En el mundo sanitario hablamos de humanización. Pero en otros espacios intelectuales y científicos hablan de transhumanización.
La transhumanización se define como un movimiento intelectual que pretende mejorar las capacidades de la especie humana en todos los sentidos: físico, psíquico e intelectual.
El camino para hacerlo es la eliminación del sufrimiento, de la enfermedad y del envejecimiento y, idealmente, de la muerte. Se trata de incrementar las capacidades del ser humano con la biotecnología aplicada al cerebro y las posibilidades crecientes de la nanotecnología.
Por ahora, parece que se mantiene como un movimiento cultural, intelectual, científico, que reconoce que el ser humano, en su situación actual, es un ser limitado y vulnerable y, en una nueva era científica y tecnológica, podría lograr superar los límites.
La humanización, por otro lado, mientras trabaja por eliminar el sufrimiento evitable, considera que hay una parte de sufrimiento inevitable y que es propio del ser humano sufrir, en particular cuando este es la otra cara del amor.
En todo caso, el deber moral de comprometerse por eliminar sufrimiento, es compartido por unos y otros, y habrán de encontrarse en la integración del límite que, en cuanto que muerte, es también nuestra salvación. Matar la muerte, sería deshumanización. Eliminar todo sufrimiento, sería también eliminar el amor.