“¡SE VENDEN IGLESIAS…!"

Sí, se venden iglesias, con claras e inconfundibles ofertas venales a lugares sagrados cristianos, en su diversificación de parroquias, templos, ermitas, santuarios, conventos, abadías, basílicas, monasterios y hasta catedrales. En toda clase de soportes publicitarios, y más en los dedicados a las compra-ventas, de bienes inmuebles, se exponen y pregonan mensajes, tomados al pie de la letra, como estos: “Se venden iglesias vacías”;”El templo románico de san X. convertido en restaurante de lujo”; “En la ermita de santa X. acaba de instalarse la Casa de la Cultura”; “Convertido en complejo deportivo, en lo que antes fuera la iglesia del santuario de san X., se ubica ahora una piscina”; “ De las torres y espadañas de parroquias y aldeas rurales desaparecen las campanas, convertidas después en chatarra”; “Éxito de público en la inauguración de un hotel de lujo del complejo abacial X, cuyo restaurante sirven los “monjes”; “En Alemania, entre católicos y protestantes, fueron 515 los templos- iglesias vendidos el año anterior”; “Centros comerciales y discotecas ocupan lugares que antes fueron sagrados”; “El porcentaje de reconversión de estos espacios en museos, es creciente en todos los países”; “Casas de salud y residencias geriátricas se instalan en seminarios y noviciados, a consecuencia de la falta de vocaciones para el estado religioso”; “En los próximos años, desaparecerán en España la mayoría de los palacios episcopales”; “ Se prevé que dentro de muy poco tiempo, - unos diez años-, echen el cierre un considerable número de las 7oo iglesias protestantes hoy abiertas al culto”; “En Edimburgo –Escocia- , una iglesia luterana es ahora un bar “ambientado”; “El sostenimiento de las iglesias en desuso, grave problema para los gobiernos y para sus propietarios” ;” En Inglaterra se cierran unas 20 iglesias al año”…

. Para los cristianos, y para los ciudadanos en general, el cierre de una iglesia, o su reconversión para otros menesteres, es un acontecimiento ciertamente emotivo, además de un deterioro y pérdida irreparable de su identidad y patrimonio histórico y artístico. La venta- reconversión arquitectónica de una iglesia llega a ser tan grave y notoria para la opinión pública, como la venta –adecuación cívico- política para la institución, ministros y representantes del gobierno de turno.

. El proceso de “des-religiosidad” de la sociedad, que se acrecentará aún más de aquí en adelante, responde a multitud de razones, cuya responsabilidad recae mayoritariamente en los propios ministros del culto, ajenos a las demandas de la verdadera relación con Dios, sobre bases de fidelidad al evangelio al servicio de la colectividad, con compromiso, sin etiquetas y excomuniones, y con exceso de intermediarios burócratas de “lo” sagrado.

. En términos generales, no es precisamente en los llamados “lugares sagrados” de cualquier opción religiosa en los que se celebra y se vive la relación personal y colectiva con Dios, sino en el templo de la laicidad del ejercicio de la profesión, del ocio, de la amistad, de la familia y de la naturaleza, al estilo de Cristo Jesús.

. Redescubrir el marco de la vida como auténtico templo de Dios, es aproximarse a la doctrina y al testimonio de Jesús en el evangelio, que precisamente no se distinguió por el cultivo y respeto a la Ley, y a quienes oficialmente la administraban, como negocio y modo de vida, por su pertenencia a una tribu o familia concreta.

. ¿A quien o a quienes,- jóvenes y mayores-, les satisfacen los programas y el organigrama de religiosidad impartidos hoy en los templos, a instancia de la pastoral y de la liturgia “oficial”? ¿Qué soluciones religiosas –“palabra de Dios”- se administran hoy en estos lugares, con posibilidades ciertas de que la Primera Comunión no sea, a la vez, la última, y de que motivaciones sociales no sigan inspirando y justificando en gran parte la recepción de otros sacramentos?

. Con honradez humana y divina, ¿pueden sentirse de verdad cristianos ejercientes quienes fundamentalmente lo son y los distinguen los signos de religiosidad que se enmarcan, cultivan, exhiben y predican hoy en los templos? ¿Pueden ser considerados todos estos ciertamente como lugares sagrados? ¿Los sacralizan sus riquezas y los privilegios ancestrales que todavía perduran y feudalmente reclaman determinadas familias o estamentos sociales?

. ¿Qué uso religioso se hace hoy de la mayoría de las catedrales y parroquias por esos pueblos de Dios? ¿Se comercializa en ellos también con el cielo, con la tranquilidad de conciencia de devotos y devotas, prevaleciendo la intención y el convencimiento de que “nosotros somos los buenos” y no los demás?

. La conservación de los templos –catedrales e iglesias- justifica toda clase de sacrificios, siempre y cuando sean y ejerzan de otras tantas referencias religiosas de cultura, de civilización, de ética y de conducta. Estos, y no otros “presupuestos”, serán los que imposibiliten su desahucio y su venta.

. A todos los escrupulosos, puntillosos y “escandalizables” católicos, apostólicos y romanos, no está de más recordarles que desgraciadamente la Iglesia, y las iglesias, se vendieron y se venden, como institución, así como con `ponderaciones estrictamente arquitectónicas…Capillas, oratorios, fundaciones, enterramientos, criptas, -para obispos y “benefactores”-, seos y sedes, tuvieron, y tienen, a veces, un precio, lo mismo político como eclesiástico.
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