Gafas para no ver a las mujeres
Todas las sociedades patriarcales, es decir todas las sociedades, han tenido la obsesión de regular el comportamiento y el vestido de las mujeres para que estuvieran controladas. Las religiones, que forman parte del sistema, han seguido esa corriente apoyándola con textos sagrados y afirmando que era la voluntad de Dios.,
Lo más curioso es que cuando la sociedad se ha hecho más paritaria, muchas religiones siguen defendiendoel viejo sistema. El islamismo es un ejemplo típico de esta actitud en la que también entra el catolicismo pero hoy, en este post, quiero hacer referencia a los judíos ultra ortodoxos. En un esfuerzo para mantener una estricta observancia, este grupo, ha separado a los sexos en los autobuses, en las aceras y en los parques públicos de sus barrios pues su interpretación de la Torah, prohíbe el contacto entre varones y mujeres, fuera del matrimonio.
Anuncios en las vallas exhiben mujeres cubiertas hasta el cuello, con blusas con mangas hasta las muñecas y faldas largas que es la vestimenta apropiada y los extremistas atacan a las que no siguen este código. El pelo, que parece ser lo más erótico de la mujer ¡quién lo diría!, lo llevan afeitado y se colocan una peluca para salir a la calle En el barrio ortodoxo de Jerusalén se ven unos escaparates con fabulosas pelucas que ya han sido amonestados, por algunos rabinos, que consideran son demasiado bellas. Las mujeres tienen que ir feas para no fomentar la tentación.
Pero hay algo nuevo que me ha hecho reír. Ahora son los varones a los que se ofrece una posibilidad que facilite su eros: deben llevan unas gafas especialesque nublan la visión, siempre que deban estar junto a mujeres que consideren estar vestidas incorrectamente. Unas patrullas de “modestia” las venden por las calles, cuestan 6 euros y permiten ver de cerca para poder seguir la vida, pero tras este espacio de 4 metros se ve todo borroso. Los que tienen por su trabajo que vivir fuera de los barrios ortodoxos también pueden utilizar capuchas o viseras que limiten la visión.
No me gusta “el ojo por ojo y el diente por diente” pero ya era hora que sean los varones los que estén sometidos a un régimen incómodo. Ahora a lo mejor se dan cuenta de lo impositivas, pesadas e inútiles, que son estas cargas.
Lo más curioso es que cuando la sociedad se ha hecho más paritaria, muchas religiones siguen defendiendoel viejo sistema. El islamismo es un ejemplo típico de esta actitud en la que también entra el catolicismo pero hoy, en este post, quiero hacer referencia a los judíos ultra ortodoxos. En un esfuerzo para mantener una estricta observancia, este grupo, ha separado a los sexos en los autobuses, en las aceras y en los parques públicos de sus barrios pues su interpretación de la Torah, prohíbe el contacto entre varones y mujeres, fuera del matrimonio.
Anuncios en las vallas exhiben mujeres cubiertas hasta el cuello, con blusas con mangas hasta las muñecas y faldas largas que es la vestimenta apropiada y los extremistas atacan a las que no siguen este código. El pelo, que parece ser lo más erótico de la mujer ¡quién lo diría!, lo llevan afeitado y se colocan una peluca para salir a la calle En el barrio ortodoxo de Jerusalén se ven unos escaparates con fabulosas pelucas que ya han sido amonestados, por algunos rabinos, que consideran son demasiado bellas. Las mujeres tienen que ir feas para no fomentar la tentación.
Pero hay algo nuevo que me ha hecho reír. Ahora son los varones a los que se ofrece una posibilidad que facilite su eros: deben llevan unas gafas especialesque nublan la visión, siempre que deban estar junto a mujeres que consideren estar vestidas incorrectamente. Unas patrullas de “modestia” las venden por las calles, cuestan 6 euros y permiten ver de cerca para poder seguir la vida, pero tras este espacio de 4 metros se ve todo borroso. Los que tienen por su trabajo que vivir fuera de los barrios ortodoxos también pueden utilizar capuchas o viseras que limiten la visión.
No me gusta “el ojo por ojo y el diente por diente” pero ya era hora que sean los varones los que estén sometidos a un régimen incómodo. Ahora a lo mejor se dan cuenta de lo impositivas, pesadas e inútiles, que son estas cargas.