Las multifacetas de la religión.
| Pablo Heras Alonso.
Hemos apuntado que la religión aporta, y es, "consuelo". Pero esto no resuelve el problema, a saber, la imposible reducción de los contenidos a creer dentro del funcionamiento de la mente. Choca con el "modus essendi et operandi" del hombre, ser pensante, cuya herramienta más potente es su cerebro.
Añadamos algo más. La religión no es una experiencia unívoca ni es un hecho irreductible. Es un poliedro con muchísimas caras que además cambian dependiendo del observador. Tal como se ofrece al hombre, es multifacética en sus contenidos; tal como el hombre la recibe, cada religión es vivencia individualizada. Y si la situamos en su contexto social, la religión sería una cultura alternativa de leyes y costumbres superviviente de los dramas históricos, pareja al devenir de los estados-nación en nuestro entorno europeo: cuis regio eius religio.
Y si de cultura hablamos, la religión vendría a ser el estímulo necesario de arte, filosofía, escultura, literatura, música... Incluso ha sido un potente revulsivo del pensamiento jurídico. Y éstos son aspectos sobremanera positivos. ¿Pero es eso la religión? Desde luego no, para quienes se titulan verdaderos creyentes.
Ahora bien, la religión-cultura es un Jano bifronte que si bien ofrece una cara rutilante, por detrás esconde un rostro bien distinto. En esto no se diferenciaría de las demás culturas, al servicio de gentes, intereses y grupos de lo más variopinto. En el saco sin fondo de la religión sus prosélitos han escondido todas las pulsiones, buenas, malas o indiferentes que genera su psiquismo. Todas.
Veamos algunos ejemplos.
- a) El culto a los antepasados es una idea muy atractiva para aquellas edades en cuarto menguante que convierten a los creyentes en "antepasados". ¿Cómo no estimularlo?
- b) La pervivencia del alma, el sentimiento consiguiente de que sobrevolará los intereses de los hijos y velará por sus asuntos, la seguridad de que les ayudará en sus problemas y hará que éstos velen en vida por quienes ya no pueden valerse por sí mismos.
- c) Los tabúes alimenticios son una poderosa razón para la exclusión de miembros extraños a la propia tribu.
- d) Los ritos de paso --nacimiento, adolescencia, madurez, matrimonio, defunción-- sirven para establecer una demarcación en el goce y disfrute de los privilegios inherentes a la pertenencia al clan.
- e) También los dolorosos ritos de iniciación desaniman a aquellos que quisieran recibir tales beneficios sin pagar el débito que la pertenencia a la tribu conlleva.
- f) La exclusión de individuos indeseables toma formas muy diversas: la primera y quizá más chusca es la figura de la suegra reconvertida en bruja; el "varón de dolores" es el "chivo expiatorio" que recibe las afrentas de la sociedad y que carga sobre él todos los malos humores de la sociedad. Es el Macrón de cualquier dana.
- g) La figura del segregado --chamán, brujo, sacerdote-- es aquel que conoce, y esconde, los secretos de la vida y de las fuerzas de la naturaleza; es el que sabe; es el que controla las fuerzas del poder a veces por medio de prodigios; es el "doctores tiene la santa madre Iglesia"... aunque algunas veces sean vulgares prestidigitadores, charlatanes o incluso ventrílocuos.
Pero dejemos estos aspectos que son lo que de más basto genera la religión para adentrarnos --próximo día-- en algo más característico y diferenciador.