesa para compartir un mismo pan?

Como también es escandaloso que, al mandamiento que El nos dejó como suyo (“este es Mi Mandamiento”) de amarnos unos a otros, y repite hasta cuatro veces en aquella memorable Cena, sigamos haciéndole tan poco o ningún caso, y nos peleemos en guerras, en odios, en violencias, en abusos de las personas ricas hacia los pobres, de los países ricos hacia los países pobres, como estamos haciendo con África; nos peleemos en malos tratos, en trampas, en engaños, en desprecios, en mentiras, en injusticias, en ataques salvajes a la Naturaleza; todo ello es muy triste y muy lamentable. Realmente seguimos sin creer de verdad en Jesús y su mensaje.

Como también lo es que lo de “tomad y comed todos de El, y tomad y bebed todos de El”, lo convirtamos en un simple rito diciendo que comemos el Cuerpo de Cristo y bebemos Su Sangre, pero sin adherirnos a la persona de Jesús para hacer en este mundo lo mismo que El hizo, y hacer de Su Vida nuestra vida para transmitir vida a este mundo que tanto la necesita, que es lo que verdaderamente significan esas palabras, pues entonces el cuerpo se identificaba con la persona y la sangre con la vida. Nos quedamos con que comemos el cuerpo de Jesús, pero no nos identificamos con su Persona, bebemos su sangre pero no nos identificamos con su Vida, para hacer en este mundo lo mismo que El hizo, y por eso nuestras vidas se diferencian tanto de la suya y por culpa nuestra su mensaje no mejora la realidad de este mundo para hacer que la vida sea verdaderamente digna y gratificante para Todos los Seres Humanos y Toda la Creación.

Gracias, muy sinceras, a cuantos creéis de vedad, no solo en Jesús en la Eucaristía, sino sobre todo también en su presencia real en los hambrientos, sedientos, emigrantes, enfermos, desnudos y encarcelados de este mundo (Mateo 25,31 a 46): si la primera presencia de la Eucaristía no nos conduce a la segunda, o sea, la de su presencia en los oprimidos del mundo, aquella es falsa, no es real. Al final de la última vuelta del camino de la vida, Jesús solo nos va preguntar por la segunda presencia: la respuesta se la estamos dando ya ahora con nuestro compromiso con los necesitados y oprimidos de este mundo, para que puedan tener una vida un poco mejor y más digna, al mismo tiempo que luchamos porque desaparezcan las causas y los causantes que generan los males evitables e injustos de este mundo.

Feliz día del amor fraterno con un cordial abrazo a tod@s.-Faustino

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