El que acompaña en el miedo ha de haber hecho un camino consigo mismo, un camino que tiene que ver con la dimensión ética, está en querer curarse (Jn 5, 6) e interiorizar con convicción y compromiso, los valores encarnados en Jesús de Nazaret, salud para quienes le seguimos, salud para el modo de vivir los miedos y las relaciones.
La presencia y el apoyo emocional y espiritual en las ansiedades, miedos y angustias, puede tornarse en tutoría de resiliencia, ayudando a pacientes y familiares a encontrar y mantener la esperanza, a resignificarla continuamente, a replantearse metas realistas, a afrontar la adversidad como oportunidad de vivencia de los valores que permitan sacar partido incluso a la misma adversidad.
Victor Hugo escribió: "La esperanza es la palabra que Dios ha escrito en la frente de cada hombre. Necesitamos compañeros de camino (anclas) que nos ayuden a leerla e interpretarla.