ROMANCES INCIERTOS
Que conste que yo llegué puntualmente a la cita. Era una cita poética. Es decir, con un escritor, que además y sobre todo, escribe y describe poesías. El “metro” y el autobús madrileños se comportaron con su habitual disponibilidad para que sus usuarios lleguen a tiempo a todas las citas,, por lo que sus retrasos apenas si fueron mensurables en esta ocasión… Pero aconteció que José Luis Martín, el poeta, había llegado antes que yo y había aprovechado los breves y sintéticos minutos para redactar ya un par de composiciones poéticas, que me enseñó, calentitas y recientes, transcritas en su libreta de manualidades.
José Luis, ex -colega de las ya añejas, pero siempre activas, tareas periodísticas, acaba de publicar un libro –otro, el tercero- de poesías. Lo intitula “Romances Inciertos- Caminos Imborrables”, en la editorial “Líber Factory”, de la que es obligatorio aseverar que cuida sus “productos” literarios con maestría envidiable. Sus 270 páginas son ejemplos de composición y de fácil y atractiva lectura.
En sus años mozos José Luis iba para cura, Seminarios diocesanos y noviciados religiosos fueron durante algún tiempo ideal y esquema de vida. Pero, como era poeta, y como antes del concilio Vaticano II , esta ubérrima y linda expresión evangelizadora, casi estaba prohibida, o al menos, no bien vista, “por” y “en” la Iglesia según referían los cánones, se casó –lo casé yo mismo- por la Iglesia con su actual esposa “Maritali” (para los amigos), y gracias sacramentales a tan mutua y libre decisión, José Luis puede firmar poesías como la recogida en la página 197 de sus “Romances Inciertos”:
“Vendrá su cuerpo con mi alma dentro,/su corazón con todos sus latidos lleno /, la sangre será roja y de sabor dulce/, en llanto pleno de dolor vestido/. Será su sonrisa risa y amor/, sus dedos de jugar inquietos/, sus ojos ahítos e insondables,/perdidos/ en el lúcido azul de la la mañana,/ Nacerá de dos cuerpos restañados,/ de unión comulgada y abierta,/ sembrada y roturada en el tiempo/, de sazón alcanzado en el amor y en la esperanza…”
Tener un amigo poeta es una bendición del Señor. Y más si define paradójicamente a sus libros como “romances inciertos y caminos imborrables”. Todos los “Romances”, “composición poética de origen español, o serie de versos de los que los pares tienen rima asonante y los impares quedan sueltos”, son ciertos. Certísimos Todos los caminos son imborrables. Así lo aseguran los santos evangelios literalmente poniendo en labios de Jesús su propia y personal definición de “Vida, Verdad y CAMINO”.
¡Enhorabuena, José Luis¡ y a seguir poéticamente imitando, interpretando y alabando “el vuelo de las mariposas”, sembrando de alegría “las caras propias y ajenas”, espantando “negruras de la noche y del día”, “viendo pasar el día y las cosas”, invocando a la “luz siempre y de por vida, para sí y para los demás”, en el marco cristiano y humano de “la alegría del vivir” y “hasta que te vi volando en la cima de la nube”.
José Luis, ex -colega de las ya añejas, pero siempre activas, tareas periodísticas, acaba de publicar un libro –otro, el tercero- de poesías. Lo intitula “Romances Inciertos- Caminos Imborrables”, en la editorial “Líber Factory”, de la que es obligatorio aseverar que cuida sus “productos” literarios con maestría envidiable. Sus 270 páginas son ejemplos de composición y de fácil y atractiva lectura.
En sus años mozos José Luis iba para cura, Seminarios diocesanos y noviciados religiosos fueron durante algún tiempo ideal y esquema de vida. Pero, como era poeta, y como antes del concilio Vaticano II , esta ubérrima y linda expresión evangelizadora, casi estaba prohibida, o al menos, no bien vista, “por” y “en” la Iglesia según referían los cánones, se casó –lo casé yo mismo- por la Iglesia con su actual esposa “Maritali” (para los amigos), y gracias sacramentales a tan mutua y libre decisión, José Luis puede firmar poesías como la recogida en la página 197 de sus “Romances Inciertos”:
“Vendrá su cuerpo con mi alma dentro,/su corazón con todos sus latidos lleno /, la sangre será roja y de sabor dulce/, en llanto pleno de dolor vestido/. Será su sonrisa risa y amor/, sus dedos de jugar inquietos/, sus ojos ahítos e insondables,/perdidos/ en el lúcido azul de la la mañana,/ Nacerá de dos cuerpos restañados,/ de unión comulgada y abierta,/ sembrada y roturada en el tiempo/, de sazón alcanzado en el amor y en la esperanza…”
Tener un amigo poeta es una bendición del Señor. Y más si define paradójicamente a sus libros como “romances inciertos y caminos imborrables”. Todos los “Romances”, “composición poética de origen español, o serie de versos de los que los pares tienen rima asonante y los impares quedan sueltos”, son ciertos. Certísimos Todos los caminos son imborrables. Así lo aseguran los santos evangelios literalmente poniendo en labios de Jesús su propia y personal definición de “Vida, Verdad y CAMINO”.
¡Enhorabuena, José Luis¡ y a seguir poéticamente imitando, interpretando y alabando “el vuelo de las mariposas”, sembrando de alegría “las caras propias y ajenas”, espantando “negruras de la noche y del día”, “viendo pasar el día y las cosas”, invocando a la “luz siempre y de por vida, para sí y para los demás”, en el marco cristiano y humano de “la alegría del vivir” y “hasta que te vi volando en la cima de la nube”.