Haití y la pica teológica en Flandes.
No quiero pensar que el teólogo Andrés Torres Queiruga haya querido aprovechar el foro de RD para hacer auto propaganda de un libro suyo a punto de salir, pero si el tocho en cuestión sigue la línea argumental de lo que en su ARTÍCULO aparece, poca enjundia podrá tener y sólo podrá convencer a los previamente convencidos (o convictos).
Prefiero las consideraciones del profesor J. Masiá en su blog, que conitnúo aquí con las mías, comenzando por una sentencia que soslaya cualquier consideración anti o pro deísta: Dónde estábamos antes del desastre y dónde vamos a estar después.
No proceden otras: ante el sufrimiento, primero el silencio que acompaña, luego la solidaridad que alivia. Todo lo demás es palabra hueca. También hablar o no de Dios aprovechando este Pisuerga.
Haití es uno de los ejemplos más claros de desastre institucional, de la incapacidad internacional por trocar un mundo de fronteras donde engordan dictadores por un mundo de sociedades. Haití es un ejemplo más de la inoperancia --¡no ahora!, sino en el tiempo previo al desastre-- de la ONU y otros organismos instituidos que sólo sirven para lavar conciencias…
Haití es otro ejemplo más de violencia estructural que se ceba en el propio pueblo. Cuba podría ser otro en sentido distinto. Y casi todos los países africanos prototipos de lo mismo. Pero dado que el “principio de no injerencia” parece ser, en política, tan incontestable como en metafísica el de “no contradicción” asistimos al hipócrita “nada se puede hacer”.
En Haití se están aplicando medidas paliativas, necesarias, sí, pero tardías e inmorales, por no decir escandalosas en el sentido de que airean el escándalo de tal sociedad constituida en nación independiente.
Haití es el clamor unánime de la humanidad por un nuevo orden mundial, un orden que prevenga y un orden que estimule. Haití el prototipo de desarrollo sin desarrollo.
"Orden que prevenga..." Vemos hoy cómo Nigeria es la constatación de la muerte impune. África en general como despojo colonial y festín de las hienas, los dictadores. Y cómo existen países sublimados gracias a la depredación de los pobres (Suiza uno de ellos)… ¿Y nada pueden hacer las naciones pletóricas de organismos supranacionales?
*********************
Haití es, en otro orden bien distinto de cosas, argumento esgrimido por unos y otros para justificar o defenestrar a Dios. La Iglesia resalta la solidaridad que propicia la fe y el abnegado esfuerzo de sus miembros y el bien que hacen sus organizaciones y similares pamplinas. Tales argumentos como cimiento de elementos doctrinales probatorios poco valor tienen, aunque sí le sirven para justificarse ante el mundo (y justificar a su Dios).
Lógicamente elude, por difícilmente justificable, el “qué tiene que ver Dios con el caos provocado por la Naturaleza”. Y con igual fundamento, se puede plantear "qué tiene que ver la ayuda al que sufre con la justificación de un Dios-no-se-sabe-qué"
Y es aquí donde entra como elefante en cacharrería el teólogo citado arriba, Andrés Torres Queiruga a solucionar el dilema de que Dios y el mal difícilmente se cohonestan. Desde el papirotazo de Epicuro hasta hoy pocas soluciones convincentes se han aportado. No iba a ser más nuestro ínclito teólogo.
Y coloca su pica en Flandes: “Un mundo sin mal es tan contradictorio como un círculo cuadrado”. ¿Para qué vamos a decir más? ¿Para qué solucionar la pobreza, dado que “los pobres siempre los tendréis entre vosotros”? ¿Para qué la lucha contra el hambre? ¿Para qué Manos Unidas? Pero sobre todo, para qué Dios o más bien, porqué tal Dios, en concreto el que predican los cristianos.
En esencia A.Torres viene a decir que Dios creó el mundo como es, o sea finito, o sea imperfecto, o sea con la maldad en los huesos... Lógicamente a partir de ahí es tarea del hombre perfeccionarlo.
Tal planteamiento es capcioso, artificioso, engañoso y por lo tanto falso. Pero dado que nos estamos excediendo del folio y medio diario, dejo la palabra a quienes comentan el artículo de D. Andrés Torres Queiruga que coinciden punto por punto con el pensamiento de este blog:
1. Si lo crea, tendrá que ser finito [o sea, con el mal implícito]. Pues retrotraemos la pregunta no sobre el mal, sino sobre ese Dios que crea un mundo de mierda, imperfecto, mal hecho... ¿Es posible pensar en un Dios perfecto creando una obra imperfecta? Además, ¿para qué? Este "paraqué" le implica a él e implica al mundo. A él: ¿para qué lo necesitaba? ¿Qué sacaba con ello? ¿Tenía necesidad de un mundo así? Porque la respuesta es bien simple: el mundo "es" y hay que explicarlo. Y esto hacen las religiones inventando a Dios. Pero vuelta al revés la pregunta, partiendo de Dios, el sinsentido es absoluto. Que no, que Dios muere en y por el mundo por más que artículos como éste pretendan justificarlo. (Carlos Amón)
2. Es que vuelvo y revuelvo sobre el meollo del artículo y cada vez lo encuentro más deleznable. Dice el insigne teólogo: "Hablemos humanamente: podría no haber creado el mundo, y sabe que, si lo crea, tendrá que ser finito. Si no, se crearía a sí mismo. En consecuencia, la imperfección, la carencia, el conflicto -el mal- lo acompañarán como una sombra terrible".
Esta argumentación no tiene el más mínimo sentido y deja entrever muchas cosas: 1ª. ...de Dios no se podría decir nada humanamente, lo dicen los mismos creyentes. Y hablar divinamente... pues sólo Cervantes y otros pocos. 2ª. ¿Necesitaba Dios crear el mundo? 3ª. Si es eterno, ¿cómo es que crea algo "en el tiempo"? 4ª. Si crea, crea todo, tanto la finitud como la perfección. 5ª. Si crea algo debe ser a su imagen y semejanza, o sea perfecto, o sea eterno, o sea "dios". Por eso ¡Dios no pudo crear nada!
3. La Iglesia siempre ha vendido y sigue vendiendo a un Dios milagrero y que le da al hombre lo bueno que le pasa... pero, ¿y lo malo? (Francisco Guerrero)