"Hoy el 'río sin puentes' es el Mediterráneo "Ruta migratoria con Albania en el corazón: Tantos dineros. ¡Tantos para tanto dolor!… "
"Albania es clave en el mapa migratorio europeo. Estos días, corazón de alguna manera de Europa … Sueño con que la creación de ese extraterritorial centro de detención de migrantes en su país no sea la referencia (¡bien por la respetada justicia italiana!) para la política migratoria de ese país ni de Europa"
"No es de esa manera como debiera seguir creciendo el país que hasta hace poco era de los más pobres de Europa"
"No son buenas noticias estas para los que atraviesan los mares en viajes arriesgados – les va la vida en ello-buscando como defiende el Papa Francisco. Techo tierra y libertad"
"Ese centro no debiera ser ni siquiera posada de una mala noche ni mucho menos parada y fonda en las rutas migratorias"
"No son buenas noticias estas para los que atraviesan los mares en viajes arriesgados – les va la vida en ello-buscando como defiende el Papa Francisco. Techo tierra y libertad"
"Ese centro no debiera ser ni siquiera posada de una mala noche ni mucho menos parada y fonda en las rutas migratorias"
Recordar es pasar las cosas por el corazón. Entre otras cosas más serias ahora tengo tiempo para repasar y reposarme en fotos del pasado. Y me doy con de bruces – precisamente en estos días - con una que me dice un hotel en el corazón de la ciudad albanesa de Scutari que su casa es la mía.
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Hace pocos años visité los Balcanes, uno de los grandes focos migratorios de entonces. Nuestro viaje “migratorio” terminó precisamente en Albania. Con otros dos compañeros vivimos en Scutari, lugar del asesinato de dos beatos jesuitas que dieron su vida por el diálogo interreligioso entre cristianos y musulmanes. A escasos 25 kilómetros del actual centro de detención en de Gjadër.
Ahí se sitúa ahora la atención estos días por un inhumano proyecto entre el gobierno italiano y el albanés. Y costosísimo. No solo por infraestructura y mantenimiento sino por los gastos de viaje, transporte, llegada, salida etc. de los mismos. Y que en verdad no es más que una dura parada para los migrantes de las rutas migratorias en el Mediterráneo al “alcance” de autoridades italianas. No debiera constituirse en referencia de ningún país. Ni debiera ser parada ni posada. O, como el papa ha dicho en este contexto, «No podemos cerrar la puerta a los inmigrantes. Este centro “albano-italiano-europeo” le contradice con los hechos.
“The European dream ends here” se leía en una pancarta de unos pocos activistas por la paz a su llegada. Y otro título parece el adecuado según me envía un amigo leonés: “Europa se traiciona”.
Justo ahora, cuando hace 25 años, por medio de muchos jefes de Estado y Gobierno, entre ellos Italia, acababan de decidir la necesidad de caminar trabajando “hacia una unión de Libertad, Seguridad y Justicia” como una de las Conclusiones del Consejo de Tampere. Ahora muchos de ellos avalan esta postura de extraterritorialidad en Albania para echar fuera a los pobres que – en este caso - llegan cerca de las costas italianas para los que hay que mantener este tipo de centros, lejos de sus fronteras
Y por ahora –por desgracia- no acaba aquí su viaje, sino que como pobres peones en juego en el tablero de la errática política europea, los zarandean de un país a otro, entrando y saliendo del Centro o reportándolos a Italia esta vez por decisión de la justicia italiana. Cuestionando la violación de derechos humanos que supone su modelo migratorio y que parece seducir a países de la UE y a la misma Von der Leyen.
Previamente a visitar Albania comprobé la dolorosa ruta migratoria en los Balcanes cuando visité también un Kosovo vitalista. También allí había apiñadas familias albanokosovares que partían de la estación de Pristina hacia frontera de Hungría, atravesando Serbia y desde allí, con grandes inseguridades intentaban llegar Alemania. Muchas familias de kosovares abandonaban en esos meses el país más joven de Europa. La pobreza y la falta de oportunidades no eran las únicas razones.
Posteriormente visitamos Macedonia en momentos en que las fuerzas de seguridad en la frontera intentaban hacer frente también a una inmensa ola de cientos de migrantes que buscaban ingresar al país procedentes de Grecia. Muchas familias enteras de afganos, iraquíes, bangladesíes, paquistaníes y subsaharianos durmiendo en los andenes e inmediaciones de la terminal de Skopje casi a la vera del caballo de bronce del gran Alejandro Magno en el centro de la capital.
En Kosovo recuerdo que atravesamos el famoso puente de Mitrovica. Mi ruta la reseñé en algunas crónicas de viaje en distintos medios. Un puente significativo que dividía a los cerca de 75.000 habitantes albaneses de Mitrovica en dos partes una, en su mayoría, musulmanes y en otro lado serbios, cristianos ortodoxos. Y en el medio un puente que no servía para su fin. Todavía siguen planteándose si pueden cruzarlo automóviles. Separaba en vez de unir. Silencio, oscuridad y soledad en aquel atardecer cuando lo cruzamos a pie.
Mitrovica está dividida por el río Ibar. El puente que lo sortea es una metáfora permanente de la historia de Kosovo de la que el puente es la cicatriz que intenta unir dos pueblos, (o uno?) uno de cada lado, dándose la espalda, ignorándose y vigilándose mutuamente. Lo contemplábamos como una zona de trincheras, en sosiego intermitente por sus luchas étnicas y fratricidas .
Ese río ahora se ha hecho más “grande”. Hoy el “río sin puentes” es el Mediterráneo. Como si en Albania ese río fuera, y es, paradigma de un país que es punto crucial en el mapa migratorio europeo.Porque su ubicación estratégica en los Balcanes la convierte en un país de tránsito clave, especialmente para aquellos que buscan alcanzar Europa desde Asia, Oriente Medio o África. Ahí justamente están – ¿buscando ejemplaridad o propaganda?- dos centros de detención y deportación de migrantes. En las costas del Mediterráneo que cada vez tiene menos puentes y que sigue construyendo muros de todo tiempo, incluso en países ajenos con dineros propios como demuestra lo que hablo.
Como los Países Bajos cuando plantean hacer “puentes” para enviar a los africanos que piden asilo a Uganda. Dinamarca no está lejos de esto. Finlandia y Polonia ponen vallas y muros al derecho de asilo. Alemania no lo ve mal del todo si no fuera – en su caso- porque tendrían muchos emigrantes que enviar fuera.
"Y España con un presidente socialista, no está de acuerdo con este centro ni con esta respuesta, en un país – Albania- gobernado por otro presidente - ¡también socialista!-"
Y España con un presidente socialista, no está de acuerdo con este centro ni con esta respuesta, en un país – Albania- gobernado por otro presidente - ¡también socialista!-.
Estamos ante un proyecto que hará crecer la Inhumanidad. Precisamente un posicionamiento reciente del SJM indica la necesidad de recuperar la humanidad en referencia a esas naciones y otras. Que además critica cómo los fondos europeos están pésimamente invertidos en terceros países que conducen a graves violaciones de los derechos humanos ( como en Turquía). No solo por esto sino por otras consideraciones. queremos “que Europa vuelva a ser humana”.
Se trata de humanizar. Y esta tarea nos corresponde muy mucho también a los europeos. Recuerdo algo ya escrito también a propósito de la Europa visualizada como un puente destrozado: Ser humano es pertenecer a nuestra especie, pero a la vez es asumir unos valores propios como el reconocimiento del prójimo o del ciudadano vecino o lejano y su vulnerabilidad. O los valores de la compasión, la amabilidad, la afabilidad y la cordialidad entre otros. Todo aquello que lleva a decirnos que la definición de humano no se centra en mi ombligo: “Soy humano y nada humano pienso que me es ajeno” decía Terencio en “El atormentador de sí mismo”. Y eso está siendo contradicho ante casos de la actual situación de los emigrantes forzosos en los cuatro puntos cardinales de los que el centro de Albania es paradigma. Lo que nos lleva a veces a la degeneración como especie si no se despertara nuestra conciencia y nuestros sentido de pertenencia a los que llamamos ser humano.
No es extraño que resuene como último baluarte de humanidad la voz de Sócrates argumentando en el Gorgias que es mejor padecer injusticia que cometerla, mientras Calicles se negaba a escucharle. Aceptarla o rebelarse ante ella. La inhumanidad tiende a hacer, cada vez más, verdad lo primero. Me resisto. Me rebelo.
"Sueño con que la creación de ese extraterritorial centro de detención de migrantes en su país no sea la referencia ( ¡ Bien por la respetada justicia italiana ¡) para la política migratoria de ese país ni de Europa. Tantos dineros. ¡Tantos para tanto dolor!…"
Albania - como os digo - es clave en el mapa migratorio europeo. Estos días, corazón de alguna manera de Europa. Por eso sueño con que la creación de ese extraterritorial centro de detención de migrantes en su país no sea la referencia (¡Bien por la respetada justicia italiana!) para la política migratoria de ese país ni de Europa. Tantos dineros. ¡Tantos para tanto dolor!…
No es de esa manera como debiera seguir creciendo el país que hasta hace poco era de los más pobres de Europa.
No son buenas noticias estas para los que atraviesan los mares en viajes arriesgados – les va la vida en ello-buscando como defiende el Papa Francisco. Techo tierra y libertad.
Ese centro no debiera ser ni siquiera posada de una mala noche ni mucho menos parada y fonda en las rutas migratorias