“Las mujeres que ejercen por libre, que tienen que pagar la diaria o la plaza, cada dos pases (50x2, total 100 E) tienen que pagar al club 70 euros, entre el fijo y el alquiler de las sábanas, lo que significa que, si el día anterior las mujeres no habían conseguido ningún pase, y tenían la plaza pendiente en el club, necesitaban al menos 4 pases, si querían comenzar a ganar algún dinero. En el mundo de la prostitución está todo perfectamente estudiado para la explotación de la mujer. Todas son víctimas: unas secuestradas y explotadas, y las otras solo explotadas. Pero todas víctimas.” Así escriben los expertos, mientras investigamos sobre duelo y prostitución.
Un mundo de sufrimiento silenciado, lleno de dolor por las pérdidas, lleno de personas que no han elegido un modo sano de abordaje de su sufrir. ¡Abuso de poder y de conciencia! Ya lo creo. Mientras nos preguntamos por los límites del poder de la palabra en el counselling, nos encontramos con verdaderos abusos de la integralidad de la persona en clubes, apartamentos de prostitución.
Humanizar está reclamando mirar a los colectivos más frágiles. Abordar el duelo está pidiendo mirar a los dolientes que no solo tienen desafíos emocionales, sino también ¡y mucho!, conductuales. Estar en duelo no justifica acudir a formas de consuelo que denigran a otras personas.