LA RELIGIÓN DE LA “ESTAMPITA”
“Refugiarse en la religión” es la redacción que se empleó al difundir la noticia de la estancia durante los días primeros en el recinto de la cárcel abulense, de uno de los más notables procesados, ex nobles, delincuentes en la España de los últimos tiempos, con todos los tristes y dramático merecimientos para haber tenido que llegar a tal lugar y situación. Tanto por lo de religión” como por lo de “estampita”, con piedad, misericordia y cristianismo, es posible que a muchos les sirvan de provecho las siguientes reflexiones:
. “Refugiarse” – de refugio- en la “religión”, entraña la idea de “acogida, ayuda protección, amparo y consuelo”, además de “lugar para resguardarse de algún peligro”. Y es que todos –todos- precisamos de cuantas ayudas nos puede prestar el vivir en comunidad, en sociedad y en familia, tanto civil como religiosa. Y no solo ni fundamentalmente por los méritos propios sino por imperativo de la pertenencia e integración en alguna, o en todas, de los colectivos citados.
. Pero acontece que, por multitud de sinrazones, determinados miembros de ellos, creen ser, o hacerse, dignos de regímenes o normas de vida, en las que “por ser Vos quienes sois”, puedan vivir, y vivan, por encima de todo y de casi todos. Los méritos a los que se acogen, o esgrimen, no siempre, ni mucho menos, son propios, sino ajenos. Pertenecen a sus “clases”, a sus “apellidos” o a los de sus familiares o amigos, por lo que la consistencia y perpetuación, son, de por sí, aleatorias y enclenques.
. Además de hacer entontecer, los egoísmos influyen poderosamente en que se viva en “el mejor de los mundos”, muy por encima de las posibilidades reales, y como compadecidos y apenados de que otros de sus grupos no hayan alcanzado categoría y reconocimiento similares. Los egoísmos hieren, y con frecuencia, hasta matan, toda capacidad de felicidad y ventura. Son anti- personas. Endiosan y colocan a los seres humanos al margen de la “pobretonería”, (¡¡) “en”, y “para” la que fueron creados y educados.
. En este contexto y sistema de valores y de vida, pensar que la religión invocada en la noticia como “refugio”, sea la solución ideal, ante los problemas que provocaron y provocan la privación de la libertad y tantas otras desdichas propias y ajenas, sobrepasan con creces las fronteras de la blasfemia, de la indignidad personal y de la indignación de parte de muchos congéneres.
. El desglose de que la religión cristiana es “dirección espiritual, rosario y “estampitas” de Vírgenes Blancas, Negras o Cobrizas, con símbolos marianos, carecen de fundamentos mínimamente cristianos. no es religión verdadera, por mucho que se crea, piense, imagine o se invente poseer, como “protección, ayuda y acogida sobrenaturales.
. La religión- estampita y los rezos, antes y después de haber echado fuera de ella las exigencias de la justicia, de la igualdad, del amor verdadero para sí y para el prójimo, de la sensatez, de la cordura, y haber provocado tantos escándalos –hoy que se sabe todo o casi todo-, les cierra las puertas al perdón y a la tranquilidad de conciencia, si a la vez no se correspondiera con el dolor de corazón, propósito de enmienda y la reparación exigida judicial y extrajudicialmente.
. Supongo que ideas tan catequísticas como estas constituirán el eje y el meollo de las conversaciones que nuestro protagonista mantendrá con el “director espiritual”, del que refieren las crónicas veraces, que es “religioso perteneciente a la Compañía de Jesús”. Es creencia común que en los centros penitenciarios no tengan acogida alguna los privilegios humanos y divinos. Vivir sin privilegios hacen viable, segura y digna la vida, aunque esta tenga que estar temporalmente privada de libertad.
. La religión, autocrítica, examen de conciencia, a solas o en compañía, reparación, y ejemplaridad, es lo que apodícticamente salva y redime, a la vez que explica y justifica la estancia en los centros penitenciarios en este caso y en los demás.
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. “Refugiarse” – de refugio- en la “religión”, entraña la idea de “acogida, ayuda protección, amparo y consuelo”, además de “lugar para resguardarse de algún peligro”. Y es que todos –todos- precisamos de cuantas ayudas nos puede prestar el vivir en comunidad, en sociedad y en familia, tanto civil como religiosa. Y no solo ni fundamentalmente por los méritos propios sino por imperativo de la pertenencia e integración en alguna, o en todas, de los colectivos citados.
. Pero acontece que, por multitud de sinrazones, determinados miembros de ellos, creen ser, o hacerse, dignos de regímenes o normas de vida, en las que “por ser Vos quienes sois”, puedan vivir, y vivan, por encima de todo y de casi todos. Los méritos a los que se acogen, o esgrimen, no siempre, ni mucho menos, son propios, sino ajenos. Pertenecen a sus “clases”, a sus “apellidos” o a los de sus familiares o amigos, por lo que la consistencia y perpetuación, son, de por sí, aleatorias y enclenques.
. Además de hacer entontecer, los egoísmos influyen poderosamente en que se viva en “el mejor de los mundos”, muy por encima de las posibilidades reales, y como compadecidos y apenados de que otros de sus grupos no hayan alcanzado categoría y reconocimiento similares. Los egoísmos hieren, y con frecuencia, hasta matan, toda capacidad de felicidad y ventura. Son anti- personas. Endiosan y colocan a los seres humanos al margen de la “pobretonería”, (¡¡) “en”, y “para” la que fueron creados y educados.
. En este contexto y sistema de valores y de vida, pensar que la religión invocada en la noticia como “refugio”, sea la solución ideal, ante los problemas que provocaron y provocan la privación de la libertad y tantas otras desdichas propias y ajenas, sobrepasan con creces las fronteras de la blasfemia, de la indignidad personal y de la indignación de parte de muchos congéneres.
. El desglose de que la religión cristiana es “dirección espiritual, rosario y “estampitas” de Vírgenes Blancas, Negras o Cobrizas, con símbolos marianos, carecen de fundamentos mínimamente cristianos. no es religión verdadera, por mucho que se crea, piense, imagine o se invente poseer, como “protección, ayuda y acogida sobrenaturales.
. La religión- estampita y los rezos, antes y después de haber echado fuera de ella las exigencias de la justicia, de la igualdad, del amor verdadero para sí y para el prójimo, de la sensatez, de la cordura, y haber provocado tantos escándalos –hoy que se sabe todo o casi todo-, les cierra las puertas al perdón y a la tranquilidad de conciencia, si a la vez no se correspondiera con el dolor de corazón, propósito de enmienda y la reparación exigida judicial y extrajudicialmente.
. Supongo que ideas tan catequísticas como estas constituirán el eje y el meollo de las conversaciones que nuestro protagonista mantendrá con el “director espiritual”, del que refieren las crónicas veraces, que es “religioso perteneciente a la Compañía de Jesús”. Es creencia común que en los centros penitenciarios no tengan acogida alguna los privilegios humanos y divinos. Vivir sin privilegios hacen viable, segura y digna la vida, aunque esta tenga que estar temporalmente privada de libertad.
. La religión, autocrítica, examen de conciencia, a solas o en compañía, reparación, y ejemplaridad, es lo que apodícticamente salva y redime, a la vez que explica y justifica la estancia en los centros penitenciarios en este caso y en los demás.
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